España es otro eslabón débil de la cadena imperialista

En ese país opresor, la legislación reaccionaria condena hasta 4 años y medio de prisión y una multa de por lo menos 600 euros a quien participe en una manifestación contra el régimen. Por ofender al sistema con sus cánticos, raperos de izquierda como Pablo Hasél, han sido condenados a dos años de prisión. La llamada «ley mordaza» que amenaza la poca libertad de expresión por internet, desde 2014 acecha y censura los contenidos en la web imputando delitos por expresarse contra los capitalistas y sus gobernantes, «apoyar» organizaciones señaladas de terroristas u organizar manifestaciones online, con penas de cárcel de más de 4 años.

Este ha sido un país del imperialismo Europeo, pero oprimido por los más ricos y poderosos, por medio del capital financiero de países como Alemania, aliado a la reaccionaria corona española; las nacionalidades subyugadas en España son pisoteadas por regímenes y una legislación sanguinaria. Desde la guerra civil española 1936-1939 el fascismo puso toda la fuerza para aplastar el progreso revolucionario de la sociedad. Posteriormente se impuso una macabra alianza para mantener un régimen dictatorial como el franquista, de 1939 a 1975.

Los imperialistas europeos y el capitalismo no fueron la solución para un pueblo luchador como el español. Hoy la crisis económica mundial del capitalismo, cobra con creses a las masas, las consecuencias de la existencia de este sistema en descomposición.

La deuda pública española con el capital financiero imperialista, se come el equivalente al 100% de lo que produce el país. Este territorio también está en las garras de las odiadas aves de rapiña, invasoras y extorsionistas de todos los pueblos del mundo. Esas hienas asegurarán que el Estado lacayo y opresor pague con creces lo que le han prestado, cargando todo el peso de la crisis en hombros de los obreros. La legislación que antes era cosa común en países oprimidos semicolonialmente por el imperialismo, hoy también pisotea a los obreros españoles con la misma crueldad y todo ello tiene como finalidad someter al indómito pueblo para que acepte las leoninas condiciones del zángano sistema financiero europeo.

De la gigantesca deuda no tienen culpa los obreros, pero sí el sistema de explotación asalariada y el capital monopolista, rescatados los bancos desde el 2012, a costa de apretar la soga a los oprimidos y explotados, dejándolos sin techo, sin empleo y hasta sin vida, porque tal situación es la principal responsable de la ola de suicidios masivos de ex trabajadores por toda Europa.

En los países imperialistas de ese importante continente no se veían tan claras las lacras que trae este sistema, hasta la crisis económica del capitalismo mundial que estalla en el 2008, desnudando las llagas del sarnoso capitalismo: un sistema que su ley absoluta es la acumulación y concentración del capital, a costa del aumento, en la misma proporción, de la miseria oficial. El bienestar creado allí esquilmando a otros pueblos, fue un oxígeno temporal que no duró mucho, porque la dominación política de los imperialistas no puede cambiar la tendencia histórica de descomposición de su sistema oprobioso, que marcha inexorablemente a la tumba, arrastrando con él a la sociedad en su conjunto, que si lo pudiésemos comparar con algo más gráfico, sería como los ritos fúnebres en los antiguos imperios milenarios, donde se enterraban vivos a los esclavos, para que siguieran a su amo hasta la muerte.

La clase obrera en España, sacrificada por este sistema, debe encontrar en la ciencia de la revolución proletaria: el marxismo leninismo maoísmo, el faro de su dirección revolucionaria hacia el socialismo y el comunismo. Ahí está el aspecto principal del atraso y la causa de fondo, del por qué una sociedad también madura para la revolución como la española no avanza, aun contando con una clase obrera tan vital, capaz y aguerrida para cumplir su misión histórica.

La clase obrera de los países europeos, donde yace una de las más mezquinas y calculadoras facciones del imperialismo, deben poner en el blanco a su propia burguesía, pues solo acabarán las consecuencias de este sistema inhumano y expropiador si atacan el mal de raíz, se liberan golpeando todo el poder del capital en su territorio y lo hacen con todos los oprimidos del mundo que padecen bajo ese yugo.

Finalmente, reacción política del imperialismo en toda la línea y en todos los órdenes es un hecho también en los propios países de la Unión Europea como España, lo cual confirma que la subyugación, la intensificación de la opresión sobre este país y sus nacionalidades, no tiene otra solución que la Revolución Proletaria mundial. En los Estados multinacionales como España, sólo el socialismo y la dictadura del proletariado pueden proporcionar la base material para la igualdad nacional, la plena libertad de separación o de unión de las naciones, y la libertad de las naciones a existir como Estados independientes. Por esto el problema de la independencia, la libertad y la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas en España, es un problema que solo se puede resolverse con el socialismo.

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