21 de noviembre de 2019: 6 años de la Huelga Política de Masas en Colombia

21 de noviembre de 2019: 6 años de la Huelga Política de Masas en Colombia 1
Foto de Santiago del Campo en Behance

Hace 6 años, el pueblo entero demostró el hartazgo con el régimen de la mafia uribista, que, en cabeza del presidente títere Iván Duque, buscaba someter a las masas trabajadoras del campo y la ciudad con reformas lesivas por medio del terrorismo de Estado ejecutado por las fuerzas armadas y grupos paraestatales. El régimen mafioso y criminal de Duque fue el culpable de miles de muertes de obreros a causa de la pandemia del COVID-19, muertes que se pudieron haber evitado si desde el gobierno uribista hubieran tomado medidas efectivas y a tiempo. El desempleo llegaba casi al 17 % y eso sin contar lo que llaman el sub-empleo.

Las clases dominantes, por medio de Duque y su gobierno títere, querían rebajar el salario mínimo al 75 % para los menores de 25 años, no pagar los sábados ni festivos, pagar un salario diferenciado por regiones castigando a la clase obrera de departamentos empobrecidos como Chocó, La Guajira, Sucre, Cauca, Amazonas, Guainía, Putumayo, Vaupés y Vichada. Era toda una estrategia para aumentar la superexplotación laboral y favorecer a las familias más ricas del país y a los monopolios imperialistas.

Ese régimen de la muerte, no podía más que recibir el odio y la indignación de los pobres del país, de la clase obrera del campo y la ciudad, de los campesinos pobres y medios, de la intelectualidad y los artistas revolucionarios. Y fue el pueblo en general, que, desechando las ilusiones en la institucionalidad burguesa -léase Congreso, Cámara, Senado, etc.- se preparó para la lucha, pasando por encima incluso de las direcciones conciliadoras de las centrales sindicales y de los partidos políticos reformistas agrupados en el mal llamado Comité Nacional de Paro, que hicieron todo lo posible para que la lucha popular no se transformara en un verdadero Paro General Indefinido. Ese día también se hizo realidad en las calles por lo que los luchadores agrupados en el Bloque Por el Paro General Indefinido habían venido trabajando sin descanso y sin ningún otro interés que era el de organizar con independencia de clase la lucha contra el régimen asesino de Duque.

Destacamos que el pueblo se puso en pie como un solo hombre contra las fuerzas enemigas que desesperadas intentaron detener la furia popular usando el terrorismo de Estado en todas sus formas. El pueblo entendió que era en las calles, por medio de los bloqueos, del tropel, de la asonada, que podía conquistar sus más sentidas reivindicaciones y llevó a la práctica lo que se había decidido en las Asambleas Populares realizadas en diferentes barrios de todo el país, siendo protagonistas las masas de las ciudades capitales pues es en ellas donde se concentra el poder económico, político y militar de los explotadores.

También hay que destacar que los comunistas revolucionarios no estábamos lo suficientemente preparados para ponernos a la altura de los acontecimientos, que aunque bregamos a elevar el nivel político y de lucha de las masas, faltó más organización para dirigir un estallido de tal magnitud y en concreto, que nos faltó tener construido el Partido político del proletariado para poder maniobrar de una forma más eficiente y poder dirigir la lucha revolucionaria de las masas, no sólo contra el régimen de Duque, sino, contra todo el poder de la burguesía y los terratenientes condensado en su podrido Estado criminal. Si bien, durante los años siguientes la lucha popular tuvo un desenlace magnífico, al final se impuso el camino reformista materializado en la presidencia de Gustavo Petro y el Pacto Histórico, que usaron la lucha, principalmente de la juventud obrera, como trampolín politiquero para encaramarse en la presidencia de Colombia en el año 2022.

El reformismo no le ha cumplido, ni le cumplirá a los miles de jóvenes que salieron a luchar en las calles en el 2019. Prometió libertad para los presos por luchar, y decenas de jóvenes aún siguen en las mazmorras del Estado, algunos en libertad condicional, pero con los procesos vigentes, otros, asesinados vilmente, y unos más exiliados. A la fecha el supuesto y mal llamado gobierno del cambio no le ofreció la libertad que les prometió. De ahí para adelante, incumplimientos y más incumplimientos. El ESMAD no fue desmontado sino transformado en el UNDMO, que sigue con la orden de reprimir la justa protesta social. Los asesinos del pueblo, policías y civiles que dispararon contra los jóvenes en las calles, siguen gozando de impunidad, y si bien esto corresponde a otra rama del poder como lo es la judicial, el gobierno poco o nada ha hecho para que avancen los procesos de las víctimas de los paros de esa época. La juventud sigue siendo perseguida, estigmatizada y judicializada como sucedió el 20 de noviembre con 11 compañeras y compañeros judicializados en Bogotá por la Fiscalía acusados de ser, palabras más, palabras menos, luchadores populares.

La lucha popular es la única salida que tiene el pueblo para conquistar sus reivindicaciones. Ya se demostró -una vez más- que la democracia burguesa no es la solución a los grandes problemas del pueblo. Ni siquiera pudo el reformismo al conseguir la presidencia e importantes escaños en el Congreso. El parlamento es sólo eso, «parla» de politiqueros que no le sirve a las masas trabajadoras para nada. Es hora de preparar las fuerzas en miras a un nuevo levantamiento popular, una gran Huelga Política de Masas decidida en la Asambleas Populares, es la única salida inmediata que tiene el pueblo para lograr sus conquistas económicas que también son políticas porque se ganarán en lucha contra el poder político y militar de los explotadores. Ya vienen enredando al pueblo con su campaña politiquera del otro año, haciendo promesas que nunca cumplirán, tanto los abiertamente reaccionarios como los de la falsa «izquierda» reformista. Preparemos las fuerzas, conformemos los Grupos de Choque o Primeras Líneas para confrontar a los cerdos asesinos de la Policía. Organicemos Milicias Populares para responder a bala los balazos de la Policía y los asesinos de civil. Y vamos más allá.

Es hora de pensar seriamente en la Restauración del Partido Comunista Revolucionario en Colombia, única garantía que tiene el pueblo de ser dirigido con acierto en la lucha contra sus centenarios enemigos. Y junto a este, ir construyendo el Ejército Popular que le garantice a las masas trabajadoras que podrán responder los feroces ataques de la burguesía y los terratenientes y también de ir a la ofensiva para atacar la fortaleza enemiga y destruir de raíz el sistema capitalista en Colombia, fuente de toda opresión y explotación contra el pueblo trabajador.

Se vale soñar con los pies en la tierra. Se vale soñar si trabajamos en serio por otra sociedad, una sociedad si clases sociales y por lo tanto libre de opresión y explotación. El primer paso es construir el Socialismo, la Dictadura del Proletariado que le garantice a los jóvenes del pueblo educación, salud, trabajo, cultura, recreación, como ya lo hizo en la URSS y en la RPCh. Eso soñamos en las grandes gestas de hace 6 años y lo soñamos hoy, trabajamos en ello y los llamamos a hacerlo mancomunadamente por este objetivo en común.

Ni el Estado ni los politiqueros, ¡sólo el pueblo, salva al pueblo!

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *