Sí, hoy hace 98 años, en 1924, fallecía el gran maestro del proletariado, Vladimir Ilich Lenin, dirigente de la revolución proletaria en Rusia e indiscutiblemente del Movimiento Comunista Internacional. Desde muy joven abrazó la ciencia de la revolución proletaria mundial, el marxismo, cuyo profundo conocimiento le permitió aplicarlo a las condiciones de Rusia, además de desarrollarlo, siendo el leninismo parte de esta ciencia, como un todo, junto al posterior aporte del camarada Mao-Tsetung.
Sí, grandes e importantes obras contribuyeron a desarrollar el poder de los sóviets en la otrora Rusia zarista. Su ¿Qué Hacer? Permitió luchar contra el populismo y el economicismo y construir el Partido Comunista, la organización de vanguardia por toda Rusia con la que tanto soñó y con la que hoy, como él, soñamos los comunistas revolucionarios.
Su Desarrollo del Capitalismo en Rusia, el estudio de la realidad rusa, junto a la solución de los asuntos de táctica como Dos Tácticas de la Socialdemocracia Rusa, le permitieron, sentar las bases para avanzar en la revolución proletaria en este enorme país al cual, el zarismo y el imperialismo lo tenían sumido en el más profundo atraso y miseria.
Con El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo, el insigne maestro del proletariado contribuyó desde aquellos tiempos, a comprender cómo el capital ya había dado el paso hacia su propia etapa de destrucción y acabose. Es decir, si Carlos Marx y Federico Engels habían descubierto la clase de los sepultureros del capital, Lenin acababa de ponerle el clavo de la inevitabilidad de su destrucción, en lugar de la imbatibilidad que le encuentran gentes sin futuro como los burgueses, terratenientes e imperialistas de ayer y de hoy.
Por el contrario, los dignos herederos de Lenin, estamos convencidos, la derrota definitiva del imperialismo es inevitable, mientras la derrota en el país de los sóviets, junto al socialismo en China y su Gran Revolución Cultural Proletaria, es temporal y relativa. Esta es una verdad de a puño, pues para las propias masas de obreros y campesinos, la experiencia de estos países ya es parte del legado socialista que ellas mismas ayudaron a construir y aprendieron a defender, por lo cual, la suerte está echada.