La crisis política de los de arriba, división entre las clases dominantes y la gran debilidad del régimen ocasionada por el formidable levantamiento popular desde el 28 de abril, indica la posibilidad de tránsito hacia una situación revolucionaria, pues el levantamiento del pueblo profundiza las grietas entre las clases dominantes impotentes para resolver los problemas que lo ocasionaron.
El régimen se encuentra debilitado y es previsible su derrota, ante lo cual, suenan voces invocando la Conmoción Interior, en cuyo caso exacerbaría aún más las contradicciones sociales y sería más pronto su caída. Incluso como siempre, la dictadura solapada de los capitalistas tiene en una abierta dictadura militar el plan B, que ocasionaría más fisuras entre las clases dominantes y obligaría al movimiento de masas a responder en una guerra civil, en una guerra del pueblo, y en Colombia lo que sobran son armas y soldados del pueblo.
Existe además la presión de la burguesía para levantar el paro, pues efectivamente se ha visto afectada por los bloqueos y presiona al régimen para actuar llamando a las marchas pacíficas sin bloqueos, lanzando la fuerza militar y paramilitar contra los huelguistas, y protegiendo el aleve ataque armado de los sicarios de la mafia contra el pueblo.
Por ahora, la mafia gobernante decidió apelar a los demás partidos políticos de las clases dominantes, para promover el “diálogo social” empezando con los gremios empresariales y gobernantes locales, con los partidos de la oposición oficial y con la burocracia del falso Comité Nacional de Paro que nuevamente muestra su catadura al no respaldar los bloqueos y reducir el paro a desfiles pacíficos. Buscan una salida institucional a la crisis política mediante componendas, una salida decorosa al sanguinario régimen mafioso, bien sea mediante un nuevo gabinete ministerial, un gobierno de transición o cualquier otra figura y algunas migajas para el pueblo, para desmontar el paro y sofocar la rebelión.
La llamada “izquierda” y el “progresismo” del tal Pacto Histórico cuya aspiración es ser gobierno alcanzando la presidencia y mayorías en el parlamento, también están ofreciendo sus servicios al régimen. Petro fungiendo como si ya fuera presidente, le tiende la mano a Duque dándole recomendaciones: primero que retirara la reforma y con eso se levantaba el paro, luego al ver que el paro se mantuvo por voluntad de las masas y contra las pretensiones de los vende-obreros, les jaló las orejas por la torpeza de no haber llamado a desmontar el paro cuando cayó el proyecto de reforma tributaria; le aconsejó a Duque resolver el problema del déficit fiscal y la crisis social derogando la reforma tributaria del 2019, usar los recursos para mantener el funcionamiento del Estado y garantizar la renta básica, indicándole además concentrarse en la vacunación de la población en lo que le queda de mandato.
Asimismo los oportunistas de la Unión Patriótica, el falso Partido Comunista Colombiano y la “Juventud Comunista”, le tendieron la mano al régimen, llamando a que tenga en cuenta los dirigentes del movimiento ampliando el CNP y a mantener la movilización social pacífica realizando“cabildos y asambleas populares que permitan la organización y movilización social como parte esencial del proceso de construcción del PACTO HISTÓRICO, necesario para avanzar en un nuevo gobierno y una salida democrática y popular definitiva a la crisis”. Es decir, corromper las Asambleas convirtiéndolas en tribunales pre-electorales y desmontar el Paro General Indefinido a cambio de las ya conocidas negociaciones en las mesas de conciliación, para propiciar un ambiente de tranquilidad para las elecciones del año entrante, que sueñan ganar para “ser gobierno”.
Extendiendo sus posiciones a la llamada Multilateral en la cual participan otros movimientos, organizaciones y partidos oportunistas y reformistas también impulsores del “pacto histórico”, y ante el repudio general al CNP y su compromiso con el gobierno, esta última decidió no asistir a la reunión con el títere presidente, alegando que no puede haber diálogo ni negociación en medio de la masacre y la militarización del país, y llamando al gobierno a crear «condiciones reales y sin violencia” para acercarse y eventualmente negociar.
En pocas palabras, mientras las masas luchadoras y los revolucionarios estamos felices por la crisis política de los gobernantes, los reformistas y oportunistas sufren y hacen esfuerzos para ayudarles a resolverla.
En cuanto a las masas populares, se han mantenido en las calles y en su actuación beligerante y combativa a pesar del baño de sangre ordenado por el capo Uribe y su cohorte gobernante, a pesar de la masacre de la juventud en Cali, de los asesinatos de manifestantes en otras ciudades y los atentados a la Minga indígena. Se han reanimado las Asamblea Populares surgidas con antelación al paro del 2019 y en pocos días se organizaron, grupos para enfrentar al Esmad y defender los bloqueos.
El régimen como bestia herida ataca, utilizando todo su poder estatal y para estatal contra el paro. Esto exige que haya una respuesta inmediata y contundente desnudando cada falso argumento y trazando la orientación para los activistas y las masas.
Hay que concretar las Federaciones sindicales independientes y avanzar hacia una Central Sindical Revolucionaria; temporalmente hacer alianzas con las bases de las centrales sindicales en apoyo al paro para lograr las reivindicaciones de toda la clase obrera, y conquistar el lugar que merecen en la lucha general del pueblo, y con su actuación de avanzada, romper la creencia difundida entre la juventud de que todo el sindicalismo está podrido y es traidor.
En la lucha política, en el actual período las formas de organización que se destacan son las Asambleas que tienden a ser la forma embrionaria de un nuevo poder, donde las masas deciden sus asuntos. En tal sentido se hace necesario educarlas, hacerlas conscientes y generalizarlas, por cuanto constituyen lo nuevo, especialmente, pensando en el futuro Estado.
Asambleas por vereda y barrio, por institución educativa, centro de producción y empresa donde se resuelvan todos los asuntos, desde las exigencias al Estado hasta los problemas del abastecimiento, pasando por el problema de los dirigentes, grupos de choque y milicias populares.
Asambleas municipales, departamentales y nacionales que resuelvan los problemas a su nivel recogiendo las iniciativas y decisiones de las Asambleas realizadas por las bases.
Asambleas que se conviertan a su vez en la fuerza opuesta al burocratismo, a las maquinaciones por arriba, y de donde surja la dirección real de la lucha por decisión democrática de las bases, en contravía al método autocrático impuesto por los politiqueros y jefes vende-obreros.
No obstante, los altibajos que puedan presentarse, e incluso un repliegue temporal del movimiento dado su predominante carácter espontaneo por la debilidad de los comunistas y revolucionarios, no deben dispersarse ni abandonarse las nuevas formas de organización conquistadas porque pronto se presentarán nuevos y más radicales levantamientos, pues la situación es insoportable, no hay soluciones por parte de la burguesía y la mejor escuela para las masas es en el combate a sus enemigos. El elemento consciente debe aferrarse a esta verdad de apuño para saber actuar sin desalentarse y seguir orientando a las masas trabajadoras.
Para que este repunte de la lucha de clases logre el mayor avance, se requiere construir el Partido de la clase obrera como destacamento de vanguardia de los explotados. Preparar y organizar las fuerzas sigue siendo la tarea principal del elemento consciente, tarea que se facilita en el actual momento, pues las fuerzas cuya supuesta escases es argumento de muchos para no acometer los planes, florecen en los asensos del movimiento de masas, fuerzas disponibles para concretarlas y organizarlas con más audacia que en tiempos de relativa calma.
Ante la política de terror esgrimida por el régimen, las organizaciones políticas revolucionarias están obligadas a afinar en su disciplina consciente y como decía Stalin “rayana en lo militar”, afinar en su lucha contra la policía política, ahora también desde los medios digitales, acerar la unidad de voluntad, deponiendo cualquier mezquino interés individual sobre los más grandes y puros intereses de servir al pueblo.
Igualmente, es necesario dotar al movimiento de un Programa inmediato que sea la brújula para dirigirse por el camino revolucionario y no por el reformista. Un Programa que destaque los problemas a resolver y la solución de los mismos, de donde se deriven a la vez las consignas para la acción inmediata, de las cuales la prioritaria hoy es tumbar el régimen mafioso y paramilitar. No puede ser un Programa de exigencias al actual Estado de la burguesía incapaz para resolver ningún problema social, sino un Programa para que el pueblo lo abandere mediante sus nuevas formas de organización de masas, independiente y por la base, entendiendo que deben ser los embriones de un nuevo poder quien lo lleve a la práctica.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
11 de mayo del 2021