Como se había previsto, la Asamblea Nacional Popular reunida en Bogotá el 6 y 7 de diciembre, fue un nuevo pulso entre el camino de los acuerdos por arriba y a espaldas de las masas, y el camino de la lucha directa y revolucionaria, para arrancarle al régimen mafioso de Duque las reivindicaciones inmediatas del pueblo con el Paro y el combate en las calles.
La misma Asamblea Nacional Popular le fue impuesta al Comité Nacional de Paro por la presión de las organizaciones obreras y populares, como una necesidad para unir las fuerzas del pueblo en la lucha contra el régimen, y correspondía al legítimo reclamo de las masas que realmente pararon y han mantenido la movilización permanente en las calles después del 21 de noviembre, y que además, no se sienten representadas en el actual Comité Nacional de Paro.
Para la mayoría de los asistentes a la Asamblea, se trataba de darle una mayor representatividad al Comité Nacional de Paro, discutir las reivindicaciones contenidas en los 13 puntos y anexar unas exigencias fundamentales para la clase obrera como son el alza general del salario, la contratación directa e indefinida y el cese de los despidos masivos, así como incluir las reivindicaciones de sectores importantes como los recicladores y otros, elevar el nivel de unidad y darle continuidad y mayor contundencia a la lucha contra el régimen y las medidas del gobierno.
Con ese propósito se hicieron presentes delegaciones de diferentes partes del país y de diversas organizaciones sociales: sindicatos independientes, comités de solidaridad, organizaciones campesinas, indígenas y de las comunidades negras, organizaciones juveniles, colectivos de mujeres… y puede decirse que fue un triunfo en la medida en que los asistentes compartieron sus puntos de vista, sus aspiraciones y propuestas para continuar la lucha.
Sin embargo, este triunfo se vio empañado por las maniobras y los métodos burocráticos de una parte de Comité Nacional de Paro, del cual hacen parte detestables y reconocidos jefes vendeobreros como Julio Roberto Gómez de la CGT, quien se opuso desde el principio al paro, y de otros amigotes de su misma calaña, también opuestos al Paro Nacional Indefinido, pero que por la presión de la base de las organizaciones obreras y populares y de la juventud en las calles se vieron obligados a apoyar el paro nacional. Ante la ausencia del Partido de la clase obrera y la impotencia de los revolucionarios, el escenario fue ocupado por representantes de los partidos reformistas; es decir, por inercia, quedó cabalgando en la dirección del movimiento la cúpula de las centrales sindicales, quien ahora se autoproclama abanderada y dirigente del Paro, al tiempo que trama con los representantes del gobierno artimañas para desviarlo y llevarlo a las ya conocidas componendas por arriba en las dilatorias mesas de concertación.
Claras quedaron las maniobras de esos personajes cuando sin haber abordado siquiera la discusión de las conclusiones de las Comisiones en la Plenaria, ya habían publicado y circulado una supuesta declaración de la Asamblea; hecho que rebozó la copa y la paciencia de quienes durante dos días y después de horas de viaje habían soportado pacientemente el método burgués y la manipulación del llamado “consenso”, donde se permite a las bases expresarse pero no decidir porque las conclusiones siempre son las que de antemano han llevado quienes dirigen los eventos. Airadas intervenciones, justos reclamos y denuncias a esos métodos burgueses se hicieron sentir, dejando en claro que esos señores no podrán seguir haciendo lo que les da la gana.
La Asamblea Nacional Popular fue un paso adelante en la unidad de las fuerzas populares y revolucionarias en contra del camino de la conciliación con los enemigos, en contra de las traiciones de la vieja burocracia de las centrales sindicales que no representa los intereses de los obreros ni de quienes están realizando el Paro ondeando la bandera de la lucha en las calles y poniendo el pecho a las balas de los enemigos.
Fueron alentadoras algunas declaraciones de reconocidos dirigentes obreros y populares, no solo por la valentía para denunciar las maniobras de los conciliadores, sino por la claridad de las ideas en cuanto a cómo continuar la lucha. Así mismo, del propio evento salió una declaración firmada por algunas de las organizaciones asistentes, llamando a mantener el Paro en contravía de quienes proponen suspenderlo y criticando los métodos antidemocráticos y las negociaciones secretas a espaldas de las masas.
La Asamblea Nacional Popular fue una pequeña batalla entre los dos caminos, pero la lucha continúa, haciendo necesario y urgente fortalecer la unidad y organización de las fuerzas revolucionarias y los sectores más radicales de las masas para impedir que el movimiento sea apagado por los bomberos de la lucha de clases: los jefes patronales de las centrales sindicales y los politiqueros.
Además, es necesario reconocer que el punto clave del movimiento fue el Paro del 21 y 22 de noviembre, cuya contundencia sintieron las clases dominantes y el régimen; de ahí para adelante el movimiento se ha desarrollado como una serie ininterrumpida de grandes movilizaciones, acompañada de otras formas de protesta como plantones, bloqueos intermitentes, paros en algunas empresas, cacerolazos, velatones, conciertos y las infaltables escaramuzas con las fuerzas asesinas del Estado que ya cobraron la vida de Dilan Cruz y han dejado cientos de heridos y decenas de detenidos. Como era de esperarse, el movimiento está atravesando por un pequeño rebalse pero se mantiene, a pesar de la campaña mediática del gobierno y sus loros de los medios de comunicación en manos de las clases dominantes, y de algunos supuestos dirigentes que pretenden desmovilizar a las masas que han desafiado el orden de los ricachones holgazanes y no se rinden en su propósito de hacer retroceder al régimen criminal.
Como acertadamente han declarado varios dirigentes y medios revolucionarios, se necesita mantener la movilización, a la vez que generalizar los Comités de Paro y las Asambleas Populares a todos los niveles, así como los Grupos de Choque o Primera Línea (al estilo de la Guardia Indígena y Cimarrona) para avanzar en la preparación de un Paro Nacional Indefinido, de una Huelga Política de Masas nacional que tenga como centro el paro de la producción.
Así las cosas, se necesita un nuevo empuje a la reestructuración del movimiento sindical avanzando en la construcción de las federaciones sindicales independientes para liberarse de la coyunda de los jefes traidores de las centrales sindicales; se requiere que la base de las organizaciones obreras y campesinas se atrevan a desafiar las burocracias que ahogan su espíritu de lucha y tomen en sus propias manos la dirección de sus asuntos; es pertinente destacar las nuevas fuerzas, sobre todo de la juventud, para ir a las grandes fábricas y empresas a contribuir con sus ideas y creatividad a organizar a los trabajadores para el próximo combate. Hay que ir a los obreros y campesinos para darle una nueva cualidad a la lucha y pasar de las grandes movilizaciones y manifestaciones al Paro de la Producción y a la Huelga Política de Masas nacional.
Esas tareas deben ir acompañadas de la crítica a fondo del método burgués del “consenso” y educar y elevar la conciencia sobre los métodos correctos de dirección y de trabajo, y sobre la necesidad de incrementar la democracia directa de las masas en todas las instancias como garantía para ejecutar su voluntad. Hay que depurar el movimiento de las maniobras y componendas a espadas de las masas características de los politiqueros y jefes vendeobreros.
Los comunistas reafirman su compromiso de luchar hasta el final por hacer que el presente movimiento conquiste las reivindicaciones inmediatas del pueblo y sirva de acumulado para las batallas decisivas que pongan fin a la explotación del hombre por el hombre; a la vez que persisten en su llamado a los mejores hijos de las masas populares a unirse a la gran tarea de construir el Partido de la clase obrera, destacamento imprescindible para el triunfo definitivo del pueblo colombiano sobre sus enemigos burgueses terratenientes e imperialistas.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Diciembre 9 de 2019
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