Desde Revolución Obrera, órgano de expresión de la UOC (MLM) expresamos nuestra solidaridad con el pueblo del Ecuador y específicamente con los familiares y amigos del niño Steven Medina (11 años) y de los jóvenes Ismael Arroyo (14 años), Saúl Arboleda (15 años) y Josué Arroyo (14 años), secuestrados por el Ejército Ecuatoriano el 8 de diciembre del año pasado en Las Malvinas, sur de Guayaquil y trasladados posteriormente hasta el manglar de Taura- Guayas, donde fueron encontrados incinerados en una zona pantanosa, aproximadamente a 50 kilómetros de sus casas. En el momento se encuentran 16 soldados en prisión preventiva vinculados a esta brutal masacre.
La respuesta del pueblo ecuatoriano fue magnífica frente a este atropello por parte del gobierno terrorista de Daniel Noboa Azín, que se ha impuesto a sangre y fuego contra las masas del Ecuador. Para ello cuenta con el asesino ministro de Defensa Gian Carlo Loffredo, un sionista pro-Israel que no ha dudado en imponer mano de hierro contra las masas de ese país. Los vecinos del barrio Las Malvinas convirtieron la despedida de los 4 jóvenes en una gran manifestación de rechazo contra el terrorismo de Estado. En medio del profundo dolor por el asesinato de estos muchachos cuyo único “crimen” fue jugar al futbol, el pueblo recorrió las calles de Guayaquil partiendo desde el barrio empobrecido de Las Malvinas. Cada féretro partió desde la casa de cada uno de los jóvenes y se unieron en una gran marcha fúnebre en la que no faltó la música afro y los cantos contra el gobierno de Daniel Noboa.
Condenamos este abominable crimen, sin importar si los gatilleros fueron miembros del Ejército o de las mafias de narcotraficantes porque al final, ambos pertenecen a la médula del podrido Estado ecuatoriano. Este criminal hecho sólo merece el repudio del proletariado y del pueblo a nivel mundial. La única forma de detener la política criminal del terrorismo de Estado en Ecuador, que no se limita al asesinato de estos cuatro jóvenes, es persistir en el trabajo de los revolucionarios por concretar la unidad, la organización y la lucha directa de las masas populares contra las clases enemigas del pueblo, la burguesía, los terratenientes e imperialistas de toda calaña. No es poniendo la otra mejilla o confiando en las podridas instituciones del Estado ecuatoriano como se van a detener los atropellos contra el pueblo. Hoy más que nunca se requiere de la acción audaz de los revolucionarios para organizar las masas trabajadoras, que con el proletariado a la cabeza sabrán llevar a cabo las acciones de lucha directa que tendrán por objetivo la derrota definitiva de las clases enemigas del pueblo y del viejo Estado del Ecuador.
La sangre derramada, jamás será olvidada y se convertirá en abono para la Revolución que la sociedad ecuatoriana necesita.