En un contexto de crisis social y política en Colombia, la Marcha del Hambre se erigió desde hace 58 años, como un acontecimiento decisivo en la historia de la lucha del Magisterio colombiano por sus derechos y condiciones laborales, de ese modo, el magisterio del Magdalena decidió iniciar una marcha a pie hacia Bogotá, con el objetivo de exigir el pago de sueldos atrasados y reivindicar la dignidad de su profesión.
Esas fueron las principales causas que llevaron a esta movilización masiva, pues las condiciones eran cada vez más precarias ante la falta de pago de sus salarios, que acumulaban deudas de hasta 10 meses, asunto que indudablemente atentaba gravemente su subsistencia y la de sus familias, esto acompañado de la indiferencia y falta de atención del Gobierno Nacional hacia las necesidades del magisterio, lo que evidenció una crisis en el sistema educativo y un desprecio de la labor docente
Ante estas condiciones y como parte de la lucha no solo por el pago de sus salarios, sino también por la dignificación de la profesión docente y el reconocimiento de los derechos de las mujeres en el ámbito educativo, se desarrolló la Marcha del Hambre, la cual comenzó el 24 de septiembre de 1966, con la participación de un gran número de docentes que recorrieron más de 1,600 kilómetros a pie, sin importar el terreno ni el clima se movilizaron bajo la consigna: «por Colombia, por la educación hasta la muerte»
El contexto entonces de la Marcha del Hambre y su nombre mismo no estuvo ligado a que los manifestantes dejaran de consumir alimentos durante su lucha, sino a la situación ante el no pago de salarios: el hambre cundió los hogares, las tiendas les negaron y cerraron los créditos, los almacenes no los atendían en cuanto se enteraban de que eran maestros; era una situación sin salida, que originó, el 26 de marzo de 1966 -antes de la Marcha del Hambre- un paro ante el incumplimiento de los acuerdos pactados siete meses antes. En esta lucha se destacaron reivindicaciones como la ampliación de los dineros para la educación, la profesionalización de la carrera docente, un estatuto docente, la nacionalización de la educación y la abolición del Concordato y del Convenio de Misiones. Sin embargo, este paro fue revocado en el mes de abril bajo la orientación de FECODE, y desde ese momento se empezaría a configurar lo que desencadenaría como la Marcha del Hambre en el mes de septiembre, esto teniendo en cuenta que desde el magisterio del Departamento del Magdalena se decidió no seguir la orden del sindicato y continuó la lucha, desencadenando este hito en la historia de la lucha del magisterio, que hoy día requiere ser recordado, reconocido y emulado tanto por el magisterio, como por todo el pueblo colombiano, haciendo ver que la lucha independiente es la forma de conquistar las justas reivindicaciones de los trabajadores.
Y así fue, en concreto la Marcha del Hambre logró poner en el centro del debate público las condiciones de trabajo de los educadores, generando un nuevo nivel de conciencia acerca de la importancia de la educación y dejando como resultado el reconocimiento de las luchas del Magisterio y la conquista de mejoras en salarios y condiciones laborales.
A 58 años de la Marcha del Hambre, la recordamos como el hito que no solo transformó la lucha del Magisterio colombiano, sino que también dejó una huella imborrable en la historia de la educación en el país y sigue siendo símbolo de resistencia y unidad en la búsqueda de una educación pública de calidad, gratuita, científica y digna para el pueblo colombiano. Pero también deja un legado acerca de la importancia de la solidaridad de clase, pues en medio de esta lucha, fueron varios los sectores que se manifestaron a favor, incluso declarando al magisterio del Magdalena como huéspedes de honor por donde pasaban; asimismo, la participación decidida de las mujeres en la marcha que influyó en la percepción social sobre el rol de las educadoras, y destacó su importancia en la lucha por sus exigencias y la dignificación de la profesión docente.
Reivindicamos la valiosa lucha que hace 58 años el magisterio colombiano, y en particular el magisterio de Magdalena desarrolló por la defensa de sus derechos, ese es el camino que las masas laboriosas necesitan seguir para garantizar la conquista de sus reivindicaciones, camino que se concreta en las asambleas populares por doquier, para que sea el pueblo, desde abajo, el que decida su plan de lucha y movilización y la dirección de su movimiento, uniendo las luchas del pueblo en una sola, para que las condiciones de los desposeídos pasen de ser la simple retórica de unos cuantos, a la acción revolucionaria de masas que garantice, las condiciones de vida que los trabajadores en el campo y la ciudad merecen, y mejore las condiciones de lucha en contra del acomodamiento a este sistema y por una sociedad donde los que producen dirijan todo.