95 años de fundación de la primera organización comunista en Colombia

95 años de fundación de la primera organización comunista en Colombia 1

Un 17 de julio de 1930 fue fundado el Partido Comunista de Colombia (PCC). La fecha corresponde, en realidad, a la primera manifestación pública convocada por dicha organización, pues fue en esa fecha que un grupo de comunistas se manifestaron en la Plaza de Bolívar en la ciudad de Bogotá donde anunciaron la creación del partido y denunciaron al recién electo presidente, el liberal Enrique Olaya Herrera, como agente del imperialismo yankee. Los manifestantes comunistas fueron agredidos por los liberales partidarios del gobierno, y, posteriormente, por la misma policía, la cual apresó a algunos de los comunistas.

La fundación del Partido Comunista se efectuó unos días antes en una reunión plenaria ampliada del Partido Socialista Revolucionario (PSR), organización política del proletariado colombiano que contaba entre sus filas a grandes dirigentes como Ignacio Torres Giraldo, María Cano, Tomás Uribe Márquez, Raúl Eduardo Mahecha, entre otros. Fue sobre la base del PSR que se fundó el PCC.

El PSR había sido fundado en 1926 en el III Congreso Obrero Nacional y había tomado participación en todas las luchas de la clase obrera y el pueblo colombiano. En 1928 le fue otorgada la admisión a la Internacional Comunista. Luego de la masacre de la huelga de las bananeras en 1928, el partido se había sumido en una profunda crisis debido no solo a la represión de la que era objeto por parte del régimen capitalista, sino por tendencias erróneas en su interior.

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La Internacional Comunista cumplió un papel fundamental en la transformación del PSR en el PCC. En una carta abierta de 1929, la Internacional realizó varias críticas, así como una serie de consejos al PSR para que diera su salto a constituirse como un partido comunista basado en los preceptos marxistas-leninistas. En la cuestión organizativa recomendaba:

«Es preciso que los obreros y campesinos pobres más activos, los más consagrados, los más revolucionarios, entren y se organicen en el partido. Es necesario crear una red organizativa del partido a la que adhieran los obreros: células de empresa, organizaciones locales. Es preciso establecer el sistema de cotizaciones regulares para cada adherente, cotización que debe ser mínima para que no sea un obstáculo a la organización. Hay que crear un semanario como órgano central del partido, controlado y dirigido por el Comité Central, con corresponsables en todos los rincones del país, en todas las grandes emprensas, con una página sindical. Es preciso que el partido, férreamente organizado sea proletario, no solamente en su composición social sino en toda su ideología, en toda su mentalidad de clase».

Teniendo presente las orientaciones de la Internacional Comunista y en vista de la situación crítica del PSR, se realizó en 1930 esa reunión plenaria de la dirección del partido antes mencionada, pero con carácter ampliado contando con delegados de los militantes de las regiones. También participaron como delegados de la Internacional Comunista: el norteamericano James Harfield, la venezolana Carmen Fortoul y el colombiano Guillermo Hernández Rodríguez, este último fue elegido como secretario general del Partido Comunista.

En el Pleno se condenaron dos expresiones políticas incorrectas presentes en el partido: una izquierdista, el putchismo (es decir, tomar el poder mediante un golpe de Estado o un levantamiento armado sin apoyo de las masas); y otra de derecha, el oportunismo, el cual se manifestaba en «una pasividad, pusilánime y derrotista que conducía al Partido al reformismo».

Basándose en esa autocrítica y en las orientaciones de la Internacional Comunista, el Pleno ampliado del PSR decide dar el paso a la bolchevización de la organización cambiando su nombre por el de Partido Comunista de Colombia, sección colombiana de la Internacional Comunista. Se decidió, a su vez, la fecha del 17 de julio como el día en que se llevaría a cabo una manifestación para declarar públicamente la fundación del PCC.

El PCC jugó un importante papel en la organización y en las luchas de los trabajadores, campesinos, indígenas, estudiantes, mujeres, y de todo el pueblo oprimido del país durante las primeras décadas posteriores a su fundación. Aun así, ya desde entonces el partido mantuvo la tendencia de que la táctica predominante fuese la alianza con sectores liberales, lo que terminó por convertirlos en un soporte por la izquierda, y entre los movimientos sociales, a dicho sector de la burguesía colombiana. Es recordado el apodo de «pequeño partido liberal», el cual fue puesto al PCC por el presidente liberal Alfonso López Pumarejo, incluso, en 1939 el PCC se cambió el nombre por el «Partido Socialista Democrático», el cual desechó en 1949.

Al finalizar la dictadura de Rojas Pinilla y con el inicio del Frente Nacional en 1958, se agravan las discusiones internas dentro del PCC. Este partido había decidido continuar con su política de alianza con los liberales. Su objetivo era volver a obtener la legalidad (pues había sido ilegalizado por Rojas Pinilla en 1954) para desplegar una lucha de carácter legal, pacífica y electoral,  la cuestión de la lucha armada se mantuvo, pero con una concepción de autodefensa en el campo (para ese entonces el partido venía dirigiendo autodefensas armadas campesinas en algunas zonas del país para responder a la represión ejercida por los regímenes conservadores).

En las filas del PCC algunos militantes, tanto dirigentes como de la base, sintieron que el partido ya no era el mismo. Por ejemplo, esto decía Gilberto Mejía, un viejo dirigente comunista, fundador del PCC en Antioquia:

«Yo noté que el Partido no era el mismo de antes. Ni el mismo entusiasmo, ni la misma disciplina, ni la misma consagración, abnegación, ni el mismo interés por el Partido. A lo que buenamente se pudiera hacer, sin ningún sacrificio, como la hacíamos antes. Se habían aflojado los resortes disciplinarios y morales. No existía la misma mística. Yo decía que habían convertido el Partido Comunista en un partido liberal. Pugnaba contra todo esto y por eso fui señalado como un sectario, que podría ser un peligro para la orientación, dirección del Partido».

El triunfo de la revolución cubana en 1959, la lucha entre sectores marxistas-leninistas en el mundo encabezados por el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania contra las tesis oportunistas promovidas por el Partido Comunista de la Unión Soviética en su XX Congreso y que sería adoptadas por el PCC, fueron condiciones que agravaron la situación al interior del Partido.

En 1959 Pedro Vázquez Rendón junto a Pedro León Arboleda discutieron con la dirigencia del PCC acerca del papel de las autodefensas campesinas, pues consideraban que estas no debían concebirse en un nivel de autodefensa, sino transformarlas en guerrillas para librar la guerra popular prolongada, pero ambos terminaron siendo sancionados por la dirección del PCC.

Más adelante, en 1961, en su IX Congreso, el PCC reafirmó nuevamente su táctica de alianza con los liberales, en este caso fue con el Movimiento Revolucionario Liberal de Alfonso López Michelsen. La insistencia en la dirección del PCC de seguir una «vía pacífica al socialismo» mientras estaba a la orden del día el camino de la lucha armada para conquistar el poder en una situación de crisis social bajo un régimen antidemocrático como el del Frente Nacional, suscitó el cuestionamiento de varios de sus militantes, los cuales terminaron siendo expulsados durante esos primeros años de la década del 60.

Las críticas a la política oportunista del PCC no solo se presentaba dentro del partido, también en el seno de su organización juvenil: la Juventud Comunista (JUCO). En el V Pleno de la dirección de la JUCO en 1962 se expulsaron a otros dirigentes críticos con la política oportunista del partido, entre los que destacó Francisco Garnica, quien era el secretario político de la JUCO en el Valle.

En 1963, el 29 pleno del Comité Ejecutivo Nacional del PCC expulsaba a Pedro Vásquez Rendón junto a otros integrantes del Comité Central y del partido. Pedro Vásquez redactaría una carta abierta dirigida a la máxima instancia de dirección del PCC, liderada por el archirrevisionista Gilberto Vieira White; en dicha carta expresaría una crítica marxista a la política oportunista del partido. La carta abierta fue ampliamente difundida y fue importante para que en 1965 varios expulsados del partido y su organización juvenil, en unidad con otros sectores revolucionarios, reestructuraran el PCC, es decir, reorganizaran el partido desde lo ideológico, político y organizativo sobre concepciones revolucionarias marxistas-leninistas. Este nuevo partido llevó por nombre el de Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista), —que en este año cumple el 60 aniversario de la realización de su X Congreso— denominación utilizada para evidenciar la continuidad con aquel PCC fundado como sección colombiana de la Internacional Comunista.

A mediados de la década del 70, el Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista) también sería preso de una política oportunista, aunque de tendencia extremo izquierdista en lugar de derechista como ocurría con el PCC. De todas maneras, tanto el PCC como el PC de C (m-l) son dos organizaciones que forman parte del proceso de lucha de la clase obrera y el pueblo colombiano para dotarse de su propio partido, y las experiencias valiosas, sus grandes gestas, sus prestigiosos dirigentes, en los tiempos en que fueron organizaciones revolucionarias, son del patrimonio de todos los comunistas colombianos. A 95 años de fundación del Partido Comunista de Colombia decimos:

¡El Partido Comunista ha muerto! ¡Viva el Partido Comunista!

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