El 15 de febrero se conmemora el 50 aniversario de la muerte de Jorge Camilo Torres Restrepo, conocido como el Cura Guerrillero, un apelativo que no corresponde a la realidad por cuanto Camilo fue en realidad un gran Tribuno Popular.
Nacido en el seno de una familia burguesa, traicionó a su clase para entregar su vida a la lucha por la liberación. Murió a los 37 años en una aventura inútil creyendo que de verdad el Ejército de Liberación Nacional – ELN, hoy en conversaciones de paz con los centenarios enemigos del pueblo, buscaba «liberar al pueblo de la explotación de las oligarquías y del imperialismo». Y creía ingenuamente, que esa organización de la pequeña burguesía «no depondrá las armas mientras el poder no esté totalmente en manos del pueblo.» Así lo manifestó en su último Mensaje al Pueblo Colombiano.
Fue exaltado por la pequeña burguesía como el cura guerrillero, sin embargo, Camilo no alcanzó a combatir. Su actividad como maestro revolucionario —co-fundador de la facultad de sociología de la Universidad Nacional y primera en el continente—, su entrega a lucha de los obreros y campesinos, su enérgica condena a las desigualdades sociales y a la opresión política de los explotadores, su actividad política como gestor del Frente Unido del Pueblo, le acarrearon el odio de las clases dominantes y el cariño sincero de las masas y de todos los revolucionarios. Camilo se convirtió en un Tribuno del Pueblo y en un adalid de su Unidad, gestor de la Alianza Obrero Campesina, fuerza principal de la revolución social.
Siendo sacerdote y no comunista, deslindó campos con la cúpula eclesiástica, declarándose amigo de los comunistas y condenando el anticomunismo. Para él, por encima de las diferencias ideológicas primaba el interés supremo de la revolución social: “El deber de todo Cristiano es ser revolucionario, y el del revolucionario hacer la revolución”.
Pese a provenir de una familia burguesa, repudiaba a los falsos representantes de los obreros y del pueblo, al punto que en una ocasión se comparó con el jefe vendeobrero de la Confederación del Trabajo Colombiana – CTC, Raquel Mercado, proveniente de familia obrera: «usted y yo, solo tenemos una cosa en común: ambos somos traidores de nuestra clase.«
Camilo murió muy joven. Su muerte prematura e inútil es una consecuencia del aventurerismo de la pequeña burguesía que hoy muestra la otra cara —la de la renuncia a la lucha y la claudicación ante los enemigos— que corresponde a la naturaleza de su condición social, de ser explotadora y explotada y oprimida a la vez.
Camilo se equivocó, no al considerar la lucha armada como la única salida para garantizar los cambios radicales, sino al creer románticamente, como Guevara, que el pueblo, quien lo había seguido en las plazas y las movilizaciones, lo seguiría en la aventura guerrillerista.
El proletariado revolucionario rinde homenaje al sacerdote revolucionario en el 50 aniversario de su muerte y llama a sus reales seguidores a no traicionar al pueblo, a seguir su ejemplo y superarlo, a unirse a los comunistas en la lucha por el Partido revolucionario de la clase obrera, a luchar mancomunadamente por forjar el Frente Unido, la Alianza Obrero Campesina que, dirigida por el proletariado, conquiste el Poder para el pueblo y logre el sueño de la liberación, instaurando el Socialismo.