A Propósito de las Asambleas Populares

A Propósito de las Asambleas Populares 1

Opiniones de un Lector de Revolución Obrera

A nuestro correo llegó el siguiente artículo que queremos compartir con nuestros lectores. Inspirado en el editorial que lleva por título ¡Adelante con las Asambleas Populares! El compañero que lo firma hace un interesante análisis sobre las motivaciones y el contexto en que fue elaborada la Constitución de 1991 en Colombia, aprovechando para hacer una explicación de las motivaciones y justificación de su promulgación.

Se detiene en ahondar en la relación que tienen los comunistas como parte del movimiento obrero, siendo ellos los que deben marcar la pauta en todo el desarrollo teórico y político a la hora de promulgar el contenido de todo el arsenal de lucha, bien sea como Programa de la revolución, o su táctica, o su Programa mínimo, o como es hoy de importancia candente el Programa Inmediato que precisamente la Unión Obrera Comunista (mlm) ha puesto a rodar entre el movimiento obrero y en general entre todas las masas para que sean acogidos como sus banderas de lucha.

Los dejamos pues con el escrito y con la respuesta de un camarada a las inquietudes planteadas por el compañero Lucio. Esperamos que este intercambio de opiniones sirva para animarlos a volver a mirar el Editorial en mención y todo el contenido del Portal www.revolucionobrera.com

Comisión de Agitación y Propaganda


En el período presidencial de Cesar Gaviria (1990-1994) se producen reformas al modelo económico capitalista que inauguran la inserción de Colombia en la Globalización Imperialista; lo que se conoce como el “neoliberalismo” y que no es nada diferente que la implementación de medidas que permitan la libre circulación del capital financiero capitalista y la eliminación de las barreras laborales, arancelarias, propiedad estatal de servicios públicos y de salud, entre otras acciones que tomó el gobierno de Gaviria. Es el período de la exacerbación de la contradicción entre el capital y el trabajo y, que de otra parte, y como complemento convierte a la economía de Colombia, y a la de los países explotados y oprimidos por el imperialismo, en un inmenso taller maquilador de mercancías.

Inevitablemente, no por capricho o decisión personal del presidente Gaviria, había que convocar a una nueva Constitución que actualizara la normatividad jurídica y legal para que las reformas neoliberales pudieran tener un tránsito y funcionamiento normal, pactado entre los diferentes sectores de la clase dominante y otros sectores sociales y políticos históricamente marginados; pero todos estos acuerdos se llevaron a cabo en el marco de la aceptación irrestricta de la economía y Estado capitalista.

Se crearon instituciones para la supervisión y control de las políticas y decisiones gubernamentales en el ámbito de la protección de los derechos ciudadanos que de manera simultánea fueron asumidos y copados por sectores de los grupos de poder de la burguesía y de la mafia. Se proclamaron derechos a la salud, a la educación y a la vivienda para todos los habitantes del país, pero con la condición de tener recursos suficientes para poder disfrutarlos de manera plena y satisfactoria. Se incorporó y reconoció derechos económicos y políticos de sectores sociales y minorías nacionales pero regulados para su pleno ejercicio por las barreras que impone el capitalismo a los desheredados de ese sistema; hoy esos sectores siguen sumidos en profundo estado de miseria, persecución, muerte y exclusión de servicios básicos.

La Constitución de 1991, tan promocionada, amada y defendida delirantemente por la burguesía, obviamente, y por reformistas y revisionistas no es otra cosa que la constitución neoliberal que profundizó la explotación del sistema capitalista -imperialista, desgajando de paso derechos y ventajas conseguidas por los trabajadores. El actual mandatario de Colombia fue uno de tantos colaboradores de la extensión de esa masacre institucional del capitalismo imperialista.

Como bien lo señala la literatura científica del marxismo para que la estructura económica de un país pueda funcionar tiene que haber correspondencia con la esfera jurídica o las leyes de ese país. Y sin duda eso fue lo que sucedió con la Constitución del 91: el capital imperialista necesitaba expandirse y funcionar libremente sin restricciones de normas laborales o de propiedad y servicio estatal de derechos públicos.

No fue innecesario, pero sí útil dar ese rodeo para explicar el funcionamiento de la estructura y superestructura en las sociedades, para así poder opinar acerca del contenido del editorial ¡Adelante con las Asambleas Populares! que en el penúltimo párrafo dice: «Entonces, solo entonces, cuando tenga el Poder de verdad, el pueblo podrá decidir si realiza una nueva Constituyente». La nueva sociedad sin duda, por necesidad de la historia, va a requerir de un nuevo marco constitucional que se base en la abolición de la propiedad privada, la socialización de los medios de producción, el poder y dirección política del proletariado y el sector campesino aliado y, probablemente el respaldo condicionado y efímero de sectores deprimidos de la pequeña burguesía. Pero ese nuevo conjunto de leyes y normas sociales y jurídicas no puede salir de la iniciativa del pueblo y no será este quien decida el momento y los términos de su contenido; además, y habida cuenta, que la construcción del Estado socialista se llevará a efecto en una intensa y pugnaz lucha de clases entre las viejas ideas y visiones políticas e ideológicas, con rezagos capitalistas que intentarán por todos los medios darle la vuelta a la historia para restaurar el capitalismo, y la nueva visión emancipadora, liberadora, encarnada en la dictadura proletaria.

No podemos prescindir que, en el pueblo, concepto globalizante que es necesario examinar, coexisten sectores en los que anidan ideas y visiones capitalistas o no socialistas y una Constitución en sus manos, además de caer en un despreciable populismo entraña un riesgo inminente de retorno al capitalismo. Es más, los comunistas de vanguardia en la revolución no tienen que esperar al triunfo para construir la Constitución del nuevo estado Socialista es una tarea que ya se puede ir iniciando.

Ahora bien, si asumimos este tema desde el tópico de la teoría del conocimiento basada en el marxismo no es propensa de forma innata al pueblo o al proletariado en sí y la formulación de una constitución tiene que basarse en el examen y análisis científico de la sociedad, de sus necesidades, perspectivas de funcionamiento y conducción al comunismo, lo cual solo lo hará posible la vanguardia comunista que conduzca la revolución.

Esto no despoja al pueblo de su participación en la construcción de la nueva sociedad sino que más bien le garantiza que sea efectiva poniendo instrumentos e instituciones a su favor para la protección de sus derechos que serán posible mientras la base de la construcción del nuevo Estado esté sólidamente basado en la visión y perspectiva que señala C. Marx: Este socialismo es la declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que estas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales.

Con aprecio y valoración a su trabajo dejo a consideración estas muy limitadas e incipientes opiniones.

Lucio Barrera


Respuesta:

Apreciado camarada Lucio:

Muy acertadas sus anotaciones en cuanto a que una nueva constitución siempre es, en el terreno de la superestructura política, expresión de los cambios en la esfera económico social, como correcta es la apreciación de que la Constitución del 91 era necesaria para que el imperialismo y las clases dominantes colombianas legalizaran los cambios que ya habían ocurrido en el terreno económico social; legalización que ya había empezado con la Ley 50 del 90 (Reforma Laboral), pero además contando con otro ingrediente en el terreno político y social como lo fue la firma de los acuerdos de paz con las guerrillas del M-19, el EPL, el Quintín Lame y el PRT, quienes tuvieron asiento en la constitución del 91 y fueron copartícipes de la legalización de las nuevas formas de superexplotar la fuerza de trabajo y la privatización de los servicios esenciales a cambio de escaños en el parlamento y puestos en el Estado.

Para los comunistas, no hay duda que una nueva constitución mientras impere la explotación del trabajo asalariado será siempre reaccionaria y burguesa como lo afirmara en su momento la revista Contradicción frente a la Constitución de 1991.

Ahora bien, una nueva Constitución revolucionaria solo puede ser el producto de la derrota de todo el poder del capital: expropiación de los expropiadores. Ese es el sentido del editorial cuando se refiere a las Asambleas Populares como escuelas de lucha, que tienen que servir para preparar la Revolución, para la conquista del poder que destruya el viejo Estado de los ricos, expropie a los explotadores, expulse a los imperialistas y establezca un nuevo Estado de los obreros y campesinos

También es posible que el Programa de la Revolución sea acogido como nueva Constitución y empiece a aplicarse antes de conquistar el triunfo definitivo como Usted apunta. Pero igualmente es posible que se establezca el nuevo poder sin que sea necesaria una nueva Asamblea Constituyente inmediatamente después, como enseña la Revolución Socialista de Octubre en Rusia y el triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en China. Por ello se afirma en el editorial que solo después de haber realizado las tareas revolucionarias… Entonces, solo entonces, cuando tenga el Poder de verdad, el pueblo podrá decidir si realiza una nueva Constituyente. Y no por demagogia o por la creencia oportunista de que espontáneamente el pueblo vaya a decidir si realiza una nueva constituyente. En el contexto se deduce que se trata del pueblo revolucionario que ha destruido el poder del capital y ha creado el nuevo poder, una obra imposible de realizar si la clase obrera no cuenta con la dirección de un partido comunista auténtico, lo cual sí es necesario dejarlo expresa y claramente anunciado como justamente reclama usted camarada.

Muchas gracias por su valiosa contribución.
Mg

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