El gobierno y su séquito de parásitos, que viven a costa de la miseria del pueblo, hoy intensifican el terrorismo de Estado a través de medidas como la del alcalde de Medellín dando vía libre a la entrada del Esmad a las universidades, generando la respuesta inmediata con movilizaciones y protestas de varios sectores del movimiento estudiantil; a ello se suma la continuación del asesinato sistemático de dirigentes y luchadores populares, los últimos atentados a dirigentes sindicales como el perpetrado contra el expresidente de FECODE, las amenazas a varios dirigentes de la CUT Nacional, y los allanamientos violentos a varias sedes de organizaciones populares en Bogotá y la confiscación arbitraria de sus equipos y celulares; todas estas acciones muestran la catadura del régimen mafioso y reaccionario que no está interesado en solucionar los problemas del pueblo colombiano.
En medio de estos sucesos, en Bogotá se adelantó la “séptima ronda de interlocución” entre el gobierno con el Comité Nacional de Paro; conversaciones que son una burla para los trabajadores, pues mientras en los medios de comunicación Duque posa de estar dispuesto a escuchar las necesidades del pueblo, sigue imponiendo medidas antiobreras y antipopulares y llevando adelante las reformas laboral y pensional, cuya implementación ocasionará una mayor pauperización de las masas, en el afán de cumplir las órdenes del imperialismo y de los grandes monopolios que exigen a gritos las reformas para aumentar sus cuotas de ganancia.
Los capitalistas y el títere gobernante sueñan que acallarán con los escuadrones del ESMAD la rebelión popular, descargando su odio de clase y sembrando el terror en el intento de aplastar la indignación del pueblo, que se ha puesto de pie y ha dicho, ¡Basta Ya! Por el contrario, la ola de asesinatos, los atentados, amenazas y persecución a las organizaciones obreras, campesinas y populares, solo agudizan las contradicciones de clase y acrecientan el odio del pueblo contra las clases parásitas, sus amos imperialistas y las fuerzas militares asesinas.
Colombia es una olla a presión presta a explotar, como bien lo demostró el Paro Nacional del 21N del año pasado y las semanas posteriores, cuando el pueblo se lanzó a las calles, paró importantes sectores de la economía, bloqueó las principales vías y se hizo sentir en la lucha callejera, rompiendo la tranquilidad de los negocios e incomodando a las clases explotadoras y opresoras.
Pero el estallido social que se avecina necesita de una dirección correcta, que no está en el Comité Nacional de Paro y sus ilusas aspiraciones de sentarse a conversar con Duque. El régimen solo escucha a las masas populares cuando éstas lo obligan por las vías de hecho y por ello es necesario avanzar en la preparación de un verdadero Paro Nacional Indefinido donde participen los obreros desde las fábricas, el corazón del capital, como de los demás sectores de los trabajadores del campo y la ciudad; igualmente, es urgente fortalecer una verdadera dirección revolucionaria que se eche encima la preparación y dirección del movimiento, de tal forma que el estallido social sirva al avance de la gran revolución social y política que necesita el pueblo colombiano para acabar de raíz con los males que le aquejan.
¡Contra el Terrorismo de Estado, Preparar el Paro Nacional Indefinido!
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Febrero 13 de 2020