Terminó la farsa electoral en Estados Unidos dejando en la presidencia a Donald Trump, quien venció a Kamala Harris por amplia mayoría. La burguesía imperialista yanqui puso al pueblo a escoger entre dos criminales como sus mejores representantes. Una muestra de la podredumbre de la clase parásita imperialista, de su falsa democracia y de la descomposición del sistema oprobioso que representa.
Trump es un vulgar criminal condenado por 34 cargos y pendiente de la decisión de otros tres juicios, entre ellos el asalto al capitolio en el 2021, para impedir la posesión de Biden, llevado a cabo por los que llama luchadores por la libertad y a quienes prometió el indulto. Un reaccionario charlatán, demagogo, odia mujeres y xenófobo dispuesto a reconquistar el papel dominante del imperialismo yanqui en la arena mundial.
Kamala Harris no es muy distinta a Trump, excepto por ser mujer negra y estar a favor del aborto. Su reciente papel como vicepresidenta de Biden ha dejado claro su apoyo al genocidio del pueblo palestino, a los criminales jefes sionistas israelíes, al pro fascista presidente de Ucrania y a la burguesía imperialista estadounidense que representa.
La aparente radical oposición en los discursos de campaña, solo eran un papelón para representar bien la farsa y convencer al pueblo de que había que votar, con el único propósito de legitimar la feroz y brutal dictadura de los monopolios imperialistas.
En los medios se especula sobre los supuestos cambios que traerá Trump pero el libreto ya está escrito pues obedece a la profunda crisis del capitalismo imperialista moribundo:
- Nuevas medidas para atenuar la crisis económica y social, que al final siempre terminan siendo paliativos que agravan la situación general, ya que el capitalismo solo puede subsistir a cuenta de devorar a los trabajadores y destruir la naturaleza, pues no existe otra fuente de riqueza.
- Incrementar la carrera armamentista y los preparativos de guerra imperialista, pues la crisis no tiene otra salida que destruir fuerzas productivas y atizar la guerra por un nuevo reparto del mundo para apoderarse de fuentes de materias primas, mercados y fuerza de trabajo. Una carrera en la que los imperialistas yanquis piensan obligar a sus socios y lacayos a comprometerse más a fondo, porque no están dispuestos a seguir aportando la mayor parte como lo han hecho en Ucrania, Medio Oriente y el Sudeste Pacífico.
- Persistir en la persecución y deportación de inmigrantes que aun en las entrañas de la bestia imperialista siguen siendo esclavos que padecen superexpotación, discriminación y persecución, pero a quienes los representantes imperialistas acusan de ser culpables del desempleo, la inflación y las lacras de su sistema putrefacto en sus países; cuando en verdad la migración es solo una consecuencia de los males creados por su voracidad sin límites, causante de las catástrofes ocasionadas por el daño al medio ambiente, por sus guerras de agresión a los pueblos, por el despojo de las tierras a los campesinos de los países oprimidos, por el saqueo de las riquezas de los pueblos…
Tal es el escenario que debe enfrentar y el libreto que debe ejecutar el criminal que ocupará la Casa Blanca el año entrante.
El cambio de personaje en el gobierno, tanto en Estados Unidos como en los demás países imperialistas, solo es un accidente que no cambia el contenido del drama que enfrenta un sistema en su lecho de muerte y profundamente reaccionario, que se encamina y amenaza con la destrucción de la sociedad y la vida en el planeta para satisfacer la voracidad insaciable de un puñado de parásitos que deben ser derribados mediante la guerra popular.
Por eso todo cuanto haga el nuevo mandatario solo agudizará las contradicciones económicas, sociales y políticas; solo exacerbará la lucha de clases y atizará aún más la lucha revolucionaria del proletariado y los pueblos del mundo contra la tiranía imperialista, contra el parasitismo de los monopolios financieros, contra la esclavitud de la sociedad mundial, contra la destrucción de la naturaleza como lo demostraron desde el 2019, con los poderosos levantamientos revolucionarios que seguirán creciendo, porque toda la situación está exigiendo avanzar al socialismo con el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial.
Por eso Trump acabará con las ilusas esperanzas de los utopistas y gobernantes reformistas como Petro, que sueñan con convencer a los inhumanos imperialistas con prédicas filantrópicas, con sus llamados a los destructores de la naturaleza a proteger el medio ambiente, con sus discursos sobre la paz a los peores guerreristas y terroristas… dejando cada vez más claro que solo la lucha revolucionaria de los pueblos pondrá fin a la barbarie.
Pero la amenaza creciente de guerra imperialista, la desaforada destrucción de la naturaleza y la agudización extrema de todas las contradicciones del sistema agonizante exigen del Movimiento Comunista Internacional una actuación mayor; la dispersión e impotencia política de los comunistas facilita el avance de la reacción e impide que las crisis políticas que se presentan alrededor del mundo y crean situaciones revolucionarias para hacer avanzar la sociedad se pierdan. Por tanto, es urgente avanzar en la unidad los destacamentos Marxistas-Leninistas-Maoístas, sobre la base de la unidad posible ahora, que les permita trazar orientaciones revolucionarias y una actuación común al frente de las masas y, en el transcurso mismo de la lucha, proseguir las discusiones sobre las divergencias, como se lo han propuesto los firmantes de la Declaración Internacional Conjunta[1] del Primero de Mayo de este año y los camaradas que impulsan la revista internacional Lucha de Dos Líneas[2].
Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta)
[1] Declaración firmada por Partidos y organizaciones de Europa, Asia, Medio Oriente y América. Ver: https://revolucionobrera.com/internacional/mci/primero-de-mayo-30/
[2] Revista Internacional que lleva publicados 3 números entre 2022 y 2024. Ver: https://revolucionobrera.com/internacional/mci/dos-lineas/