Publicamos el siguiente escrito de un asiduo seguidor del portal, quien nos plantea una discusión muy importante en estos momentos en los que, ante el tratamiento criminal del régimen a la rebelión popular, es necesario tomar una posición con respecto a los que ejecutan directamente las ordenes de la dictadura uribista; puesto que dependiendo de la actitud que adopte el proletariado revolucionario, y por tanto las tareas prácticas que se derivan de ello, podrá garantizar el triunfo o derrota de la lucha revolucionaria de las masas.
En ese sentido nos parece muy importante y necesaria la discusión que el compañero plantea; al respecto la Unión Obrera Comunista (mlm) tiene una posición sustentada en la Línea Militar para la Revolución Proletaria en Colombia la cual invitamos a conocer y reestudiar.
Daremos respuesta al compañero, pero por ahora publicamos el documento para invitar a participar en el debate que sirva para elevar el nivel de comprensión de los obreros conscientes y activistas revolucionarios.
Compañeros de Revolución Obrera, reciban un fraternal saludo.
En el artículo A los Soldados y Policías Rasos, ¡Es Justo Rebelarse!, publicado el pasado 10 de mayo en su Portal Digital, se hace un correcto llamado a estos miembros de la Policía y el Ejército para que se rebelen y desobedezcan las órdenes de sus superiores cuando los envían a disparar y atentar contra las masas desarmadas, todo en el marco del actual Paro Nacional Indefinido.
Sin embargo, en un aparte dice: «Los llamamos a ustedes, policías y militares rasos y de rangos medios, a desobedecer a sus superiores, porque ustedes pertenecen al pueblo y no están obligados a obedecer órdenes injustas» (negrilla mío). Considero que la frase subrayada es un error frente a la concepción que se tiene de las fuerzas armadas del Estado burgués-terrateniente. La policía, el ejército, la marina, aviación, «inteligencia» y demás, no pertenecen al pueblo y sus miembros, por muy rasos que sean, tampoco lo son.
Dichas instituciones son el brazo armado del Estado opresor y sus miembros son desclasados, pues, a pesar de provenir en su gran mayoría de las filas del pueblo –especialmente los soldados y policías a los que va dirigido el artículo–, al enrolarse en esas fuerzas armadas defienden en la práctica, a sangre y fuego, los intereses de las clases dominantes y su podrido Estado burgués-terrateniente. Por lo tanto, a pesar de recibir un salario –como lo hace cualquier ministro del régimen, por ejemplo–, no pertenecen al pueblo, entendido este último como la clase obrera y las capas arruinadas y medias de la pequeña burguesía.
Para el marxismo, lo que define la pertenencia a una clase social de un individuo está relacionado con su posición frente a los medios de producción: si es propietario de estos, será un burgués o terrateniente; si no lo es, será un proletario u obrero moderno. Aunque existen otras clases, esas dos son las fundamentales del capitalismo.
Además de eso, en Feuerbach oposición entre las concepciones materialista e idealista (capítulo I de La Ideología Alemana), C. Marx y F. Engels explican que «Los diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una lucha común contra otra clase». En ese sentido, policías y militares, sin importar su extracción de clase, hacen migas con el Estado burgués-terrateniente para actuar como un solo cuerpo contra las masas oprimidas y explotadas; por eso son desclasados y, mientras no se retiren de dichas instituciones armadas o volteen sus fusiles contra el poder del actual Estado criminal, se les debe dar el trato de enemigos, tomando acciones de masas tendientes a neutralizarlos o derrotarlos.
La realidad es que las fuerzas armadas burguesas se alimentan a diario de cientos de jóvenes de la clase obrera que ven en dichas instituciones una «salida» a su situación de pobreza y marginamiento social, y que, al no tener conciencia de clase, no ven problema alguno en engrosar y pertenecer a esos organismos asesinos del pueblo.
A esta situación se le suma la ausencia de un Partido político del proletariado que podría realizar trabajo sistemático entre las filas del enemigo, para dividirlas y neutralizar a muchos de sus elementos o, incluso, para lograr que varios de ellos defiendan los intereses de la clase a la que pertenecían antes de ingresar al ejército o a la policía, y volteen sus armas contra el Estado de los explotadores.
La tarea de crear conciencia de clase entre las filas del enemigo recae en los revolucionarios, el elemento consciente. Hoy hay magníficas condiciones para hacerlo, pues en medio del Paro General Indefinido que se vive en Colombia, espontáneamente (sin intervención de los comunistas) existen muchas expresiones de inconformidad en miembros de la policía y el ejército en contra de las órdenes que están recibiendo por parte de sus superiores para masacrar al pueblo, ante lo cual, Revolución Obrera debe darle mayor publicidad y elevar las denuncias para generalizarlas en toda la tropa.
Eso es lo que pienso sobre el artículo en mención. Sé que este es un debate de gran importancia entre los comunistas y que actualmente se da en diferentes medios, pues de allí se derivan líneas burguesas pacifistas –que por supuesto no es la que ustedes manejan– que en medio de las manifestaciones llaman a abrazar y fraternizar con los policías asesinos y violadores de mujeres; es decir, a confiar en este podrido Estado burgués.
Si estoy equivocado en algo me gustaría que me lo hicieran saber para elevar el nivel de comprensión y unidad frente a este importante aspecto.
Fraternalmente,
F
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