Como fruto de las medidas «anti-recesión» implementadas por el presidente Macri en Argentina, dentro de las que están los llamados «tarifazos», con lo cual han incrementado los costos de todos los servicios públicos, se han dado a la par los despidos masivos que han afectado a muchos sectores industriales de dicho país.
Entre ellos se encuentran los trabajadores de la metalúrgica Siam, en la cual se han ejecutado por parte de la empresa un plan de «retiros voluntarios» y una serie de despidos masivos sin justa causa.
En el mes de septiembre ajustaron 84 despidos y en el transcurso de octubre y lo que va de noviembre han cesado trabajadores del turno de la tarde, primero 40 y está última semana 20 obreros más. Todos ellos sin justa causa y de manera arbitraria. Ante esta situación los trabajadores de Siam han optado por la lucha contra los despidos y por el reintegro; a la vez que están en la brega por unir los conflictos de diferentes sectores donde la lógica ha sido igual: despidos y represión.
Esa última, la represión, ha sido ejecutada por parte del gobierno mediante oficiales de policía llegando a la infamia de ponerlos dentro de la planta. ¡Estando en los puestos de trabajo, comedores e incluso en los vestidores! ¡Cómo si fueran presos! Esto como medida para amedrentar y desmovilizar a los trabajadores que ya la semana pasada hicieron un paro al interior de la planta los días lunes, martes y miércoles.
En «todo lado se cuecen habas». Esta situación se repite por todo el mundo: el capital, por medio de sus administradores, los gobiernos, toma medidas para salvaguardar sus ganancias y acrecentarlas de ser posible. Todo obviamente a costa de la vida de los trabajadores. A los cuales, aquí y allá solo nos queda el mismo camino: la unidad para la lucha, la solidaridad para fundir los lazos de clase y nos sigue haciendo falta la organización para preparar y llevar a cabo la revolución socialista que frene la arremetida del capital y dirija los esfuerzos en una sola vía.
Un camarada de Cali