
El 10 de noviembre se cumplió un mes desde el alto el fuego ordenado por el gobierno de los Estados Unidos, apenas decretando una pausa al genocidio que las fuerzas asesinas israelíes cometen sobre el pueblo palestino con el apoyo y la anuencia, primero de los propios Estados Unidos que son los que ordenan, aprueban o desaprueban lo que hace el mal llamado «Estado» de Israel; y segundo, por los demás países poderosos del planeta, quienes no hicieron absolutamente nada para impedir el asesinato en masa en Gaza.
La situación del pueblo palestino sigue siendo demasiado crítica, primero por los bloqueos permanentes de las fuerzas genocidas israelíes quienes impiden la llegada de la mayoría de suministros para el pueblo palestino, escudándose en un «incumplimiento» de Hamas a los acuerdos al no haber entregado todos los cuerpos de los rehenes muertos, una condición absolutamente absurda, desproporcionada, toda vez que son cuerpos que en su mayoría están bajo los escombros de miles de toneladas provocados por los bombardeos de los propios sionistas; y segundo y sobre todo, porque no pueden ser comparables unos cuerpos de personas ya muertas, con la muerte por hambre y desatención de cientos de miles de palestinos que pueden ser salvados con alimentos y medicinas.
Y como si eso no fuera suficiente, ahora se empeora todo con el fuerte invierno que llega sobre el territorio de la Franja de Gaza. Dice la Defensa Civil que:
«se necesitan al menos 250 mil tiendas de campaña para proporcionar refugio temporal a la población. Con la llegada del invierno en toda su fuerza, el sufrimiento de los ciudadanos aumenta y la tragedia humanitaria se agrava. Nuestro pueblo vivió dos años de guerra genocida y un sufrimiento humano sin precedentes que incluyó la negación de agua, alimentos, refugio y atención médica, una tragedia que se esperaba que terminara con el alto el fuego. Sin embargo, ahora la situación es la misma y el sufrimiento continúa porque Israel no cumple sus obligaciones de permitir la entrada de ayuda, alimentos, medicinas, materiales de construcción y suministros para refugio».
El cese al fuego en Gaza ordenado por los Estados Unidos, se mostró ante los ojos del mundo como una acción benévola de Trump para lograr la paz en Asia Occidental y buscar una salida rápida a la campaña de aniquilamiento del pueblo palestino, pero la realidad es que ese paso dado por el asesino Trump representa fundamentalmente un triunfo de la lucha internacional de los pueblos en solidaridad y respaldo a la causa palestina. Seguramente en los cálculos de los reaccionarios no estaba contemplada la posibilidad de que en todo el mundo se llevaran a cabo miles de movilizaciones que tendían a multiplicarse cada vez más, y mucho menos, que estas movilizaciones tomaran la forma de huelgas generales como las que se llevaron a cabo en Italia y el Estado Español, que junto con otras, comenzaban a marcar el futuro inmediato de esa lucha internacional, precisando así un cambio prodigioso hacia los bloqueos económicos a grandes empresas imperialistas.
De igual manera, el ascenso vertiginoso hacia una condena mundial y exigencia de castigo al asesino Netanyahu, estaba tomando unos ribetes demasiado peligrosos para el plan de los yanquis con su perro de presa, Israel. Ya no solo era la orden de captura contra Netanyahu por sus crímenes, sino la adhesión a ese llamado que varios países estaban haciendo a esa condena, presionados por la fuerza mundial contra el genocida, y para nadie en el mundo es un secreto, que detrás de lo que hacen los sionistas, está la orden directa de los Estados Unidos. Con Netanyahu condenado y apresado, el blanco rápidamente se dirigiría hacia el responsable mayor: los Estados Unidos, un escenario, para nada despreciable en los cálculos de sus contrincantes en la arena imperialista.
Y a esa correlación de fuerzas, hay que sumarle la división del propio pueblo judío, de quienes una gran parte ya se estaba movilizando en contra de su propio «Estado» y en no pocas partes el pueblo judío estaba calificando de genocidio lo que hace el ejército sionista contra el pueblo palestino. Al fin de cuentas, no todo el pueblo judío ve con buenos ojos el exterminio de otro pueblo, pues en su memoria no pueden dejar de reflejar lo que sufrieron en carne propia a manos de los nazis.
Dicho plan de paz jamás había sido parte de la campaña de los sionistas, quienes tienen un solo propósito y se concreta en la expulsión del pueblo palestino para apoderarse absolutamente de todo su territorio y así avanzar en su reaccionario plan de la «gran nación judía». Aunque en el terreno, los sionistas podrían tener el enorme poder militar y la capacidad de arrasar en poco tiempo e invadir y asesinar al pueblo palestino, no era menor el riesgo que tenían en ciernes y de la misma manera rápidamente podría convertirse en un factor decisivo, y no solo llevarlos a tener que retroceder en su plan de arrasar con todo y apropiarse de todo, sino que podía darse la posibilidad de que la fuerza internacional creciera tanto que lograría proteger y sobre todo consolidar la causa palestina, pues es un hecho que se volvió un símbolo de lucha contra lo más reaccionario de la sociedad.
La jugada de Trump fue obligada por los riesgos y para nada con el gusto de Netanyahu; pero el perro hace lo que ordena su amo, así tenga muchas ganas de voltear el hocico y morderlo. Y la realidad de los sionistas en la región es que sus contradicciones con los países árabes persisten, pueden agudizarse y poner en alto riesgo sus planes, como por ejemplo, los ataques militares de Israel a Qatar, quien es un «socio» muy cuidado por los Estados Unidos; o las divergencias con Arabia Saudí, con quienes discrepan abiertamente frente al derecho de que los palestinos tengan su propio Estado y territorio. Recientemente el reaccionario ministro de finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, expresó respecto a la posibilidad de normalizar las relaciones con Arabia que: «si eso implica el establecimiento de un Estado palestino […] son libres de seguir montando en camello si así lo desean».
Por ahora, el plan de Trump, logró su propósito principal de bajarle la temperatura a la movilización mundial en apoyo al pueblo palestino y reducir el llamado hacia la condena a Netanyahu, pero el dolor de los palestinos no ha cesado en lo más mínimo, y esa situación junto con la fragilidad del cese al fuego, pueden dar fácilmente el giro hacia una retoma del camino de tierra arrasada que es lo que quiere Netanyahu.
¿Cómo garantizar el mejor apoyo al pueblo palestino? No confiando en las jugadas de los imperialistas y estando preparados organizando desde ya acciones mayores en su apoyo, así, nada dependerá de los imperialistas, sino de la poderosa fuerza de los pueblos del mundo.






