Las mujeres docentes: ¡históricamente luchadoras!

Las mujeres docentes: ¡históricamente luchadoras! 1

El magisterio colombiano, constituido en su mayoría por mujeres, ha tenido que lidiar con diferentes luchas a lo largo de la historia ligadas a las condiciones laborales, salariales y libertades políticas, como la libre asociación sindical, el derecho a huelga, entre otros. Recordemos la marcha del hambre en 1966, en donde se desplazaron de 400 a 800 maestros hasta la Plaza de Bolívar, en la que la mayor fuerza estaba constituida por mujeres. Mediante esta lucha se hicieron visibles las condiciones laborales precarias de los docentes; más adelante, el logro del Estatuto Docente 2277 de 1979 que luego fue sustituido por el Decreto 1278 de 2002 que puso en peligro la estabilidad laboral y que en últimas, mediante la lucha en las calles, se lograron acuerdos que brindaban algunas garantías para la evaluación de este estatuto que constituyó una pérdida para el magisterio. Luego, se dio la lucha por la nivelación salarial ya que, en comparación con otras profesiones se encontraba en un nivel bajo; y más recientemente, la lesiva ley estatutaria que pretendía tumbar los acuerdos del pliego presentado al actual gobierno.

En el magisterio colombiano existen 202.232 mujeres docentes, 8.896 directivas docentes y 2.066 rectoras lo que constituye más o menos la mitad de la fuerza laboral en el sector público, de estas, cuentan con educación posgradual así: especialización 80.403; maestría 37.174; y doctorado 747 (datos tomados del Ministerio de Educación).

En preescolar, la mayoría de las docentes son mujeres; en primaria ocurre lo mismo, pero existen más hombres vinculados que en preescolar. En bachillerato es más variado y la vinculación de los hombres es más notoria que en los otros grados. El preescolar en el sector público es relativamente nuevo, para el año 2014, el sector privado y algunas instituciones como el ICBF, Secretaría Distrital de Integración Social, etc., lo tenían acaparado, al menos en Bogotá. El grado transición, igual que ahora es el único grado obligatorio (Ley General de Educación). A partir de uno de los programas de la Alcaldía en 2013 con Gustavo Petro, se abrió la posibilidad de que las maestras en su mayoría mujeres, se vincularan al sector público en los colegios como docentes de preescolar lo que de alguna manera hizo notar el grado de explotación de quienes pertenecen al sector privado y a las otras instituciones del Estado. La diferencia principal radica en la jornada laboral, por ejemplo, en las cajas de compensación para ese entonces, específicamente en los jardines, se cumplían aproximadamente 50 horas semanales, una carga fuerte para personas que tienen que lidiar a diario con problemas sociales de todo tipo, por no hablar de instituciones del Estado con condiciones desfavorables para las mujeres.

Un ejemplo de ello son las madres comunitarias en el ICBF, quienes aparte de disponer de sus lugares de vivienda para prestar el servicio de cuidado y bases educativas, recibían un salario por debajo del salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV), actualmente reciben un SMMLV o los jardines de la SDIS, quienes prestan servicio de 7 de la mañana a 5 de la tarde y a quienes en ocasiones se les pagaba cada 3 meses. Este tema ha hecho pensar en la problemática del preescolar desde varios puntos de vista: 1. Cómo es concebida la educación preescolar, ¿es un trabajo de cuidado o pedagógico? 2. Las condiciones laborales de las docentes de preescolar y la dignificación de su labor. Si bien el abrir un programa para el preescolar en Bogotá que cuenta con una amplia población de niños de estas edades ha sido importante y ha dado un paso para preguntarse sobre la atención a estos niños y las condiciones laborales de las docentes de estos grados, esta medida no ha sido suficiente, pues en cada administración las condiciones van cambiando y vuelven de una u otra manera a desplazar a estas docentes cerrando los grados más pequeños o con programas que vinculan a los pequeños a otras instituciones llevándose a los niños de los colegios públicos. Dentro de los acuerdos que ha realizado el sindicato del magisterio se ha planteado el preescolar obligatorio (los tres grados y no uno como es actualmente) en los colegios públicos a nivel nacional, lo que constituiría un avance mas significativo no solo para la calidad educativa de los menores sino para mejorar las condiciones laborales de muchas mujeres que son docentes, algunas madres cabeza de hogar y que vienen de colegios privados o instituciones en donde las condiciones laborales no son las mas favorables. Esta será una de las luchas que, si el sindicalismo magisterial sabe guiar, debe ganar como reivindicación a muchas mujeres que durante décadas han aportado a las comunidades de todas partes del país.

Todas estas razones demuestran la necesidad de que las mujeres del magisterio colombiano se unan a la tarea de construir un Movimiento Femenino Revolucionario a sus demás hermanas de clase, pues como dice su Plataforma «Se requiere un Movimiento Femenino Revolucionario que levante la bandera de la emancipación de la mujer como parte de la lucha general contra el capitalismo imperialista, un Movimiento Femenino Revolucionario basado en unos principios y una plataforma de lucha firmes en el combate contra el sistema económico actual y su Estado burgués; que dirija la conquista de los derechos de las mujeres y que defienda con la lucha las conquistas ya logradas históricamente; un Movimiento Femenino Revolucionario que luche contra la desigualdad entre hombres y mujeres en los diferentes ámbitos de la sociedad, que condene el hambre y la miseria a la que se somete a los desposeídos, que se movilice revolucionariamente ante la violencia, el maltrato y los feminicidios.», y que entre sus reivindicaciones laborales luche «Contra las indignas condiciones de trabajo a las que los capitalistas someten a las mujeres, incluyendo la tercerización laboral: Derecho al trabajo en condiciones de salubridad, salud ocupacional y contratación directa e indefinida como parte de garantizar la independencia económica de las mujeres trabajadoras.».

Igualmente, es necesario reafirmar que ¡no basta es resistir! ¡se necesita la Revolución Socialista! La lucha por reformas es necesaria, y se debe librar por conquistar mejores condiciones materiales para que la clase obrera esté más fortalecida a la hora de enfrentar a los capitalistas e imperialistas por destruir su podrido sistema capitalista que sólo les trae más miseria y opresión a las mujeres del pueblo.

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