¡El imperialismo no tiene salvación: los proletarios deben sepultarlo!

El Primero de Mayo es el Día Internacional de la clase obrera. Una jornada de lucha en que los miles de millones de proletarios alrededor del mundo se unen, levantan sus puños, agitan sus banderas y dejan oír su voz rindiendo homenaje a los mártires de Chicago y proclamando que el mundo debe ser dirigido por aquellos que no tienen nada que perder excepto sus cadenas.

Día en que el proletariado y los pueblos del mundo miden sus fuerzas frente a la burguesía imperialista y sus lacayos en los países oprimidos, expresan la solidaridad con sus hermanos y reafirman su decisión de marchar al establecimiento del socialismo y el comunismo en toda la tierra.

Este año, el Primero de Mayo se presenta en medio de las grandes convulsiones de agonía del capitalismo imperialista, que ya no tiene nada que ofrecer, excepto superexplotación y destrucción de la naturaleza, hambre y miseria, muerte y guerra.

El capitalismo imperialista amenaza la sociedad y la vida en el Planeta

La crisis económica mundial iniciada el 2008, de la cual el sistema no puede recuperarse, ha exacerbado todas sus más importantes contradicciones: entre el proletariado y la burguesía, entre los países imperialistas y los países oprimidos, entre los países imperialistas y entre los monopolios; presentándose además y de forma cada vez más aguda la contradicción entre el capitalismo y la naturaleza.

La expresión de la contradicción fundamental del sistema, entre el carácter cada vez más social de la producción mundial y el carácter cada vez más privado de la apropiación en manos de unos cuantos magnates y monopolios, expone de forma abierta y descarnada, que la contradicción mundial entre el proletariado y la burguesía es hoy la principal contradicción del imperialismo; manifiesta no solo en los países imperialistas sino también en los países oprimidos: huelgas políticas de masas, levantamientos, rebeliones e insurrecciones, dan cuenta de la rebelión de la principal fuerza productiva de la sociedad mundial, contra las caducas relaciones capitalistas que exigen el paso a la nueva sociedad socialista.

Esta contradicción tiende a ser desplazada por la contradicción interimperialista, visible en la creciente carrera armamentista, en los preparativos de la guerra mundial por un nuevo reparto del mundo, y la consecuente alarma ante la posibilidad de la guerra atómica, que amenaza la existencia misma de la sociedad y la vida en el planeta.

Guerras como la que sufren los pueblos de Ucrania y Rusia, donde se enfrentan el imperialismo yanqui y sus aliados de la OTAN contra el imperialismo ruso; agresiones a los pueblos como el actual genocidio contra el pueblo palestino llevado a cabo por el Estado sionista de Israel, el perro de presa yanqui en el Medio Oriente; ataques como los recientes entre Israel e Irán; movimientos de armamentos, refuerzo y creación de nuevas bases militares en distintos países, incluida Colombia; operaciones militares en el sureste asiático; guerras internas patrocinadas por los imperialistas de occidente y oriente en la disputa por los recursos naturales en África y otras latitudes… confirman los preparativos imperialistas para la guerra a escala mundial. Catástrofe que solo puede ser impedida con la Revolución Proletaria Mundial.

El ejército de los sepultureros del imperialismo se ha puesto de pie

En más de un siglo de agonía, el capitalismo imperialista ha extendido y profundizado las cadenas de la explotación y la opresión en todos los rincones del orbe: saqueando los pueblos del mundo, destruyendo la naturaleza, disputando mediante las guerras las fuentes de materias primas, los mercados y la fuerza de trabajo sometida a la más voraz superexplotación en los países oprimidos, arruinando a su paso a los pequeños y medianos productores, desplazando mediante la violencia a los campesinos y pueblos indígenas, arrasando sus culturas y poniendo en riesgo su existencia. Una aterradora realidad que, en contra parte, ha fortalecido y forjado también, para esperanza de la humanidad, la fuerza social que habrá de sepultarlo: el proletariado. La fuerza más numerosa y poderosa en la sociedad mundial actual.

Miles de millones de proletarios en todo el mundo constituyen el poderoso ejército que sobrevive de vender su fuerza de trabajo: en las grandes plantaciones agroindustriales; en las minas, canteras y pozos; en las maquilas y grandes y medianas industrias; en el comercio de las grandes, medianas y pequeñas superficies; en los call center, las cadenas de suministros y el transporte; en la salud y la educación; o como superpoblación relativa flotante en la informalidad; o en el creciente ejército de migrantes que rompe las fronteras de países, naciones, idiomas y costumbres, ofreciendo sus manos para el enriquecimiento de la élite en las metrópolis; o como ejército industrial de reserva. Todo este poderoso ejército se ha puesto de pie respondiendo por ahora espontáneamente a la arremetida burgués-imperialista de seguir descargando la crisis sistémica sobre su espalda.

Se necesita una dirección revolucionaria

Bien decía Marx que no basta el número para triunfar sobre los enemigos; el proletariado necesita además de la fuerza numérica, estar unido, así como su acción exige ser guiada por el saber. Y en efecto, los grandes levantamientos obreros y populares que han sacudido la sociedad mundial desde el 2019, indicando un nuevo ascenso general de la revolución, no cuentan en su mayoría con la dirección revolucionaria del proletariado consciente, cuyas fuerzas no han superado aun la crisis, luego de las derrotas sufridas en las antaño repúblicas socialistas, especialmente en la URSS en 1957 y en China en 1976.

Crisis manifiesta en la carencia de un Programa capaz de unir el ejército proletario mundial en torno a sus objetivos máximos; en la ausencia de una Táctica revolucionaria para enfrentar a sus enemigos comunes en todos los países y, por ende, en la inexistencia de una organización única que actúe como centro dirigente de la Revolución Proletaria Mundial.

Urge como nunca antes la nueva Internacional Comunista, armada con la ciencia de la revolución de nuestros días: el marxismo-leninismo-maoísmo. Única teoría coherente, clasista y práctica capaz de comprender de manera científica la realidad, para extraer de allí las tareas que debe acometer la clase de vanguardia; en lucha contra las teorías burguesas apologistas de la explotación asalariada y de la dominación imperialista; en lucha también contra el revisionismo viejo y nuevo, así como contra el “izquierdismo” inservibles para conducir acertadamente las batallas por la emancipación del proletariado. Análisis y lucha que deben ir de la mano con el esclarecimiento de la estrategia y la táctica del proletariado de acuerdo a las condiciones concretas en cada país.

En ese sentido, gestas como las heroicas guerras populares en la India, Filipinas y Turquía, dirigidas por los comunistas Marxistas-Leninistas-Maoístas, constituyen en la actualidad avanzadas de la revolución proletaria, que sirven de ejemplo, estimulan y siembran confianza en la victoria de la Revolución de Nueva Democracia en los países donde predominan la relaciones semifeudales, y en la Revolución Socialista donde priman las relaciones capitalistas de producción.

Igualmente, la coordinación existente entre algunos partidos y organizaciones en apoyo a las guerras populares y otras tareas de solidaridad internacionalista, así como la edición de la revista internacional Lucha de Dos Líneas, son pasos importantes en la superación de la dispersión; pero se necesita avanzar en la discusión de las divergencias, a la vez que en la coordinación de tareas comunes en estrecha vinculación con las masas, como parte de la preparación y organización de una nueva Conferencia Internacional de los Marxistas-Leninistas-Maoístas.

¡Es inútil reformar el capitalismo: hay que sepultarlo!

La ausencia de un centro revolucionario mundial y del Partido de la clase obrera en la mayoría de países como parte de ella, y la debilidad e impotencia de los comunistas, ha permitido que la rebelión creciente de los explotados y oprimidos sea desviada por el reformismo y en muchos casos conducida a fortalecer la institucionalidad burguesa. Una salida temporal y pasajera permitida por las clases dominantes y el imperialismo, como ocurrió en Chile y Colombia, ante el peligro de que la rebelión desencadenara la revolución y pusiera fin al orden existente.

Una maniobra para calmar la tempestad, mientras preparan sus huestes para imponer medidas reaccionarias, con la vana pretensión de aplastar la creciente rebeldía de los pueblos, como intentan los sectores más cavernarios de las clases dominantes, tanto en los países imperialistas como en los oprimidos, caso de Milei en Argentina, Modi en la India, o Meloni en Italia… confirmando que en el imperialismo la tendencia es a la reacción política y no a la libertad.

Colombia, no es ajena a lo que está pasando en el mundo. La crisis económica, social, de la salud, medioambiental, la guerra contra el pueblo… siguen golpeando a la clase obrera y demás trabajadores del campo y la ciudad, siendo esta la base más profunda del descontento general; que si bien fue adormecido durante el primer año del gobierno Petro y las promesas de cambio, hoy salta nuevamente a la palestra en los cientos de manifestaciones, bloqueos, huelgas, tomas de tierras… porque las reivindicaciones del levantamiento popular no han sido resueltas y las clases parásitas dominantes no están dispuestas a cederlas.

Por el contrario, los sectores más retardatarios, comandados por el sector mafioso y paramilitar, mantienen la amenaza permanente de golpe de Estado y tratan de canalizar el descontento popular para sus propósitos de imponer un régimen de terror, como se vio en las exigencias de sus manifestaciones del pasado 21 de abril.

Por su parte, el gobierno reformista de Petro insiste en su fracasado “acuerdo nacional” haciéndoles concesiones a los imperialistas y a los grandes capitalistas colombianos, burgueses y terratenientes en detrimento de los trabajadores, a quienes ha llamado a respaldarlo, incitando en ocasiones a rescatar las Asambleas Populares como formas del poder popular opuesto al poder de los capitalistas, para luego sentarse nuevamente a tranzar con los enemigos del pueblo, con quienes sigue gobernando. Tal actuación ha generado desencanto y desconfianza en gran parte de quienes votaron por las promesas de cambio, obligados a retomar nuevamente el camino de la lucha directa para mitigar su angustiosa situación.

Corresponde por tanto a los comunistas, a los revolucionarios y a los dirigentes obreros y populares unirse y tomar la iniciativa para hacer que la rebelión creciente de los explotados y oprimidos se exprese conscientemente en las Asambleas Populares, alrededor de las reales reivindicaciones económicas, sociales y políticas inmediatas, exigidas en los levantamientos del 2019 y 2021, y recogidas en el Programa Inmediato propuesto por la Unión Obrera Comunista (mlm).

Asambleas Populares que deben transformase en verdaderos instrumentos del Poder Popular en oposición al poder de los explotadores; que tomen decisiones democráticamente y las hagan cumplir con la fuerza organizada y la movilización del pueblo.

Asambleas Populares que sirvan de escuela y preparen a los trabajadores del campo y la ciudad para las batallas decisivas que destruirán con la violencia revolucionaria de las masas, con la Guerra Popular, todo el viejo poder de la burguesía, los terratenientes e imperialistas e instaurarán el nuevo poder de los obreros y campesinos armados, necesario para avanzar al establecimiento del socialismo.

Los comunistas como parte de los trabajadores y representantes de la clase obrera, persistiremos en la lucha por la unidad del pueblo para el combate contra los enemigos, sin renunciar a la necesidad más apremiante: construir el Partido Comunista Revolucionario como parte de la nueva Internacional Comunista.

En ese sentido, llamamos a los demás comunistas a trabajar mancomunadamente en la preparación del Congreso de Restauración del Partido en Colombia y de la preparación de la Conferencia Internacional de los Marxistas-Leninistas-Maoístas que dote a los comunistas de todos los países de un centro de dirección en el camino a la nueva Internacional, instrumentos imprescindibles para darle sepultura al capitalismo imperialista.

¡Viva el Primero de Mayo Internacionalista y Revolucionario!
¡Contra la guerra imperialista: Proletarios y pueblos del mundo, uníos!
¡Abajo el imperialismo, sistema mundial de opresión y explotación!
¡Viva la Revolución Proletaria Mundial!
¡Muerte al imperialismo: el futuro debe ser del socialismo y el comunismo!

Unión Obrera Comunista (mlm)
Primero de Mayo 2024

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