Don Raúl ha muerto. El coronavirus apagó su vida, pero su espíritu indomable seguirá viviendo en la memoria del pueblo, porque se convirtió en un símbolo de la resistencia de los padres que han perdido a sus hijos, víctimas de una política de Estado despiadada, desplegada por el narco Álvaro Uribe y su Ministro de Defensa, el tahúr Juan Manuel Santos, para mostrar resultados de la “Seguridad Democrática”. Hoy se sabe fueron por lo menos 6402 asesinatos extrajudiciales de jóvenes presentados como dados de baja, que no tenían nada que ver con la guerrilla, que no estaban en ningún combate y fueron asesinados a sangre fría por miembros del Ejército para obtener permisos y prebendas.
En el caso de Don Raúl, su hijo Raúl Antonio Carvajal Londoño, un soldado de extracción campesina que se desempeñaba como cabo del Batallón Ricaurte de Bucaramanga, fue asesinado por miembros del Ejército porque “me mandaron a matar a dos muchachos para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate y yo no los quise matar”, según relató su padre. En septiembre de este año se cumplen 15 años del asesinato del joven soldado y la desaparición de la nuera y la nieta de Don Raúl.
Don Raúl valientemente durante estos años dedicó su vida a denunciar a los asesinos de su hijo y en su cara le dijo a Álvaro Uribe que él era el responsable. Así mismo denunció muchas veces que había cientos de soldados asesinados, no por la guerrilla sino por el mismo Ejército por negarse a cumplir las órdenes de los altos mandos militares, para quienes, decía Don Raúl, los hijos del pueblo, que son la mayoría de los soldados, no les valía nada su vida.
Don Raúl ha muerto, y los culpables aún no han pagado, pero su entereza es un ejemplo que sigue animando a quienes el régimen criminal les arrebató sus seres queridos. ¡Cumpliremos Don Raúl! el pueblo ha dicho basta y ahora se prepara para cobrarle al Estado de los explotadores por todos los crímenes que ha cometido; especialmente para cobrarle a este régimen que sigue en su carnicería, asesinado a la juventud que ha osado levantarse y luchar. ¡Es hora de tumbar al régimen y establecer un gobierno de obreros y campesinos! ¡Es hora de cobrar la sangre derramada!