En consecuencia los canales y medios públicos de comunicación, exigen igualdad de condiciones, pues básicamente esta ley no los cobija, por tanto la tendencia es a la desfinanciación de medios públicos de comunicación, que según varios periodistas «deben ser imparciales respecto al gobierno».
No es secreto para el pueblo colombiano que los medios de comunicación oficiales, no pueden para nada ser independientes, pues están financiados por el mismo Estado capitalista, por ende es a ese Estado al que deben servir y, quien intente de alguna forma ser imparcial, criticar o encarar al poder recibe su merecido: amenazas, persecución, silencio, exilio o muerte.
Esta ley no es más que la concreción de la censura anunciada por el uribismo desde hace rato, no es casualidad por ejemplo que uno de los canales más afectados sea el Canal Uno, el mismo que rebeló videos de corrupción protagonizados por los «padres de la patria».
Sin embargo, no solo el uribismo censura, es propio de la clase que está en el poder decidir qué se publica y qué no; recordemos por ejemplo la censura que en la Bogotá Humana le impusieron a Mauricio Arroyave y Manuel Antonio Salazar en el programa El Primer Café, censura que Petro también miró de soslayo, teniendo en cuenta que era un programa del Canal Capital, es decir de la misma alcaldía.
Está visto que la libertad de expresión en el Estado capitalista se reduce a lo que los gobiernos quieren escuchar; sin embargo, el descaro ha sido tal, que en RTVC solo en el mes de diciembre dos programas han sido sacados del aire, uno Los puros criollos porque su presentador, Santiago Rivas, realizó una crítica a la nueva Ley de las Tic y, otro, el programa radial La señal de la Mañana porque se planteó un programa donde se hablaría de la gestión de Duque en sus primeros 100 días de gobierno; a sus presentadores Carlos Chica y Andrea Olano, les prohibieron hacerle preguntas a Duque, y al denunciar esta censura, el presidente de RTVC decidió que su programa no va más.
Esta evidente censura por parte de Juan Pablo Bieri (presidente de RTVC), solo tiene una explicación y es que el gobierno solo quiere que el pueblo vea y escuche lo que le conviene a los poderosos para mantener adormecidos y engañados a los trabajadores.
Pero no contentos con querer acabar con canales de radio y televisión públicos, la ley también tiende a controlar el material publicado en redes, a través de las cuales las masas han logrado informar realmente lo que los medios oficiales —públicos y privados— muchas veces no cuentan. Por ello ¡Rechazamos enfáticamente esta censura que de frente quiere imponer el gobierno Duque y nos solidarizamos con los periodistas víctimas de ello! Este es un asqueroso atropello que incluso viola la misma Constitución burguesa que defiende la libertad de expresión.
Los comunistas sabemos que esto no es raro, en la democracia burguesa la censura es para la mayoría y la libertad de expresión para la minoría poderosa, que domina ideológicamente al pueblo a través de sus medios de comunicación. Ahora bien, si eso sucederá con canales reconocidos, legales y de una u otra forma permitidos por el Estado capitalista, imaginen cómo será la censura para los medios independientes, alternativos y revolucionarios que sin pelos en la lengua denuncian al Estado y sus gobiernos de turno.
Es necesario entonces arremeter con nuestros medios, esos sí realmente independientes en todos sus aspectos, incluyendo los recursos para su edición, publicación y difusión; la censura no nos asusta, pues las masas y sus dirigentes encontrarán la forma de llevar no solo la información correcta y verdadera, sino las ideas de avanzada para concretar una sociedad diferente.
La censura no nos asusta, porque comprendemos el tipo de sociedad en la cual estamos inmersos, que según el Programa para la Revolución en Colombia se expresa como una democracia donde su esencia «…reside en el reconocimiento puramente formal de derechos y libertades, en realidad inaccesibles al proletariado y al semiproletariado por causa de recursos materiales, en tanto que la burguesía tiene todas las posibilidades de sacar partido de esos recursos materiales, de su prensa y de su organización para engañar al pueblo».
La censura no nos asusta, pero sí la rechazamos al tiempo que lucharemos por todos los medios para hacerle el quite y llevar al movimiento la agitación y propaganda de las ideas socialistas. Este episodio nos alerta claro que sí, pero también nos anima a defender los medios de comunicación de las clases trabajadoras, a utilizarlos celosamente en nuestro trabajo y a mantenerlos en pie guiados por la ciencia del marxismo, manteniendo el principio consagrado en nuestro Manual de Redacción:
Oponemos a la hipócrita libertad burguesa una agitación y propaganda libre en verdad y ligada abiertamente al proletariado y al servicio de su lucha por la emancipación definitiva de la humanidad. “Debemos crear y crearemos una prensa que sea libre, no ya con respecto a la policía, sino con respecto al capital, una prensa exenta de arribismo; es más, exenta también del individualismo anárquico burgués” decía Lenin. Por tanto toda nuestra actividad en el frente de la agitación y propaganda está supeditada al punto de vista, al método y a la posición de clase del proletariado revolucionario, contenidos en su teoría general, en su programa, en su táctica y en sus estatutos. Nuestra agitación y propaganda deben ser parte integrante del trabajo organizado, coordinado, unificado y dirigido del partido de la clase obrera. Solo así las tareas de agitación y propaganda podrán coadyuvar a cumplir la misión del comunismo».