Canto de Venganza, escrito en las murallas de la Escuela Domingo Santa María
Se cumplieron 115 años de la masacre de los obreros y pobladores de Iquique, criminal acto perpetrado por el Estado oligárquico burgués chileno contra los trabajadores levantados en lucha por modestas y más que justas reivindicaciones. Este crimen contra la clase obrera permaneció oculto durante mucho tiempo cubierto por el silencio de la historia oficial, solo hasta las décadas de 1960 y 1970 fue dado a conocer ampliamente lo que sucedió un 21 de diciembre de 1907.
El 14 de diciembre de 1907 los trabajadores salitreros dieron inicio al movimiento por reivindicaciones salariales y mejora a las oprobiosas condiciones a las que eran sometidos por las compañías explotadoras del mineral nitrato de sodio o salitre como lo llaman en Chile.
Ante la negativa de los patronos a negociar con el movimiento, los trabajadores se declararon en huelga, el movimiento fue en ascenso, llegando a sumar aproximadamente 23.000 obreros y pobladores, lo que paralizó la industria salitrera de la región.
Las compañías inglesas rechazaron negociar con los obreros y el gobierno declaró ilegal el movimiento, decretando restricciones a la libertad de tránsito y ordenó a los huelguistas abandonar la ciudad y desocupar la escuela Domingo Santa María, sitio de concentración de los trabajadores.
Ante la negativa de los huelguistas, el Ejército, comandado por el General Roberto Silva Renard ejecutó las órdenes, tanto de los capitalistas como del Estado Chileno, disparando contra los obreros, pobladores y sus familias. Las fuerzas militares asesinaron aproximadamente 3600 trabajadores, mujeres, niños y población en general ese día. Ese día la huelga terminó, pero la lucha del movimiento obrero y sindical chileno siguió creciendo.
Para más información consultar https://revolucionobrera.com/efemerides/santa-maria-de-iquique/
Estos luctuosos hechos dejan claro que a pesar de los reveces, solo mediante la organización y lucha de los obreros en su partido político independiente se puede organizar la lucha para enfrentar al Estado asesino y los parásitos burgueses.
Los proletarios jamás olvidaremos a nuestros mártires y seguiremos colocando los clavos en el féretro del podrido sistema capitalista, pues solo sepultándolo podremos conducir a la humanidad hacia el brillante futuro del socialismo y el comunismo.
Relato
(Fragmento de la Cantata de Santa María de Iquique – compositor Luis Advis)
Si contemplan la pampa
y sus rincones,
verán las sequedades del silencio,
el suelo sin milagro y oficinas
vacías, como el último desierto.
Y si observan la pampa
y la imaginan
en tiempos de la industria del salitre,
verán a la mujer
y al fogón mustio,
al obrero sin cara, al niño triste.
También verán
la choza mortecina,
la vela que alumbraba su carencia,
algunas calaminas por paredes
y por lecho, los sacos y la tierra.
También verán
castigos humillantes,
un cepo en que fijaban al obrero
por días y por días contra el sol,
ni importa si al final
se iba muriendo.
La culpa del obrero, muchas veces,
era el dolor altivo que mostraba;
rebelión impotente ¡una insolencia!
la ley del patrón rico es ley sagrada.
También verán
el pago que les daban,
dinero no veían,
sólo fichas:
una por cada día trabajado
y aquella era cambiada
por comida.
¡Cuidado con comprar en otras partes!
De ninguna manera se podía
aunque las cosas fuesen más baratas.
Lo había prohibido la Oficina.
El poder comprador de aquella ficha
había ido bajando con el tiempo,
pero el mismo jornal seguían pagando.
Ni por nada del mundo un aumento.
Si contemplan la pampa
y sus rincones
verán las sequedades del silencio.
Y si observan la pampa
como fuera,
sentirán,
destrozados, los lamentos.
Canción letanía
(Fragmento de la Cantata de Santa María de Iquique)
Murieron
tres mil seiscientos,
uno tras otro.
Tres mil seiscientos mataron,
uno tras otro.
La Escuela Santa María
vio sangre obrera,
la sangre que conocía
sólo miseria.
Serían
tres mil seiscientos
ensordecidos.
Y fueron tres mil seiscientos
enmudecidos
La Escuela Santa María
fué el exterminio,
de vida que se moría
sólo alarido.
Tres mil seiscientas miradas
que se apagaron.
Tres mil seiscientos obreros
asesinados.
Un niño juega en la Escuela
Santa María.
¿Si juega a buscar tesoros qué encontraría?
Un comentario
Un suceso trágico, un momento doloroso para una patria chilena, que desde 1907 hasta 2024 se seguirá recordando, y que esa burguesía chilena con el poder de los militares inconcientes y degradados en su moral anti social, sean capaces de asesinar vilmente a sus hermanos chilenos, como hasta la fecha lo siguen haciendo, no merecen ningun respeto de parte del mundo. Más bien se les ve con desprecio y malediciencia. Que no tienen la culpa la soldadesca que solo obedece órdenes. Pues una excusa tan falsa y vil como sus actos viles.
Viva el Chile de Recabarren!
Viva el Chile de Allende!
Viva el Chile de los chilenos que lo defienden ofrendando sus vidas!