El Leninismo se encuentra en robusta vigencia

El Leninismo se encuentra en robusta vigencia 1

El 21 de enero de 1924, el corazón de Vladimir Ilich Lenin dejó de latir, apenas alcanzó a cumplir 53 años cuando perdió la batalla contra la aterosclerosis en las arterias cerebrales. Muy joven en realidad, para haber dejado a la humanidad un legado tan grande en la teoría científica del proletariado, así como en la experiencia práctica de la lucha contra el ignominioso sistema de explotación capitalista y la construcción, sobre sus ruinas, de la sociedad gobernada por la alianza de los obreros y los campesinos.

Su grandeza es incuestionable; los obreros y campesinos que despiertan a la vida política, así como los intelectuales revolucionarios, se admiran de cuán veraces y claros son los análisis y estudios que hizo el gran Lenin al adentrarse en el estudio del marxismo, desarrollarlo y llevarlo a una  cumbre superior del conocimiento de la sociedad y su entramado de contradicciones, dotando al movimiento obrero de una comprensión profunda del capitalismo en su etapa máxima de desarrollo, después de la cual solo es posible, en términos del desarrollo, la Revolución Proletaria Mundial.

Haber vivido en la etapa del imperialismo y beber del desarrollo de la ciencia del marxismo le permitió a Lenin ser la punta de lanza en la dirección ideológica y política. Jaime Rangel precisamente titula uno de los capítulos de su libro como «El Leninismo es el marxismo de la época del Imperialismo» resumiendo los más importantes desarrollos que Lenin llevó a cabo: luchando de manera implacable contra las desviaciones tanto de izquierda como de derecha, contra los bernsteinianos defensores de la pequeña propiedad y de la pequeña producción, además de enemigos del materialismo dialéctico; contra los populistas quienes despreciaban a la clase obrera considerado a los campesinos como fuerza principal, negado la posibilidad del desarrollo del capitalismo en un país como Rusia y depositando las esperanzas de la revolución en las acciones de «seres especiales» de «salvadores».

Teorías que, por cierto, hoy salen de la tumba donde las sepultó Lenin, para cobrar vida en algunos que vergonzosamente levantan esas raídas concepciones anacrónicas ya superadas por la teoría científica y por la realidad hace más de cien años.

Lenin también fue un azote contra los economistas, otro contrabando teórico que algunos intentan revivir para condenar a los obreros a la mera lucha de resistencia, inculcándoles la idea de que no pueden llevar a cabo la lucha política por la toma del poder, la destrucción del Estado y del capitalismo; que no necesitan de un Partido político revolucionario que dirija su lucha y que el estudio de la teoría es superfluo para los trabajadores, pues según ellos son incapaces de comprenderlo porque es un tema exclusivo para un grupo selecto de intelectuales.

Las teorías que surgieron mientras Lenin vivía y que buscaban oscurecer o confundir la conciencia de la clase obrera o que se opusiera a los avances del conocimiento científico, eran blanco de sus ataques sin piedad; Lenin salía rápidamente a refutar todo tipo de teorías, “El Universo es el movimiento de la materia conforme a leyes, y nuestro conocimiento, siendo el producto supremo  de la naturaleza, sólo puede reflejar esas leyes”, “La única propiedad de la materia con cuya admisión está ligado el materialismo filosófico, es la propiedad de ser una realidad objetiva, de existir fuera de nuestra conciencia”. Su obra, tanto del estudio del imperialismo como de lucha contra toda forma de oportunismo, hoy por hoy es una poderosa arma que hace parte del arsenal político de quienes mantienen en alto su roja bandera, para llevar a la humanidad a la verdadera emancipación de la esclavitud asalariada.

Sin duda, en la lucha por dar forma a la gran estrategia política del proletariado, Lenin se destacó como el líder que guio a una parte importante de la humanidad hacia la construcción de una nueva sociedad. Logró destronar al zarismo y, posteriormente, a la burguesía en Rusia, permitiendo que los obreros, en alianza con los campesinos, contribuyeran a la edificación de la sociedad socialista. Aunque esta sociedad fue derrotada por la nueva burguesía, esta derrota es, sin duda, temporal. No disminuye, sino que por el contrario, engrandece la obra de Lenin en la lucha por el socialismo y el comunismo.

Con Lenin la clase obrera aprendió la importancia de armarse de su partido político, independiente y revolucionario. Ya desde 1903 Lenin lo escribió así en su obra «¿Qué Hacer?»: yo afirmo: 1) que no puede haber un movimiento revolucionario sólido sin una organización de dirigentes estable que guarde la continuidad; 2) que cuanto más vasta sea la masa que se incorpore espontáneamente a la lucha – y que constituye la base del movimiento y participa en él -, tanto más imperiosa será la necesidad de semejante organización y tanto más sólida deberá ser ésta (pues con tanta mayor facilidad podrán los demagogos de toda laya arrastrar a los sectores atrasados de la masa); 3) que dicha organización debe estar formada, en lo fundamental, por hombres que hagan de las actividades revolucionarias su profesión; 4) que en un país autocrático, cuanto más restrinjamos el contingente de miembros de dicha organización, incluyendo en ella sólo a los que hacen de las actividades revolucionarias su profesión y que tengan una preparación profesional en el arte de luchar contra la policía política, tanto más difícil será «cazar» a esta organización, y 5) tanto mayor será el número de personas de la clase obrera y de las otras clases de la sociedad que podrán participar en el movimiento y colaborar en él de un modo activo.

Hoy, en este nuevo aniversario de su muerte, con la certeza de la gran vitalidad del Leninismo, recordamos a este gran hombre, a este entrañable camarada y a este incansable luchador contra las atrocidades del capitalismo. También recordamos a Bertolt Brecht quien rememorando al gran Lenin escribió:

Cantata por el aniversario de la muerte de Lenin

Al morir Lenin,

un soldado de la guardia, según se cuenta,

dijo a sus camaradas: Yo no quería

creerlo. Fui donde él estaba

y le grité al oído: “Ilich,

ahí vienen los explotadores”. No se movió.

Ahora estoy seguro de que ha muerto.

Si un hombre bueno quiere irse,

¿con qué se le puede detener?

Dile para qué es útil.

Eso lo puede detener.

¿Qué podía detener a Lenin?

El soldado pensó:

si oye que los explotadores vienen,

puede que estando sólo enfermo se levante.

Quizás venga con muletas.

Quizás haga que lo traigan

pero se levantará y vendrá

para luchar contra los explotadores.

El soldado sabía que Lenin

había peleado toda su vida

contra los explotadores.

Cuando terminaron de tomar por asalto

el Palacio de Invierno, el soldado

quiso regresar a su hogar, porque allí

se habían repartido ya las tierras de los propietarios.

Entonces Lenin le dijo: quédate,

todavía hay explotadores,

y mientras haya explotación

hay que luchar contra ella.

Mientras tú existas,

tienes que luchar contra ella.

Los débiles no luchan. 

Los más fuertes quizás luchan una hora.

Los que aún son más fuertes, luchan unos años.

Pero los más fuertes de todos luchan toda su vida.

Éstos son los indispensables

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