El 7 de octubre se cumple el primer año del genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel y sus aliados imperialistas contra Palestina y su pueblo luchador. El genocidio no inició el 7 de octubre del 2023. Desde el 15 de mayo de 1948 que se instauró el Estado de Israel por medio de la violencia reaccionaria, los sionistas iniciaron una campaña permanente de exterminio contra el pueblo árabe palestino, un ataque a los pueblos semitas de la región. Se apropiaron de su territorio, de sus riquezas, expulsaron por medio de la violencia de la Nakba o la “catástrofe” a miles de familias; se cuentan entre 700.000 a 900.000 los palestinos que fueron expulsados de sus hogares, además de los más de 13.000 que fueron asesinados. Israel tiene un parto lleno de muertes árabes palestinas y sus manos están untadas de sangre de miles de familias que estaban asentadas en esas tierras. Desde el inicio de la ocupación de Israel sobre Palestina, el ente sionista se configuró como el perro de presa de los imperialistas estadounidenses en el Medio Oriente. Los sionistas aprovecharon que los judíos fueron las víctimas durante el holocausto nazi para sacar partido de la situación y generar el apoyo de diferentes países que se solidarizaron con ese pueblo y aprobaron la creación del Estado de Israel. Sin embargo, los sionistas sacaron ventaja de esa situación y desterraron de sus tierras al pueblo palestino por medio de la violencia más cruel y brutal para establecer su régimen de apartheid o de segregación racial contra el pueblo árabe palestino.
El 7 de octubre del 2023, diferentes fuerzas de resistencia del pueblo palestino llevaron adelante la «Operación Diluvio de Al-Aqsa», en la que cientos de militantes ingresaron a Israel, golpearon objetivos militares y retuvieron soldados y algunos civiles que ya han venido siendo intercambiados por presos palestinos detenidos ilegalmente. Ese día, los sionistas respondieron con la ejecución de la «Directiva Hannibal», un protocolo que consiste en que las genocidas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tienen carta blanca para asesinar a sus propios compañeros y a civiles de Israel para evitar ser capturados por bandos enemigos. Es decir, que las cifras de personas asesinadas ese día que son mostradas sin ninguna verificación por los sionistas y sus medios prepago de comunicación, realmente son producto en una gran proporción, de las propias balas de las FDI. En resumen, los sionistas en cabeza del carnicero asesino Benjamin Netanyahu dieron la orden a sus fuerzas armadas para que asesinaran a sus propias tropas y lo que es peor, a civiles de Israel indefensos que no lograron escapar de las balas de las FDI. De ahí para adelante, los sionistas e imperialistas pro yankees han tenido falsos argumentos -como las supuestas violaciones sexuales, por ejemplo- para intensificar y profundizar lo que han venido haciendo por décadas: cometer un genocidio contra el pueblo Palestino, ocupar territorio que no les pertenece para apropiarse de todo tipo de recursos.
Sobre el genocidio, hay que decir, que es una arremetida brutal de los sionistas de Israel que ya deja más de 40.000 palestinos asesinados, de los cuales la mayoría son niños y jóvenes indefensos. Las fuerzas que resisten legítimamente en Palestina son tachadas de terroristas por los sionistas, imperialistas y demás reaccionarios a nivel mundial. Que más quisieran los dueños del capital que se lucran con este genocidio que poder establecer su ocupación sin ningún tipo de resistencia a los crímenes contra el pueblo que están cometiendo desde 1948, e incluso antes, desde que los ingleses se establecieron en esas tierras para dominar en forma de colonia esa parte del Medio Oriente a través del Mandato británico de Palestina. Sin embargo, la desproporción de fuerzas y armamento es descomunal. A eso se le suma que los principales blancos de ataque de los sionistas son los civiles desarmados, los niños, mujeres y hombres que no tienen forma de defenderse de los bombardeos, de los ataques químicos, de la hambruna, de las muertes por el intenso frio del invierno. Los blancos de los sionistas son las escuelas que son usadas como refugio de los desplazados; son los hospitales y centros de salud donde el personal médico trata con las uñas de salvar las vidas de los heridos; son las universidades, mezquitas, iglesias, edificios y todo tipo de viviendas donde se puedan refugiar los civiles desarmados. Los sionistas asesinan principalmente mujeres y niños porque quieren acabar con la descendencia del pueblo palestino. Destruyen los archivos y bibliotecas porque quieren acabar con la historia palestina. Los máximos antisemitas a nivel mundial son los sionistas.
Todo esto sucede ante la mirada de organismos y demás países imperialistas que en el papel y por medio de acalorados pronunciamientos dicen defender los Derechos Humanos establecidos por la burguesía, pero que en los hechos no mueven un dedo para detener el genocidio, como en el caso de Rusia y China, potencias militares, que, junto a los países árabes de la región, podrían actuar militarmente para oponerse en los hechos al accionar del bloque pro yankee. Más han hecho los hutíes de Yemen con sus limitados recursos, que los imperialistas y países ya nombrados que cuentan con amplias capacidades económicas y militares.
Este genocidio ya representa la derrota moral de los sionistas, que se ahogan en medio del rechazo del pueblo a nivel mundial. Las movilizaciones no han parado en diferentes partes del globo terráqueo, unas más masivas que otras, unas más combativas que otras. Pero al final, demuestran la repulsa generalizada de las masas oprimidas y explotadas contra el genocidio que comete Israel sobre Palestina. Muchos artistas, políticos, intelectuales, se han pronunciado contra el genocidio. Las acciones de boicot contra las empresas que producen las armas para Israel por ejemplo, no paran en los diferentes países donde se encuentran establecidos. El boicot contra las empresas capitalistas que patrocinan el genocidio no para con diferentes acciones que van mucho más allá del no consumo y que trascienden por medio de mítines, ocupaciones, hackeos, entre otras. Se han presentado huelgas y bloqueos en los puertos marítimos donde se encuentran los barcos que transportan las armas con las que se intensifica la ocupación y el genocidio de Israel sobre Palestina, entre otras acciones valerosas de la clase obrera que se opone a esta carnicería humana. A nivel mundial se crearon con diferentes nombres, comités de apoyo al pueblo palestino que organizan y promueven este tipo de acciones directas que no se deben detener. El rechazo contra el genocidio no debe parar, por el contrario, se deben intensificar las acciones de protesta.
Palestina es una muestra viva de que se necesita una nueva Internacional Comunista basada en el marxismo leninismo maoísmo, que sea capaz de dirigir la resistencia y ofensiva de las fuerzas revolucionarias contra el sionismo y el imperialismo mundial. Estamos con la resistencia armada del pueblo palestino, con su intifada contra los genocidas ocupantes. Los comunistas revolucionarios tienen grandes tareas ante sí, una de ellas es que en la propia Palestina, en medio de su lucha por la liberación nacional, se logre conformar un Partido Comunista Revolucionario que dirija con acierto la Guerra Popular que libere a las masas de las cadenas de la opresión sionista e imperialista, conquistando su autodeterminación como pueblo árabe semita, defendiendo la nación Palestina que, más temprano que tarde, se pueda establecer como un Estado Socialista defendido por el pueblo en armas. ¡Sólo el pueblo salva al pueblo! y en Palestina se concreta en persistir en la lucha contra el ocupante sionista a la vez que se briega a construir el Partido de la clase obrera cimentado en la ciencia del proletariado, el mlm que es la guía para la acción verdaderamente revolucionaria.