¡Adelante con los encuentros de maestros rebeldes!

¡Adelante con los encuentros de maestros rebeldes! 1

El 7 de octubre, durante el plantón en Cali a un año de la intensificación de la agresión imperialista contra Palestina y ataques contra Siria, Yemen, Líbano e Irán, conversando con una maestra me invitó a hacer parte de un colectivo de maestros que defienden la educación pública. Allí, en medio de las arengas antimperialistas, el bloqueo de la calle, los discursos y las canciones en defensa de la libertad del pueblo palestino y de los pueblos del mundo, fue una buena oportunidad para reflexionar. Desde mi posición como mujer revolucionaria creo que las tareas en la lucha por la defensa de la educación pública deben ir dirigidas en organizar el grandioso poder de las masas.

Dado mi cariño a esta prensa, voz de los explotados y oprimidos, comparto aquí mi posición, con la esperanza de que este portal aliente un encuentro de maestros revolucionarios y que sus lectores lo acojan y juntos tracemos un camino que nos acerque a la educación pública que tanto anhelamos. 

Para nadie es un secreto que la educación pública en Colombia se encuentra en una coyuntura crítica, pues las condiciones en nuestras escuelas, colegios y universidades reflejan el colapso de un sistema educativo que ha sido diseñado para servir al capital y no al pueblo.

Los maestros no podemos continuar aguantando, a costa de nuestra salud física y mental, y seguir siendo simples ejecutores de políticas impuestas por quienes solo ven la educación como una fábrica de mano de obra. Como maestros clasistas, rebeldes y revolucionarios debemos reunirnos, organizarnos para crear una plataforma de lucha que aglutine las reivindicaciones concretas para hacer de la educación pública una herramienta que realmente mejore las condiciones de vida de los hijos del pueblo.

Como maestras rebeldes, hacemos un llamado revolucionario a todos aquellos que creen que la educación debe estar al servicio del pueblo y no de los intereses del capitalismo imperialista. Necesitamos organizar un encuentro democrático, una Asamblea Popular que reúna no solo a los maestros del sistema público y privado, sino también a los padres de familia, los estudiantes, el personal administrativo y todas las fuerzas populares que desean mejorar la educación. Es crucial unir fuerzas y definir una Plataforma de Lucha que aborde las necesidades que históricamente el Estado burgués ha ignorado en cuanto a educación pública.

Como pueblo, no podemos seguir aguantando que la educación pública siga siendo degradada sistemáticamente. Las aulas están sobrepobladas, cuando los niños y los jóvenes de hoy requieren más atención, apoyo, recursos y nuevas formas de educar. Los maestros están sobrecargados, sin herramientas adecuadas para enfrentar las complejas necesidades de sus estudiantes. Es inaceptable que en las escuelas, los colegios y las universidades un profesor deba encargarse de 35, 40 o incluso más estudiantes dentro de un aula estrecha, calurosa, mal iluminada y privada de tecnología educativa.

El hacinamiento en las aulas es un problema que genera constante estrés y enfermedades no solo en los maestros, también en los estudiantes. Esto ha ocasionado que en las aulas no haya procesos educativos eficientes, porque maestros y estudiantes están simplemente tratando de soportar la jornada en unas condiciones adversas para la enseñanza y el aprendizaje.

Por eso, es urgente reducir la cantidad de estudiantes por aula, estableciendo un límite máximo de 30, 20 o 15 estudiantes por maestro, dependiendo del nivel en que imparta la educación. Como pueblo exigimos una educación de calidad y esta solo puede ser garantizada si cada estudiante recibe la atención educativa que se merece.

Además, necesitamos un aumento y diversificación de los profesionales en las escuelas: docentes especializados en áreas como artística, deportes e idiomas, así como una planta de profesionales que apoyen el bienestar físico, mental y emocional de los estudiantes. Las altas tasas de suicidio y de matoneo nos gritan que no podemos seguir ignorando la salud mental de nuestros jóvenes y niños, debemos parar ya esa situación en la que un solo psico-orientador debe abarcar a cientos o miles de estudiantes. Cada institución educativa, sea del campo o de la ciudad, debe contar con psicólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, enfermeros, nutricionistas, docentes especializados, fisioterapeutas, logopedas, orientadores educativos y trabajadores sociales que apoyen a estudiantes, familias y maestros, que contribuyan a resolver las dificultades que se presentan en las aulas y que van más allá del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Mientras que con la lucha directa y en las calles conquistamos una educación de calidad, es hora de exigir que las universidades públicas retribuyan al pueblo lo que éste, con sus impuestos, ha invertido en ellas. Los profesionales formados en psicología, medicina, terapia ocupacional, nutrición, fonoaudiología y otras áreas deben realizar sus prácticas en las instituciones educativas públicas, no en empresas privadas que se lucran de su formación. Solo así podremos mejorar, juntos, las condiciones en que se garantiza el derecho a la educación de los hijos del pueblo.

Pero, además de reivindicaciones inmediatas, necesitamos también repensar la estructura gremial que históricamente ha sido una barrera para la trasformación. Fecode, tal como está, ya no nos sirve. Es una federación cuyas juntas directivas en múltiples paros ha demostrado que no está para defender los intereses de miles de maestros y familias que dependen de la educación pública, sino para traicionar los intereses de quienes dice representar. Las directivas de Fecode han acostumbrado a los maestros a luchar no solo por los inútiles caminos que trazan los enemigos de la educación publica, sino también en términos gremiales burgueses, separando la lucha por la educación de la lucha de todo el pueblo trabajador.

La educación pública no es solo un problema de los maestros; es un problema de toda la clase trabajadora, de los padres, madres y estudiantes que confían en las escuelas, colegios y universidades públicas para la construcción de su futuro. Por ello, es imperativo crear nuevas federaciones que aglutinen no solo a los maestros, sino a todos los trabajadores del sector educativo: guardas, cocineras de restaurantes escolares, conductores y auxiliares de rutas escolares, aseadoras, enfermeros, psicólogos, personal administrativo de instituciones educativas y de las secretarías de educación.  Esta federación debe representar a todos los que forman parte del engranaje educativo, desde el preescolar hasta el nivel universitario, y con los métodos de unidad y lucha, propios del proletariado, hacer una defensa combativa y revolucionaria de la educación al servicio del pueblo.

La consigna es clara: solo el pueblo salva al pueblo. Para defender la educación pública en todos sus niveles, debemos trabajar reestructurar el movimiento sindical y crear una federación que actúe con independencia ideológica, política y organizativa, y que vaya más allá de los intereses politiqueros de cualquier gobierno; debemos crear una plataforma de lucha concreta para pelearla y conquistarla como pueblo, en las calles y con la lucha directa.

No podemos seguir esperando. Adelante con los encuentros de maestros rebeldes.  Adelante con la creación de una plataforma revolucionaria que transforme la educación pública en una herramienta de liberación popular. ¡Por la unidad de todos los trabajadores del sector educativo: construyamos una federación que defienda los intereses del pueblo!

Por una educación al servicio del pueblo: ¡adelante con las Asambleas Populares!

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