Con gran bombo, el reaccionario partido Centro Democrático ha presentado un proyecto de ley para “recortar la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales”, proyecto ya aprobado por el Senado y pendiente de debate en la Cámara. Dice la sabiduría popular que “de eso tan bueno no dan tanto” y mucho menos sabiendo de quiénes viene ese “favor”.
La reducción de la jornada laboral ha sido una reivindicación exigida por el movimiento obrero desde su nacimiento junto con el alza de salarios, pues ahí está la médula de la lucha de resistencia a la explotación asalariada. Es directamente proporcional la disminución de la jornada y la subida del salario con la rebaja de las ganancias de los capitalistas, por ello esta lucha ha costado incluso muertos como los Mártires de Chicago en las históricas huelgas para conquistar la jornada de 8 horas generando un gran movimiento en el mundo, que la II Internacional Socialista enalteció declarando el Primero de Mayo día internacional de la clase obrera.
Por eso cuando los uribistas y su matón principal son quienes hacen la propuesta de reducir la jornada, los mismos cuya actuación ha sido en contra de los trabajadores y favoreciendo claramente a los capitalistas con leyes como la Ley 50, la Ley 100, el robo de las horas extras nocturnas, rebaja de impuestos para los empresarios, decreto 1174, préstamos para el sector financiero, etc., etc., etc.; de inmediato se deduce que hay algo turbio debajo de la mesa.
Los uribistas se encuentran, como todos los otros partidos, en campaña electoral y en campaña, se ponen la ruana, se abrazan con el pueblo, proponen el oro y el moro. Pero no se trata solamente de politiquería como vociferan “indignados” los gremios Andi, Fenalco y la SAC, e incluso el editorial de El Tiempo del 8 de diciembre, llama a la mesura pues es una medida contraproducente en estos momentos de pandemia para la generación de empleo, según ellos. Pero en letra pequeña los gremios han dicho que la medida fuera buena si estuviera acompañada de una Reforma Laboral Integral en donde se aplicara el trabajo por horas y se les quitaran todas las “cargas” laborales a los “sufridos” empresarios.
Y aquí está la triquiñuela de los explotadores, pues con el decreto 1174 ya se avaló el contrato por horas; es decir, que en realidad los capitalistas no se afectarían con la reducción de la jornada laboral, solo que hipócritamente se oponen porque están presionando ir más allá de este decreto y terminar de asestar un golpe a la clase obrera con la Reforma Laboral Integral, que los exoneraría de pagar todas las prestaciones sociales y eso acompañado de la acostumbrada rebaja real del salario anual, más la propuesta de pagar el 80% del salario mínimo, derogar la estabilidad laboral reforzada y la reforma pensional, completarían su objetivo orquestado desde la Agenda Empresarial del 2017.
Esta ley no beneficiará a los trabajadores, si no va acompañada de un alza general de salarios, de la derogación del Decreto 1174, y de todos los demás decretos y leyes aprobados durante la pandemia en contra de la clase obrera. Esto no lo van a reversar los explotadores por su propia voluntad ni mucho menos con las súplicas de los politiqueros reformistas en el Congreso, pues por el camino de las elecciones de la llamada “oposición”, no se logrará nada; las clases dominantes seguirán ejerciendo el poder del Estado y utilizándolo para garantizar ¡como sea! sus privilegios de clase. Solo con un Paro General Indefinido es posible reconquistar los derechos conculcados y detener la ofensiva súper explotadora de los capitalistas, ya que la situación empeora cada día para las familias obreras.
Se hace necesario arreciar en la movilización denunciando la farsa de la negociación del salario mínimo, exigiendo alza general de salarios y subsidio a los desempleados, como parte de los preparativos del Paro General Indefinido que el año entrante debe ser contundente para frenar la arremetida, pues si bien este año de pandemia le sirvió a los de arriba para adelantar parte del plan empresarial y frenar la lucha con la cuarentena y demás medidas restrictivas, no se puede permitir lo mismo en el 2021. Y para ello se requiere de una vanguardia revolucionaria más decidida a dirigir a las masas y organizar las fuerzas para fortalecer la construcción del partido político propio del proletariado; de unos comités de lucha, de paro o de huelga dispuestos a organizar por la base los preparativos del Paro General Indefinido; de sindicatos independientes y revolucionarios que no vacilen más y construyan federaciones independientes; de activistas y sindicatos de las centrales que hagan causa común con los sindicatos independientes; de organizaciones como el Bloque por el Paro General Indefinido que dispute en las calles la dirección del movimiento de masas para aislar a las camarillas de las centrales obreras y del Comité Nacional de “No Paro”, quienes han demostrado claramente su conciliación con los enemigos de los trabajadores y seguramente, el año entrante dedicarán todos sus recursos y esfuerzos para comprometer a las masas trabajadoras en el circo electoral.
La patraña de la “reducción” de la jornada laboral, demuestra que los capitalistas vienen por todo, y la clase obrera no lo puede permitir. ¡Hay que avanzar al Paro General Indefinido y prepararse para asestarle con la revolución el golpe definitivo a este sistema de explotación y opresión!
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
13 de diciembre de 2020