Rosa Luxemburg y la lucha contra el oportunismo

Rosa Luxemburg y la lucha contra el oportunismo 1
La camarada Rosa Luxemburg en 1910.

Este 15 de enero se cumplen 104 años del asesinato de la líder revolucionaria Rosa Luxemburg. Prestos están a manchar su memoria los oportunistas vende obreros, las feministas burguesas y los socialdemócratas reformistas, a pesar que Rosa había luchado durante toda su vida contra el oportunismo en el seno del movimiento obrero; que denunció al feminismo como una fuerza política burguesa y rechazaba encasillarse en la lucha “puramente femenina”; y que los socialdemócratas fueron los que dieron la orden a las Freikorps para que le destrozaran el cráneo y su cuerpo fuese arrojado a un canal de Berlín. No debe sorprendernos, ya Lenin decía que después de muertos los líderes revolucionarios son convertidos -por obra de los agentes de la burguesía- en meros “íconos inofensivos”. Pero es nuestro deber luchar contra esta muestra de hipocresía burguesa vertida desde distintos frentes y reivindicar el pensamiento y acción comunistas de Rosa Luxemburg.

Uno de los aspectos que caracteriza a Rosa Luxemburg es su ferviente lucha contra el oportunismo. Desde 1898 cuando se vincula al movimiento socialdemócrata alemán comienza a poner su intelecto en polemizar contra las posiciones reformistas y oportunistas que se estaban generalizando en el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). En un artículo publicado en laSachsische Arbeiterzeitung, Luxemburg cuestiona la política oportunista, la cual se basa en “sacrificar los principios básicos de la lucha de clases por ventajas momentáneas”. Los oportunistas de esa época le llamaban a su táctica: “el arte de lo posible”; hoy le llaman “realpolitik”. Y es que ese sacrificio de los principios por las ventajas del momento parece ser la característica de todos los partidos “comunistas” de palabra y oportunistas en los hechos, los cuales no ven problema en marchar a la cola de los capitalistas “progresistas” y su programa con tal de obtener algunos ministerios y puestos en el Estado burgués. La camarada Luxemburg nos advertía al respecto:

“La suposición de que podemos conseguir un número más grande de éxitos haciendo concesiones se basa en un completo error […] NO cedemos ni una pulgada de nuestra posición, forzamos al gobierno y los partidos burgueses a que nos concedan unos éxitos inmediatos que pueden ser ganados. Pero si empezamos a correr detrás de lo que es posible de acuerdo con los principios del oportunismo, indiferentemente de nuestros propios principios, y por los medios de un estadista, trocarlos; entonces nos encontraremos pronto en la misma situación del cazador que no solamente ha dejado escapar al ciervo sino también que ha perdido su arma en el proceso”. 1

Pero el “arte de lo posible” como táctica oportunista no era una enfermedad que sólo padecía la socialdemocracia alemana, sino que se había expandido al movimiento socialista de otros países. En 1899, el “socialista” francés Alexandre Millerand fue nombrado ministro de Comercio e Industria de un gobierno capitalista. Luxemburg hizo un brillante análisis sobre esta cuestión. Los oportunistas franceses decían que el socialismo tenía la fuerza para penetrar en las instituciones capitalistas y “apropiarse de estas”, a lo que Rosa les responde: El único método con el que podemos lograr la realización del socialismo es la lucha de clases”, puesto que “el gabinete ministerial no es, en general, un campo de acción para un partido en la lucha de clase del proletariado” y les recuerda a los oportunistas franceses que “el carácter de un gobierno burgués no está determinado por el carácter personal de sus miembros, sino por su función orgánica en la sociedad burguesa. El gobierno del Estado moderno es esencialmente una organización de la dominación de clase cuya función reguladora es una de las condiciones de existencia del Estado de clase”, lo que le lleva a concluir: “la entrada de los socialistas en un gobierno burgués no es, como se cree comúnmente, una conquista parcial del Estado burgués por los socialistas, sino una victoria parcial del Partido Socialista por el Estado burgués2

¿En dónde más hemos escuchado estas palabras que repetían los falsos “socialistas” en Francia de que era posible “apropiarse de las instituciones”? ¡Ah, sí, en boca del Partido “Comunista” Colombiano! El cual, demostrando su política oportunista, hace parte de un gobierno de coalición capitalista y cuenta con ministros “comunistas” (que fueron conquistados por el Estado burgués diría Rosa) en las carteras del Trabajo y la Cultura. 3 Como vemos, la lucha del ala revolucionaria contra la oportunista en el movimiento obrero es de vieja data.

Para esos años, Rosa publica una de sus principales obras ¿Reforma o Revolución? Esta obra era una respuesta crítica a las posiciones revisionistas vertidas por el jefe oportunista alemán Eduard Bernstein, el cual había renegado de los principios del marxismo en una serie de artículos en Die Neue Zeit y en su libro Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia, en donde planteaba que el partido marxista debía ser un partido “de reforma democrática socialista” y debía sólo enfocarse en obtener “ventajas inmediatas” para la clase obrera, y por tanto, abandonar aquella idea de la conquista revolucionaria del poder. ¿Cuáles eran los medios que proponía el oportunista Bernstein para la obtención de esas “reformas graduales”? La lucha meramente sindical, la participación en los parlamentos y buscar la “democratización política del Estado” (esta última ha sido tan esgrimida por el mamertismo colombiano en el actual gobierno del Pacto Histórico que es increíble que esta idea ya haya estado presente en la mente de otros oportunistas hace 123 años).

Luxemburg responde de manera brillante en su libro a las teorías oportunistas de Bernstein, lo que hace de ¿Reforma o Revolución? una obra de cabecera para todo militante comunista. Allí nos dice que, por su carácter de clase, el revisionismo u oportunismo no es sino una generalización teórica hecha desde el punto de vista del capitalista aislado, el cual “no propone eliminar esas contradicciones mediante una transformación revolucionaria. Quiere disminuir, atenuar las contradicciones capitalistas. Por tanto, la posición del oportunismo en relación a las contradicciones que emergen del modo de producción capitalista es la de atenuar estas contradicciones en lugar de aprovecharlas para avanzar en la lucha de clases. La contradicción entre el trabajo y capital sería resuelta al mejorar las condiciones de la clase obrera y mantener unos sectores intermedios (pequeña burguesía); la contradicción entre el Estado burgués y el pueblo trabajador sería resuelta con la “democratización del Estado” y el aumento del sector público. Así razonan los oportunistas, pero no los revolucionarios.

Esa búsqueda de atenuar las contradicciones capitalistas por parte del oportunismo lo hemos visto en Colombia, y más reciente en el pasado estallido social, donde los revisionistas fueron los que más insistieron en desmovilizar a las masas que se lanzaron a luchar en las calles, hay que “buscar una salida democrática a la crisis” 4 decían, mientras los revolucionarios proponían una salida revolucionaria 5 .

Esta lucha contra el oportunismo fue constante en la camarada Rosa Luxemburg hasta el final de sus días. Cuando en 1914 estalla la Guerra Imperialista, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) decide votar a favor de los créditos de guerra en “defensa de la patria”. Le siguieron los partidos de Francia e Inglaterra. Esto significó un balde de agua fría para el ala revolucionaria de estos partidos, en donde se situaba Rosa. Ya que era la más clara muestra de traición y oportunismo por parte de un partido que se decía “socialista”. Apoyar la respectiva burguesía en una guerra de rapiña imperialista significaba abandonar en los hechos el principio del internacionalismo proletario y abrazar el nacionalismo burgués. Luxemburg publicó algunas obras denunciando este social chovinismo tales como El Folleto Junius y las Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional.

En estos tiempos de guerra imperialista en Ucrania y ad portas de una posible tercera guerra mundial imperialista, estas palabras de Rosa Luxemburg son más que vigentes: La meta final socialista sólo será alcanzada por el proletariado internacional si le hace frente en toda la línea al imperialismo y en un supremo esfuerzo y con máxima abnegación pone como norte de su política práctica la consigna: «guerra a la guerra», en otras palabras, o la revolución detiene la guerra o la guerra desata la revolución.

En un nuevo aniversario luctuoso del asesinato de la camarada y maestra del proletariado internacional, Rosa Luxemburg, hagamos el mayor homenaje que puede recibir y es el de continuar con la lucha consecuente contra el oportunismo en todas sus variantes (reformismo, socialchovinismo, etc.), al tiempo de que fortalecemos la organización y movilización de las fuerzas de la clase obrera para avanzar hacia la revolución social.

1 https://www.marxists.org/espanol/luxem/1898/9/opor.htm 

2 https://www.marxists.org/espanol/luxem/1899/xx/mill.htm 

3 https://www.revolucionobrera.com/actualidad/ministra-de-trabajo/ 

4 https://www.revolucionobrera.com/actualidad/los-falsos-comunistas/ 

5 https://www.revolucionobrera.com/editorial/gobierno-de-los-obreros-y-campesinos/ 
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