El reaccionario Gobierno de Santos presentó el ingreso de Colombia a la OCDE y a la OTAN como «su gran legado» para el país y el pueblo colombiano. Herencia que con aplausos recibe Duque quien presidirá desde el gobierno la siguiente administración general de los negocios capitalistas.
El amplio abrazo electoral alrededor del uribismo entre los representantes políticos de los banqueros, industriales y terratenientes, o de las clases dominantes en Colombia, no fue solo un compromiso de campaña y de cupo en la repartición burocrática del poder y de la corrupción estatal. Fue ante todo la demostración visible de su comunidad de intereses de clase: todos tienen el privilegio de vivir y acumular riqueza a expensas de la explotación de los trabajadores, todos necesitan del poder estatal para preservar sus privilegios, todos aceptan sumisos las políticas, tratados y organizaciones internacionales imperialistas como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) diseñadas para explotar, expoliar y avasallar a los pueblos del mundo. ¡Todos, burguesía, terratenientes e imperialistas, son enemigos a muerte del pueblo colombiano!
Nunca la burguesía imperialista presenta de frente sus propósitos de saqueo, expropiación y agresión sanguinaria a otros países. Siempre sus zarpazos vienen enguantados en «cruzadas humanitarias, democráticas y liberadoras», en «acuerdos de cooperación y beneficio mutuo».
La OCDE etiquetada como una organización de cooperación para «promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo», es en realidad una organización imperialista para garantizar la máxima expansión y beneficio de los grandes grupos monopolistas, mediante políticas que incrementan la superexplotación de los obreros, la ruina de los pequeños y medianos productores, la tributación de los trabajadores, la explotación y saqueo de los países oprimidos. Y para cubrirse, los países imperialistas de la OCDE dan membrecía a países oprimidos que como en el caso de Colombia, sus gobernantes lacayos aceptan cual harakiri económico pues saben que la daga va directo a las entrañas del pueblo colombiano. ¡Suprimir toda cortapisa a la inversión y exigencias del capital imperialista! He ahí el «gran logro» conseguido por el lacayo Santos y que hará valer el lacayo Duque.
Por su parte la OTAN, otra organización político militar imperialista, bajo el piadoso ropaje de «garantizar la libertad y la seguridad de los países miembros», oculta su verdadera identidad, cual es, una alianza militar de los países imperialistas occidentales para agredir, intervenir, arrasar países oprimidos so pretexto de «combatir el terrorismo o defender la democracia»; una alianza militar para disputarle a los países imperialistas de oriente la dominación sobre países oprimidos, zonas de influencia y posiciones estratégicas en preparación para una tercera rapiña mundial imperialista. También en la OTAN la burguesía imperialista disimula su carácter rapaz, con la ridícula aceptación de países oprimidos, tan pequeños como Islandia, tan pobres como Grecia y tan lacayos como Colombia. Su función: servir de puente y pasadero a las tropas imperialistas y ofrendar sus ejércitos como carne de cañón a disposición del mando imperialista. En el colmo del descaro aceptan a Colombia, país muy lejano del Atlántico Norte, pero facilitador de siete bases militares a los yanquis con la venia del régimen de Uribe, siendo el «gran logro» de Santos convertir el territorio colombiano en vía libre para los planes imperialistas yanquis de agresión militar a Venezuela y ampliar posiciones militares estratégicas en Suramérica en preparación de una nueva guerra mundial imperialista.
No se crea que antes del ingreso de Colombia a la OCDE y a la OTAN, los imperialistas tenían las manos amarradas para explotar y oprimir al pueblo colombiano. En especial los imperialistas yanquis siempre han tenido el apoyo de las clases dominantes, del Estado y de sus partidos políticos, para hacer lo que les venga en gana, solo que jurídicamente lo disfrazan con la cacareada «soberanía nacional» del país, con el rótulo de «república independiente libre y soberana».
¡Mentira! Colombia jamás ha sido un país independiente. Después de la colonización española la independencia de 1819, dio inicio al tránsito a una nueva forma de colonización consolidada a comienzos del siglo XX, la semicolonización imperialista yanqui: en las leyes independencia formal, en los hechos dependencia total económica y política. Desde hace 120 años Colombia ha sido y sigue siendo una semicolonia del imperialismo, principalmente yanqui.
El ingreso a la OCDE y a la OTAN rubrica y acentúa el dominio semicolonial imperialista sobre la sociedad colombiana, con abiertas imposiciones en rebaja de salarios, disminución de pensiones, aumento de impuestos, libertad de precios para los monopolios, ventajas y más ventajas al capital financiero, y de encime, fronteras al servicio de la guerra reaccionaria de agresión a otros países y alistamiento de tropas para morir en ella defendiendo la bandera expansionista del imperialismo. ¡Brillantes grilletes para el pueblo vendidos por la bazofia de los gobernantes como «bienestar, libertad y seguridad» para todos! ¡Inevitablemente agudizarán más la tan temida lucha de clases!
El imperialismo es un sistema agonizante cuya existencia parásita solo puede prolongar artificialmente mediante el oxígeno explotador y opresor que le brindan adefesios como la OCDE y la OTAN; mediante el apoyo que le dan los burgueses y los terratenientes, también clases parásitas de la sociedad colombiana; mediante el auxilio que le brinda el oportunismo con el cuento de defender una «soberanía nacional» que no existe, de «controlar» la voracidad de los insaciables grupos monopolistas, de «legislar» contra la usurpación del territorio por la bota militar imperialista…. Todas pataletas inofensivas, pues el poder semicolonial imperialista, está íntimamente ligado al poder capitalista de los banqueros, los industriales y los terratenientes, y ambos poderes, al unísono, coligados, se hacen cada día más tiránicos e insoportables para la gente. ¡Todos, burguesía, terratenientes e imperialistas, son enemigos a muerte del pueblo colombiano!
No es posible liberar a Colombia de las garras semicoloniales imperialistas, sin romper las fauces de todos los capitalistas destrozando las cadenas de la explotación asalariada. Tal es el programa socialista estratégico del proletariado revolucionario, en cuya dirección, apunta y sirve hoy la táctica revolucionaria de enfrentar con la lucha masiva del pueblo colombiano la aterradora embestida capitalista de miseria y opresión. No hay otra forma de hacer frente hoy, a las reformas en pensiones, impuestos y salarios que contra la clase obrera y los trabajadores en general, ya cocinan gobernantes y empresarios. No hay otra forma de repeler el ataque que contra el pueblo colombiano han urdido sus enemigos con el ingreso de Colombia a la OCDE y a la OTAN. ¡Todos a las calles a preparar el Paro Nacional Indefinido!
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Junio 25 de 2018
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