Univalle: La protección de la protesta estudiantil y el reconocimiento de su historia

Univalle: La protección de la protesta estudiantil y el reconocimiento de su historia 1

Publicamos este importante comunicado firmado por dos organizaciones estudiantiles de la Universidad del Valle en respuesta a un comunicado del Consejo Académico de esa universidad. Respaldamos este pronunciamiento en contra de la estigmatización del derecho a la protesta que tienen los estudiantes. Más aún cuando se llama a hacer un «frente» contra las manifestaciones de lucha del estudiantado, lo que raya con expresiones de paramilitarismo dentro de la Universidad del Valle. Si bien, no se puede esperar que la administración o Consejo Superior Universitario de la UniValle, entre los que se encuentran algunos de sus miembros nombrados por el gobierno departamental y nacional se solidaricen con la lucha estudiantil, tampoco se puede permitir que en sus pronunciamientos llamen a conformar un «frente» contra los estudiantes que usan la lucha directa como forma de manifestar su inconformismo con lo que sucede al interior de la Universidad.

La violencia revolucionaria no es un fin en sí mismo sino un medio que el pueblo se ha visto obligado a usar para conquistar sus más sentidas reivindicaciones. La violencia revolucionaria es la justa respuesta a la violencia reaccionaria del Estado burgués-terrateniente. La lucha estudiantil históricamente ha usado las Asambleas (estudiantiles, obrero-estudiantiles, multiestamentarias), las marchas, los mítines, los bloqueos, los tropeles, las tomas de edificios, etc., para conquistar sus derechos y defender los que ya tienen. Es igual de reaccionario el que impida realizar una Asamblea democrática en la que se delibera y se toman decisiones; como el que conforma un «frente» contra las legítimas manifestaciones de lucha directa de los estudiantes o el que acusa a otro compañero que usa una capucha revelando su identidad ante los organismos de seguridad del Estado.

Llamamos a la comunidad estudiantil, trabajadora y docente de UniValle a oponerse a la conformación de cualquier grupo «antiprotestas», a apoyar la justa lucha de los estudiantes en sus diferentes expresiones y a no confiar ciegamente en el gobierno reformista de Petro, pues no es un «gobierno amigo» como les quieren hacer creer, sino, el administrador de los negocios de la burguesía, por lo menos, hasta agosto de 2026. Un «gobierno del cambio» que no cumplió su palabra de disolver el ESMAD sino que lo transformó en la UNDMO; que no cumplió con su promesa de liberar a los presos por luchar; bajo el cual la Policía sigue sacando ojos y capturando y golpeando jóvenes que ejercen su legítimo derecho a la protesta.

Revolución Obrera


Comunicado oficial

Organizaciones estudiantiles de Univalle

Respuesta Urgente al Consejo Académico de Univalle: La Protección de la Protesta Estudiantil y el Reconocimiento de su Historia.

Es urgente y necesario responder al comunicado emitido por el Consejo Académico el pasado 2 de octubre, pues su postura reproduce una narrativa peligrosa que, bajo el lenguaje de la legalidad y la institucionalidad, revive los mismos mecanismos de criminalización y estigmatización que tanto ha denunciado la Comisión de la Verdad —y que, de manera contradictoria e hipócrita, el propio comunicado cita como fuente de legitimidad.

Este comunicado, bajo la máscara de condenar actos violentos que pongan en riesgo la vida y el bienestar de la comunidad universitaria, lo que busca es posicionar un discurso que reduce la protesta estudiantil a vandalismo, omitiendo su carácter histórico como herramienta de lucha y resistencia.

Al promover un «frente común contra la violencia» reproduce, tal como lo ha señalado la Comisión de la Verdad en sus informes, una estrategia que se convierte en un frente común contra la protesta, contra la integridad, la dignidad y la vida de los líderes estudiantiles.

En su texto, el Consejo Académico “exhorta a las autoridades competentes a reaccionar con prontitud, a ser más eficaces”, lo cual, en el contexto colombiano, se traduce en la intervención de la Fuerza Pública; esa misma que ha sido señalada por múltiples organismos de derechos humanos, por la Comisión de la Verdad y por la sociedad civil, de cometer graves violaciones a los derechos de estudiantes, incluyendo detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y asesinatos.

Es esta una ocasión para recordarles que, según la Comisión de la Verdad, entre 1962 y 2011, 588 estudiantes fueron asesinados en Colombia. Muchos de ellos por su liderazgo, por ejercer la crítica, o por simplemente participar en una manifestación. La Universidad del Valle ha sido parte de ese escenario de violencia: ha sido infiltrada por la inteligencia militar, ha sufrido allanamientos sin control judicial y ha perdido estudiantes. Frente a esto, los Consejos Académicos y Superiores guardaron silencio o, peor aún, legitimaron esas violencias en nombre del “orden”, tal como lo está haciendo hoy ese comunicado.

Resulta preocupante que el comunicado apele al discurso de la Comisión de la Verdad para presentarse como defensor de la universidad como víctima del conflicto, pero omite totalmente lo que ese mismo informe denuncia sobre el papel de las autoridades universitarias en la criminalización del pensamiento crítico. Citar la Comisión para victimizar a la institución, pero callar lo que se dice sobre el rol de los Consejos Académicos y Superiores en la represión del movimiento estudiantil, es profundamente hipócrita.

De acuerdo con la Comisión los estigmas que han recaído sobre los estudiantes como “delincuentes”, “vándalos” o “subversivos”, han servido como preámbulo para justificar crímenes de lesa humanidad. El discurso institucional que hoy repite el Consejo Académico contribuye a ese mismo marco de justificación. Al enfocar la discusión en los “encapuchados” y no en las causas estructurales de la inconformidad estudiantil, se invisibilizan las demandas por las que históricamente hemos luchado: más presupuesto, educación gratuita y de calidad, condiciones dignas para estudiar y vivir, etc.

El llamado a un “frente común por la defensa de la universidad” es un eufemismo para alinear a la comunidad académica contra los sectores estudiantiles más críticos, combativos y organizados. Pasando por alto que no se construye universidad pasando por encima de quienes protestan; la verdadera defensa de la universidad empieza por reconocer que la protesta es parte de la vida universitaria, no una amenaza a ella.

Ese “frente común” es una estrategia para cerrar filas en torno al miedo y al control, para legitimar mayor presencia policial y medidas represivas dentro del campus, como si la universidad fuese un cuartel o un fortín de vigilancia, y no un espacio político, cultural y social donde el pensamiento crítico debe seguir aflorando, aunque pretendan cercarlo.

El Consejo Académico ha mantenido una postura históricamente alejada de las luchas estudiantiles, amparada en la supuesta “pureza académica”. Esa neutralidad —como se puede deducir de la Comisión de la Verdad— ha sido una forma de complicidad con la violencia estatal y paraestatal. Mientras se premian logros académicos y rankings de investigación, se calla frente la estigmatización interna, la infiltración militar y el asesinato de estudiantes.

Cuando se equipara la protesta con una falta disciplinaria grave, cuando se permiten sanciones académicas por la participación política del estudiantado, cuando no se exige justicia por las agresiones policiales, se está reforzando la maquinaria que quiere expulsar de la universidad toda forma de pensamiento crítico.

Por eso llamamos al movimiento estudiantil, a los docentes y a los trabajadores conscientes a no caer en este engañoso discurso del Consejo Académico en el que se pretende hacer creer que la Universidad pública solo se defiende por sus los logros académicos y de investigación que generan “desarrollo” y no por mejorar condiciones de quienes trabajan, estudian en ella.

Llamamos al estudiantado a reconocer que la lucha, la protesta, las formas organizadas que ha adoptado el estudiantado a lo largo de la historia han estado encaminadas a garantizar no solo que la educación superior deje de ser un privilegio de unos cuantos, sino que, dado que el progreso beneficia al capital, los hijos del pueblo deben tener la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida…

Es por lo mismo que el movimiento estudiantil no se limita a luchar por la educación sino por todas las condiciones sociales, políticas y económicas que afectan a pueblo y  la clase trabajadora y para hacerlo en la mayoría de las ocasiones el camino de las vías de hecho es el único camino que queda, ante el cual históricamente el Estado ha respondido con la persecución y el terror, lo que lleva a que los luchadores deban de cubrir sus rostros, no por gusto sino por escapar del Terrorismo de Estado del que tantas veces han sido víctimas.

Ruptura Colectiva
Círculo Popular de Estudios Latinoamericanos

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