Nuevamente una parte del pueblo luchador salió a las calles el 8 de febrero, respondiendo en parte al llamado hecho por Gustavo Petro, ante la amenaza de un golpe blando, ya que la Corte Suprema de Justicia no ha elegido nueva fiscal a pesar de existir los requisitos establecidos por la misma democracia burguesa. El mismo 8 de forma cínica los “honorables” magistrados nuevamente se negaron a elegir a la fiscal, quedando como interina la reconocida protectora de mafiosos y paramilitares Martha Mancera.
Las manifestaciones fueron numerosas y combativas, en varias ciudades se realizaron concentraciones frente a las sedes de la Fiscalía y en el caso de Bogotá, además frente a la Corte y en la plaza de Bolívar. En general se vio un ambiente de lucha, de indignación con los representantes de la mafia uribista en el poder, un común denominador entre el pueblo y sectores de otras clases, representados en políticos, periodistas e intelectuales.
Los organizadores de las concentraciones, llamaron a una jornada pacífica, de respeto a la institucionalidad, de hecho Fecode y las centrales sindicales inicialmente habían convocado la concentración frente a la Corte Suprema de Justicia pero ante el llamado de los defensores de la democracia burguesa, la separación de poderes, e incluso del mismo presidente, de respetar a tan “honorable” institución, cambiaron a dos días el sitio de concentración en Bogotá, llamando a reunirse frente al bunker de la Fiscalía General de la Nación.
Sin embargo, sabemos que en Popayán algunos manifestantes botaron pintura a la sede de la Fiscalía y en Bogotá sí hubo concentración y masiva frente a la Corte; una parte de los luchadores, dentro de ellos los indígenas se concentraron en la Plaza de Bolívar y de ahí se movilizaron a una cuadra donde queda el Palacio de Justicia, bloqueando la entrada y con mayor ahínco cuando se conoció que después de sesionar la Corte no eligió la nueva Fiscal.
Estas acciones que, tanto uribistas, medios de comunicación, demócratas y la misma Corte, condenaron enérgicamente, y las instituciones del Estado —alcaldía y presidencia— reprimieron enviando al ESMAD, son legítimas para los comunistas. La indignación que explica dichas acciones, es que, tanto en este caso, como a diario, respetar las instituciones del Estado y seguir las reglas de la democracia burguesa nunca funciona a favor de la mayoría.
Este hecho reafirma lo dicho por la UOC (mlm) en su editorial ¡Sí a la movilización para sacar a la mafia del Estado y conquistar las reivindicaciones del pueblo!, cuyo comunicado fue difundido en las manifestaciones, en el que llamó a la movilización contra la mafia, pero no a defender la democracia y las instituciones del Estado burgués. Los intelectuales y académicos al servicio de la institucionalidad, los dirigentes de las centrales sindicales, de los partidos políticos de las clases dominantes y de la pequeña burguesía, el Congreso y los reformistas como Petro coinciden en defender la democracia de los ricos, el llamado Estado Social de Derecho, que en esencia tiene como propósito mantener la explotación asalariada, la opresión hacia la mayoría, la dictadura de los ricos contra el pueblo.
Celebramos las masivas y combativas manifestaciones del 8 de febrero, celebramos que una parte del pueblo se atrevió a “irrespetar” a la Corte y alentamos al pueblo a continuar con la lucha porque no solamente la mafia tiene que salir del Estado, sino y sobre todo, hay que conquistar las reivindicaciones que no han sido resueltas y que, por el contrario, hasta las pequeñas reformas sociales presentadas por Petro, han recibido el rechazo de los explotadores e instituciones como el Congreso se proponen hundir en la presente legislatura.
Reiteramos la importancia de retomar las Asambleas Populares para que desde allí se organice la lucha. Así como insistimos en la necesidad de que los obreros consientes y los revolucionarios se unan alrededor de una plataforma y se propongan dirigir la lucha del pueblo con independencia del Estado disputando la dirección del movimiento obrero desde las bases de las organizaciones de masas. Se necesita además, estar muy atentos a los cambios en la realidad para ganar la iniciativa alrededor de las banderas correctas.
El pueblo demostró el 8 de febrero que está dispuesto a la movilización y a la lucha (hasta entregar la vida por defender un proyecto que cree le favorece), y es el deber de los revolucionarios disputar la dirección y hacer que esa indignación y disposición de lucha, que se mantiene desde el 2019, contribuya a la lucha revolucionaria por la transformación de fondo de la sociedad, y no para que el reformismo continué aplazando la confrontación inevitable, prolongando así los tormentos para el pueblo.
Comité Ejecutivo – Unión Obrera Comunista (mlm)
11 de febrero de 2024