LA GRAN REVOLUCION CULTURAL PROLETARIA (Parte 4)
Comienza la crítica a los más grandes revisionistas en el Partido
Tsi Pen-yu editor de Bandera Roja publica un escrito llamado “Patriotismo o derrotismo” 1
donde detalladamente acusa de revisionismo a Liu Shao-chi a partir de un recuento de su influencia desde 1950. En este artículo se esbozaba una crítica a su influencia burguesa cuando promovió una película donde animaba a los reformistas a luchar por la unificación del país en esa época, se le critica su tendencia al apoyo de la economía privada en la industria y la agricultura, la tendencia a hacer compromisos con el Japón y luego con el Kuomintang, de oponerse al Gran Salto Adelante, de cumplir un papel negativo en el Movimiento de Educación Socialista, su papel en la orientación de los Grupos de Trabajo (Cincuenta Días), entre otras; dichas críticas ya habían sido hechas por los guardias rojos, pero no se habían publicado en un órgano nacional.
1 Revista Pekín Informa No 15, 10 de abril de 1967. Citado en Historia de la revolución cultural proletaria en China de Jean Daubier. Edición siglo XXI.
Parte de la crítica a Liu Shao-chi se refería a un escrito de su autoría titulado “Para ser un buen comunista” o “La teoría del perfeccionamiento individual del comunista”, el cual fue considerado revisionista debido a que le da calidad de tendencia izquierdista y dogmática, a la lucha de opiniones que solo pretende buscar problemas en todo, planteando que se presenta izquierdismo en la lucha excesiva, existencia de la manía de la lucha, una costumbre de rechazar todo compromiso etc. Si bien fue escrito en 1939 se reeditó en 1962 con algunos cambios que se veían más acomodados para mostrar que no era “sano” criticar a quienes dirigían el Estado salvaguardando su propia posición y la de sus protegidos. Su reedición no fue una casualidad ya que en el año de 1962 se dio la lucha pública contra el revisionismo de Jhruschev en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética; en realidad buscaban eliminar la crítica para hacer concesiones a los revisionistas, de ahí que para esta época, fuese considerado Liu Shao-chi como el Jhruschev chino.
Una desviación izquierdista
A pesar de la lucha contra la “contracorriente de febrero” los antiguos miembros que la instigaron permanecieron en sus puestos de trabajo; ello llevó a que una parte del Grupo Encargado de la Revolución Cultural se fueran más a la izquierda al buscar el responsable de dicha situación, por lo que unidos en contra de quien consideraban un gran conciliador atacaron a Chou Enlai. Los miembros del Grupo Encargado de la Revolución Cultural vieron en el primer ministro una actitud conciliadora con varios altos miembros criticados por las masas, ante lo cual éste no había tocado el tema en ningún momento e incluso había mantenido una postura pasiva ante la exigencia de retirarlos de sus cargos. Es allí donde sale una corriente “extremista o dura” dentro del Grupo Encargado de la Revolución Cultural cuyos principales responsables eran:
- Wang Li. Cuadro del ex comité municipal de Pekín encargado del aparato de propaganda.
- Kuang Feng. Apoyó la conformación del Tercer Cuartel General contra la línea divisoria de linaje.
- Tsi Pen-yu. Sostuvo el Tercer Cuartel General de Guardias Rojos, escribió contra Liu Shao-chi y contra Peng Chen. Estos tres hombres eran redactores del diario Bandera Roja.
- Lin Kie era el cuarto integrante de la línea dura del GERC
Estos cuatro hombres dentro del Grupo Encargado de la Revolución Cultural proponían reemplazar o apartar de sus cargos a los ministros Chen Yi y Tan Chen-Li (agricultura) y a todo cuadro considerado derechista; tal tendencia atacó por supuesto a Chou En Lai, primer ministro de la República Popular China. Pero a pesar de tener argumentos no consideraban la serie de sucesos que implicaban el reemplazar de tajo a los responsables del nivel central del Partido y de la administración, lo que conllevaría a que los cuadros intermedios se pasaran al lado contrario y no rectificaran sus posiciones, sino que las reforzaran, al tratar de defenderse del ataque generalizado; ello hubiera ampliado la masa de cuadros con responsabilidad que se pasarían a la oposición, por sus condiciones materiales y formación bajo el dominio de los revisionistas, peligro que no tenía en cuenta la posición izquierdista y que afectaría al país con un desbarajuste económico y la anarquía. De tal forma que la solución planteada por los dirigentes fue la de limitar, controlando la influencia política e ideológica de algunos dirigentes ya identificados, pero no separarlos de sus cargos de responsabilidad, procurando rescatar lo susceptible de ser rescatado e ir aislando a los elementos perniciosos y recalcitrantes.
La actitud de los izquierdistas finalmente los aisló del movimiento de masas en la Revolución Cultural. Por su lado, la derecha se preparaba para resistir a las orientaciones contraponiendo masas contra masas.
El incidente de Wuhan
Wuhan era una ciudad que aglomeraba a Hankow, Hanyang y Wuchang. En ella tenían su posición fuerte los seguidores de Tao Chu; en dicha locación se crearon organizaciones de masas enormes dirigidas o influenciadas por los opositores, una de ellas se llamó “El millón de héroes” de tendencia conservadora que se enfrentaba con otras organizaciones de masas como el Cuartel General Obrero de tendencia revolucionaria; ambas organizaciones el 19 de junio de 1967 chocaron de forma violenta evidenciándose que el comando militar apoyaba a la organización conservadora, y presentándose algunas escaramuzas durante un mes. Al ver esto, el Partido decide enviar a tres dirigentes para remediar la situación: Chou Enlai, Wang Li y Sie Fu-che; posteriormente quedaron en la ciudad estos dos últimos, quienes en la reunión con el comando militar de Wuhan manifestaron que el ejército no podía inmiscuirse en asuntos de grupos y que fue incorrecta su actuación en apoyo a “el millón de héroes”. Dicho esto, los dirigentes opositores resolvieron aislarlos y atacarlos en su residencia en la ciudad lo que produjo graves tensiones entre el nivel local y nacional del Partido. Amparada en el apoyo de un comando militar, la organización de masas conservadora se lanzó al ataque en la ciudad para eliminar a sus opositores obreros del Cuartel General, lo que provocó una batalla campal que duraría varios días y que fue tergiversada por la prensa burguesa extranjera como guerra civil en el seno de China. Este incidente fue concientizado y re-direccionado con el pronunciamiento oficial del Partido, del Comité Central, la Comisión Militar, el Grupo Encargado de la Revolución Cultural y Mao Tse-tung, quienes abogaron por encontrar en los hechos lo correcto, en no condenar a quienes estaban desorientados y confundidos y en permitir que fuese una política justa y no un individuo y sus seguidores quienes dictaran el que hacer; se buscó orientar mediante las lecciones aprendidas en el escrito de Mao sobre cómo resolver las contradicciones en el seno del pueblo.
Los incidentes en Cantón
La situación en Wuhan dio pie para que los extremistas dentro del Grupo Encargado de la Revolución Cultural propusieran un cambio en la dirección del ejército, porque para ellos Wuhan demostró que existían seguidores del camino capitalista en sus mandos. Esta posición desconocía que lo de Wuhan tenía unas raíces históricas relacionadas con la influencia de los derechistas ganada poco a poco en dicha ciudad, desconocía igualmente la formación dada al Ejército Popular de Liberación en cuanto a la educación y discusión en su base, y los esfuerzos realizados para vivir en condiciones y sin perder el vínculo con las masas obreras, del cual luego los revisionistas chinos echaron mano, ya que al separar a las masas del ejército y el hacerlo cada vez más “moderno y profesional” garantizaban tener un arma en sus manos para fomentar su dominio, lo cual se evidenció luego de la muerte de Mao con la detención de los líderes del Grupo Encargado de la Revolución Cultural.
En Cantón al igual que en Wuhan los seguidores del camino capitalista tenían una fuerte influencia lograda a partir de una división en fracciones de la clase obrera, los estudiantes y la población en general. Para fortalecer su posición ante la Revolución Cultural se autoproclamaron los seguidores más fieles a Mao y constituyeron un Comité de Alianza Revolucionaria. Al conocer que parte del Grupo Encargado de la Revolución Cultural se había pronunciado por destituir a miembros del ejército no vacilaron en ir ganando posiciones para un futuro enfrentamiento y bajo su influencia usaron la consigna de los extremistas para sus propios fines, que consistía en generar confusión y ganar en río revuelto; por este motivo, procuraron que las organizaciones de masas se pronunciaran por la destitución del jefe militar de la zona llamado Huang Yong-cheng quien era apoyado por Chou Enlai que ya tenían en su mira los extremistas. Al hacer esto los oposicionistas o revisionistas aprovecharon la posición de los extremistas para azuzar una lucha armada entre diversas organizaciones lo cual lograron parcialmente. Una vez más para aclarar la situación, los órganos centrales del Partido y el Estado se pronunciaron sobre los incidentes; Mao Tse-tung llamó a corregir los errores del ejército y a tener confianza en el mismo; se firmaron unos acuerdos entre los delegados de las diversas fracciones en que estaba dividida la ciudad para resolver todo por métodos proletarios y no reaccionarios encaminado a favorecer la unidad; las organizaciones fueron disueltas para conformar una donde pudieran expresarse y limitar la influencia de grupo para conformar la Gran Alianza de Provincia. Posteriormente, después de estudiar lo sucedido durante este periodo, los responsables de generar confusión mediante llamados irresponsables conocidos como extremistas, fueron expulsados del Grupo Encargado de la Revolución Cultural iniciando con ello una campaña contra el ultra-izquierdismo en las provincias.
Como se pudo apreciar durante este período de la Gran Revolución Cultural Proletaria, se evidenciaron los métodos de trabajo burgueses en las filas de las masas laboriosas, y la lucha por parte de los elementos proletarios del Partido contra tendencias de derecha e izquierdista para mantener la dirección del movimiento.