Enfrentar el Terrorismo de Estado con la Lucha Revolucionaria de las Masas
Como fue advertido por los comunistas, la paz de los ricos firmada por los jefes de las Farc y el Gobierno, era la continuación de la guerra contra el pueblo; una guerra reaccionaria que lejos de amainar se agudiza: se criminalizan legalmente las manifestaciones y se señala de terroristas a sus dirigentes; toda manifestación es enfrentada con la fuerza bruta de la policía encabezada por los asesinos del Esmad, con la clara orden de golpear con el propósito de hacer retroceder la movilización revolucionaria; se mantiene e intensifica el asesinato sistemático de dirigentes de masas, dándole carta abierta al ala oscura de las fuerzas militares que actúan como «grupos paramilitares» con la evidente anuencia del gobierno.
Las cifras hablan por sí solas: más de 100 exguerrilleros asesinados desde el 2016; de esa fecha a principios del 2019 el número de dirigentes y activistas sociales se acrecienta con los años: en el 2016 166, en el 2017 algunos analistas hablan de 200 muertos, en el 2018 más de 226, y en los pocos días del 2019 ya asciende a más de 20 el número de dirigentes sociales asesinados. A las más de 600 víctimas del terror estatal se suman varios cientos de dirigentes, activistas, periodistas e investigadores amenazados.
El hecho de que las bandas y grupos paramilitares asesinen sin descanso dirigentes de masas, pero jamás toquen a los terratenientes y empresarios; amenacen a los politiqueros de la «oposición» pero a ninguno de los jefes de los partidos burgueses; muestra que los asesinos no son los interesados directos en silenciar a los dirigentes populares y sindicales, ese interés corresponde a los despojadores, a los empresarios, a los negociantes de los sicotrópicos, a los destructores de la naturaleza, a los corruptos… quienes son los verdaderos padrinos de las bandas criminales, y lo hacen, no porque uno u otro de los asesinados sea un gran peligro, sino porque su labor entre las masas es chispa que puede incendiar la pradera, y ellos, los explotadores, le tienen pavor a que se les venga un levantamiento social en todo el país.
El hecho de que en la mira del terrorismo estatal y paramilitar estén dirigentes de masas, intelectuales, dirigentes de organizaciones sociales, periodistas, politiqueros de «oposición», indica las posibilidades de un amplio frente de lucha contra el terrorismo de Estado, contra el asesinato selectivo de dirigentes. Sin embargo, la mayoría de quienes denuncian los crímenes, quienes los registran al detalle, no se comprometen a señalar a los responsables intelectuales y «padrinos», llegando cuando más a decir como Petro «a mí las águilas negras no me amenazan de muerte, quien me amenaza es el uribismo» o Claudia López «…las águilas negras son la fachada de la extrema derecha», limitándose a las declaraciones y depositando la confianza en la acción de las mismas instituciones del Estado criminal (llámense procuraduría, defensoría, fiscalía…) y en las cortes internacionales manipuladas por los imperialistas.
Esa actitud pusilánime de los representantes de la pequeña burguesía ante el Estado terrorista, pone en evidencia su desconfianza en el poder de la movilización revolucionaria de las masas, único capaz ahora de hacerle frente a la matanza; de ahí que le corresponda a los comunistas encabezar la lucha contra el terrorismo estatal, denunciando a los directos responsables y proponiendo las acciones de movilización, así como apoyando y participando con quienes tomen la iniciativa en ese sentido. Se debe quitar la cortina de humo con que el Estado cubre, silencia o desvía toda sospecha sobre los verdaderos padrinos de las bandas criminales y enfoca toda la responsabilidad en los sicarios, en los ejecutores materiales, intentando calmar los ánimos con una que otra captura o señalamiento.
Se hace necesario además educar, hacer conscientes y generalizar las formas de organización y de defensa que vienen adoptando las masas, tales como la Guardia Indígena y Cimarrona para proteger las comunidades y sus organizaciones, como para garantizar la vida de sus dirigentes. Esta necesidad se hace más urgente ante el reconocimiento del propio «Defensor del Pueblo» Carlos Negret quien señaló, en la reunión de la «Mesa por la vida» realizada el 7 de febrero en Carmen de Bolívar, que «entre marzo del año pasado y enero de este año, se registraron 162 líderes asesinados, pese a que estos hacían parte de una lista de 740 líderes cuyas amenazas había detectado a tiempo la Defensoría y que hizo públicas desde marzo de 2018, mediante 70 alertas tempranas dirigidas a los distintos organismos del Estado relacionados con el tema». El Defensor del Pueblo no lo dice expresamente pero es claro que el asesinato de los dirigentes sociales se lleva a cabo con la complicidad de las autoridades del Estado; de ahí que las masas no pueden confiar su protección y la de sus dirigentes en sus victimarios y verdugos.
¡No más dirigentes asesinados! Se necesita enfrentar el terrorismo de Estado con la lucha revolucionaria de las masas, organizando la defensa de los dirigentes y las organizaciones con independencia del Estado asesino y movilizándose, denunciando a los responsables. Los trabajadores no pueden olvidar por un segundo que el Estado burgués terrateniente y proimperialista colombiano, durante toda su existencia ha utilizado la violencia reaccionaria para defender los intereses de clase de una minoría explotadora, ahogando en sangre todo grito de rebeldía de las masas trabajadoras.
Además, frenar el terrorismo de Estado debe ser una de las reivindicaciones a conquistar con el Paro Nacional Indefinido, expresión más clara de la lucha revolucionaria de las masas en la actualidad en cuya preparación y organización está comprometido el proletariado revolucionario y al cual deben vincularse todas las organizaciones obreras, campesinas, indígenas y populares. Un paro nacional como expresión de la unidad del pueblo trabajador contra sus enemigos y por la conquista de sus reivindicaciones inmediatas. Un paro nacional indefinido para avanzar en la acumulación de fuerzas para destruir el Estado de los explotadores y no para defenderlo participando en la farsa electoral y en sus podridas instituciones.
¡Enfrentar el Terrorismo de Estado con la Lucha Revolucionaria de las Masas!
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Febrero 8 de 2019