Apuntes sobre el X Congreso del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista) para la restauración del Partido Comunista en la actualidad

Ponencia presentada por el vocero de la Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) al Foro sobre la experiencia de construcción del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista) y sus lecciones para la actualidad, realizado el 16 de agosto de 2025 en Bogotá (Colombia).
Apuntes sobre el X Congreso del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista) para la restauración del Partido Comunista en la actualidad 1

Esta ponencia pretende poner a consideración algunos elementos sobre el proceso de fundación del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista) [PC (m-l), de ahora en adelante] y que ofrecen lecciones para la construcción de un nuevo Partido Comunista en la actualidad.

León R.

Vocero de la Unión Obrera Comunista (mlm)

La lucha por el Partido Comunista                                                                                                              

El Partido Comunista es el principal instrumento para la revolución. Desde Marx, se ha señalado que «el proletariado no puede actuar como clase más que constituyéndose él mismo en partido político distinto y opuesto a todos los antiguos partidos políticos creados por las clases poseedoras. Esta constitución del proletariado en partido político es indispensable para asegurar el triunfo de la Revolución social y de su fin supremo: la abolición de clases»[1]. El X Congreso de 1965 estuvo en función del cumplimiento de esa tarea.

El proceso de construcción del partido del proletariado se puede rastrear en Colombia desde principios del siglo XX. Para los años cincuenta, el Partido Comunista de Colombia (PCC) era la principal organización que agrupaba a la clase obrera y las masas populares del país. Para esos años al interior de esta organización se produce una discusión sobre diversos aspectos de la revolución colombiana. Esta discusión estuvo enmarcada internacionalmente por dos sucesos: la lucha a nivel internacional en el seno del Movimiento Comunista Internacional, que tuvo como principales protagonistas al Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania en contra del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), debido a las discrepancias surgidas con motivo del XX Congreso del PCUS en 1956, y posteriormente con la aprobación de las llamadas «tres pacíficas» y los «dos todos»[2]. Y el triunfo de la Revolución en Cuba, dirigida por el Movimiento 26 de Julio, que situó la lucha armada en Latinoamérica como el camino a seguir en contraposición a la tesis de la vía pacífica al socialismo[3].

El debate entre comunistas chinos y albaneses contra los soviéticos debe entenderse como parte de una lucha de líneas que se desarrolló a nivel internacional, en la que amplios sectores dentro de los partidos comunistas de América Latina no fueron ajenos, ya que no sólo criticaron la política «revisionista» del PCUS, sino que también criticaron la política reformista y el burocratismo de sus respectivos partidos comunistas locales. Fue así que entre 1962 a 1965 se fueron formando nuevos partidos comunistas surgidos de esta polémica[4].

Esta lucha a nivel internacional contribuyó a aportar elementos para la lucha interna en el PCC[5], pero la ruptura que se produjo a finales de los años cincuenta no debe entenderse simplemente como una cuestión de elección de un bando en el plano internacional -o una conspiración por parte del Partido Comunista de China para dividir al PCC, como llegaron a acusar sus dirigentes-, sino como la consumación de una lucha de dos líneas en el seno del partido mismo sobre asuntos concretos (expresados, por ejemplo, por Pedro Vásquez Rendón en su Carta abierta de diciembre de 1963).

Uno de estos principales asuntos fue la lucha armada. El PCC venía desarrollando un trabajo en las zonas rurales de resistencia armada campesina frente a la violencia conservadora. En 1951 en el 14 pleno del Comité Central del PCC se presentó la discusión entre aquellos que insistieron en la acción guerrillera y los que se oponían a ésta. El VII Congreso de 1952 reafirmó la política de autodefensa campesina y rechazó la constitución de estas en guerrillas para la toma del poder[6]. Posteriormente, en 1958, al comienzo del Frente Nacional, en su VIII Congreso, el PCC aprobó la política de apoyar el sector liberal con el objetivo de recuperar su legalidad y poder así desarrollar un gran movimiento de masas. La adopción de esta política agudizó las contradicciones internas[7]. Entre finales de los años cincuenta y primeros años de la década del 60, se produjeron expulsiones o retiros voluntarios de varios militantes, tanto dirigentes como de la base, los cuales luego fueron la base principal del PC (m-l). Las críticas que estos sectores del PCC hicieron a su dirección se pueden comparar con las que en su momento el comunismo le hizo a la socialdemocracia[8].

En 1964, en la primera Conferencia Extraordinaria de Regionales Marxistas-Leninistas, entre sus conclusiones se planteó que en la dirección del PCC se había impuesto una línea revisionista, errada y claudicante, que su antecedente más grave fue el «browderismo» que «aún seguía causando daño al PC»[9]. Se consideró, tanto por estos sectores del PCC y de su Juventud Comunista (JUCO), como de otras organizaciones a su izquierda, que el Partido fundando en 1930 como sección colombiana de la Internacional Comunista ya no representaba los intereses de la clase obrera y el pueblo colombiano, y que no era un instrumento para la revolución; por consiguiente, la tarea principal consistía en «reestructurar» dicho Partido sobre las bases del marxismo-leninismo como un «paso fundamental para el cumplimiento de las otras dos tareas»: la construcción del Frente y del Ejército[10].

Unidad de los revolucionarios

La constitución (o reestructuración) del Partido no se realizó solo con las fuerzas salidas del PCC y la JUCO, sino que fue un proceso de unidad y lucha entre diferentes organizaciones revolucionarias[11]. En octubre de 1963 se fundó el Comando -después llamado Comité- de Integración de Movimientos Revolucionarios Colombianos (CIMREC), que estuvo constituido por diferentes sectores: del Movimiento Obrero Estudiantil Campesino; las Juventudes del Movimiento Revolucionario Liberal; el Frente Unido de Acción Revolucionaria; el Partido de la Revolución Socialista; de la Brigada “José Antonio Galán”. Inicialmente tuvieron como objetivo construir un ejército, pero posteriormente decidieron que debía ser un proyecto partidario. La necesidad de unir a las fuerzas revolucionarias fue lo que impulsó la constitución del CIMREC. A pesar de las evidentes diferencias ideológicas y de origen de cada una de las organizaciones o sectores que lo conformaron, compartían la crítica a la política del PCC, la influencia de la revolución cubana, de China y Albania, el rechazo a la vía electoral y la defensa de la lucha armada[12].

El partido si bien fue reestructurado de manera oficial en julio de 1965, su trabajo de reconstrucción empezó un año antes con avances políticos y organizativos para la preparación del X Congreso[13]. El impulso al proceso partidario cobró fuerza a partir de la primera Conferencia extraordinaria de Comités Regionales del PCC y de la Dirección Nacional de la JUCO realizada en septiembre de 1964, en donde se debatieron opiniones sobre el MCI, sobre la situación nacional, sobre la crisis del PCC, y plantearon unas tesis para la «amplia discusión por parte de los comunistas marxistas-leninistas» y que, a su vez, deberían pronunciarse en un próximo congreso. Fue en esta Conferencia donde resolvieron organizar el congreso para reestructurar el PCC convocando a todos los marxistas-leninistas dentro y fuera del partido[14].

En dicha Conferencia también se conformó un Comité Central provisional del nuevo Partido, así como una Comisión Coordinadora de Regionales Comunistas encargada de preparar el Congreso de reestructuración. Las tareas de organización no solo se dieron en el plano nacional, también internacional, una de las tareas fue establecer contacto con marxistas-leninistas de otros países, en especial de Latinoamérica para su apoyo al Congreso. Esto se concretó, recordemos, con la participación de comunistas de España, Chile y Ecuador, y el reconocimiento por parte de China[15].

Para dinamizar la necesaria discusión, abrir el debate y avanzar en las tesis sobre la revolución colombiana, la Comisión Coordinadora tuvo como herramienta el órgano «Tribuna», que permitió expresar las opiniones de los diferentes organismos de comunistas, así como de otros revolucionarios[16]. Fue esta Comisión Coordinadora la que presentó los documentos para la discusión en el X Congreso, así como un informe de la esta. Ambos fueron aprobados con críticas y adiciones en dicho congreso[17]. También, se realizó como parte de la preparación del Congreso, conferencias regionales donde se discutieron y aprobaron los rasgos principales de la organización[18].

Discusiones programáticas y estratégico-tácticas

Uno de los puntos fundamentales para la reestructuración del Partido sobre nuevas bases fue la de avanzar en el conocimiento de la realidad nacional, es decir, sobre el programa. Precisamente el debate sobre el carácter de la sociedad colombiana fue muy importante en el seno de los maoístas y que los diferenció frente a otras posturas políticas, incluso estableció diferencias notables entre el mismo campo marxista- leninista. Esto no es un asunto menor, sino que está relacionado con la formulación de un programa, de una estrategia y táctica[19]. Dentro del futuro PC (m-l) existieron al menos tres grandes posiciones con relación a la caracterización de la sociedad colombiana, la adoptada finalmente obedeció a un acuerdo político-ideológico entre ambas[20].

Fue la Comisión Coordinadora la que presentó ante el Congreso un material de discusión compuesto de 18 capítulos, los 9 primeros recogían los aspectos programáticos y estratégicos y los otros 9 sustentaban los elementos tácticos de la línea política y organizativa[21]. En el X Congreso se aprobaron las siguientes tesis: la revolución colombiana se enmarcaba en la época del imperialismo; el principio del internacionalismo proletario; la imposibilidad de un tránsito pacifico del capitalismo al socialismo; la justeza e inevitabilidad de las guerras de liberación nacional; rechazaron la coexistencia pacífica entre las clases sociales y entre las naciones opresoras y oprimidas; denunciaron al revisionismo moderno como el «mayor obstáculo» para el movimiento revolucionario y la necesidad de luchar contra éste; enfatizaron el papel del Partido Comunista (m-l) para garantizar el curso de la revolución y la hegemonía del proletariado en el proceso revolucionario; reivindicaron la dictadura del proletariado; y manifestaron que los pueblos oprimidos son la «vanguardia de combate contra el imperialismo».[22]

Colombia fue caracterizada como un país con «modo de producción predominantemente capitalista, entrelazado en lo fundamental con remanente feudales, dependiente del imperialismo norteamericano que deforma y entorpece su desarrollo» y el Estado colombiano como «burgués-terrateniente proimperialista» que «presenta numerosas grietas, pero es particularmente agresivo y sanguinario»[23]. Plantearon que había una tendencia en la sociedad colombiana de acrecentamiento de las relaciones capitalistas de producción correlativas al retroceso de las formas feudales de producción[24]. El análisis que se hizo de la sociedad colombiana también se expresó en las clases dominantes, estas como expresiones de relaciones sociales; contradiciendo a aquellos que sostenían que la lucha principal era contra la clase terrateniente y que existía una burguesía progresista o nacional, los marxistas-leninistas plantearon que, así como el capitalismo iba en crecimiento y el feudalismo en decrecimiento, eso se manifestaba en el plano de las clases sociales:

Aquí los grandes terratenientes son ya en muchas partes los mismos grandes burgueses financistas, comerciantes e industriales. Cuando este entrelazamiento no existe en el plano personal, aparece en el plano familiar y, en todo caso, entre los mismos grandes capitalistas.

En Colombia existen típicos representantes de los restos feudales, pero no constituyen una clase en desarrollo sino en retroceso, íntimamente entroncada con la burguesía proimperialista y enemiga, como el imperialismo, del desarrollo colombiano[25].

A su vez se realizó un análisis de las clases sobre las fuerzas revolucionarias, sobre las fuerzas enemigas y sobre las fuerzas ganables o a neutralizar. Análisis que es más detallado en la Línea de masas emanada del III Pleno del Comité Central del PC (m-l) de 1968[26].

La revolución colombiana fue caracterizada como «patriótica, popular, antiimperialista en marcha al socialismo» que «forma parte de la revolución proletaria mundial, no de la revolución burguesa», su esencia era la «Nueva Democracia»[27]. La estrategia adoptada fue: la vía a la revolución era la guerra popular prolongada, su escenario principal de acción sería el campo. Se debía construir un Frente que sería el instrumento para la toma del poder, expresión organizativa de la alianza de clases y sobre esta se establecerá el nuevo gobierno y la implementación del programa mínimo (Programa del FPL). El Partido Comunista (m-l), representante político de la clase obrera, ejerce la hegemonía dentro del Frente, así como el proletariado ejerce el papel dirigente dentro de la alianza de clases. El otro instrumento, el ejército (EPL) es el brazo armado para el derrocamiento de las clases dominantes y la expulsión de los imperialistas, es decir, para tomar el poder[28].

El Programa que se había formulado y asumió el FPL, era concebido como un proyecto de programa que el PC (m-l) proponía a las masas populares y a las organizaciones revolucionarias para su discusión y enriquecimiento, de ello se convertiría en el programa del FPL[29]. El programa del FPL era acorde a esa etapa primera de la revolución, era de carácter mínimo e inmediato, el programa socialista era el programa mediato[30].

Errores de izquierdismo

El PC (m-l) había surgido como unidad de los sectores revolucionarios descontentos con la política oportunista del PCC. Su marcado rechazo al revisionismo, su base principalmente de la pequeña burguesía radicalizada y la influencia de las ideas foquistas de la revolución cubana, fueron un caldo de cultivo para la aparición en la nueva organización de una tendencia extremo izquierdista. Es normal que, en la lucha contra el oportunismo de derecha, para sacarlo por la puerta de enfrente, se termine entrando el “izquierdismo” por la puerta trasera. Aunque una de las primeras fracciones expulsadas del PC (m-l) fue una tendencia acusada de derecha, la llamada “aldea de los tres traidores” que consideraba que Colombia era semifeudal y que existía una burguesía nacional[31], fue la tendencia extremo izquierdista la que tomó fuerza en el Partido.

Las manifestaciones de «izquierdismo» se presentaron en diversos aspectos dentro de la vida y la labor del PC (m-l), principalmente en la lucha armada. El partido, si bien tenía una concepción de esta forma superior de lucha como una reforma social armada, una guerra de masas, la consideró como la principal forma de lucha, todos sus esfuerzos estaban dirigidos hacia esta, el trabajo entre los demás sectores sociales quedó de carácter secundario o auxiliar a la guerra[32]. Su insistencia en el trabajo militar obedeció a que consideraron que Colombia atravesaba una «situación insurreccional incipiente» producto de una «profunda crisis estructural» de la situación nacional[33].

La experiencia cubana fue reivindicada desde el X Congreso. En la Declaración Política emanada de ese congreso se llegó a acoger la II Declaración de La Habana como el «Manifiesto Comunista para América Latina»[34]. Para criticar el pacifismo de los revisionistas mamertos, en la misma Declaración citaron la célebre cita del Che de que no hay que esperar que se den todas las condiciones pues el foco puede crearlas[35].

En las conclusiones del II Pleno del Comité Central del PC (m-l) de finales de 1965 se reconoció la existencia interna de una desviación de «izquierda» que se manifestó en concebir la guerra como un proceso aislado del pueblo, en el desprecio de las formas de lucha, en la exaltación de los actos aislados y en concepciones militaristas[36]. Antes de la futura campaña de bolchevización, el CC del Partido había decidido emprender una campaña de corrección ideológica para encontrar las raíces de la desviación “izquierdista”[37].

Después de la muerte de Pedro Vásquez Rendón, de las campañas de cerco y aniquilamiento del Ejército contra las Juntas Patrióticas Populares en el Noroccidente, el período subsiguiente entre 1969 hasta 1973 estuvo marcado por una lucha de líneas en el PC (m-l) que se condensó en dos de sus dirigentes: Pedro León Arboleda, el nuevo secretario político del Partido, y Libardo Mora Toro[38]. Este último fue el principal artífice de la «Campaña de Bolchevización» que tuvo como objetivo corregir los errores de extremo izquierdismo y fortalecer el Partido, pero no pudo ser partícipe de esta campaña pues cayó muerto en combate a finales de 1970[39].

El CC encabezado por Pedro León Arboleda asumió la propuesta de campaña de bolchevización que combinó con sus ideas. En el documento de lanzamiento de la campaña, el Comité Ejecutivo Central (CEC) reconoció que el Partido estaba afectado por una desviación “izquierdista” que se manifestó en todos los aspectos del trabajo del Partido: en lo ideológico, político, organizativo, en el trabajo de masas, en la educación, en lo militar, en la propaganda, en las finanzas[40]. La tendencia extremo izquierdista había generado una débil vinculación del PC (m-l) respecto de la clase obrera[41].

El CEC situó el problema en la ausencia de una transformación ideológica y personal, dificultada por el origen de clase pequeño burgués de la mayoría de la militancia. Veían que la solución pasaba por reclutar miembros de la clase obrera del campo y de la ciudad y proletarizar a los miembros de origen pequeño burgués[42]. El CEC afirmaba que las ideas no proletarias en el partido se reflejaban en la violación de la línea de masas y en la «falta de amor al pueblo»[43]. Como método de corrección a las ideas no proletarias estaba la de expulsar las ideas individualistas de las mentes, la participación en la producción, la vinculación a la lucha de las masas y la investigación social[44].

La situación crítica en el PC (m-l) se agudizó al punto que para el V Pleno de 1973 ya estaban demarcadas las tres tendencias dentro del Partido[45]. Una tendencia estaría representada principalmente por el Comité Central y las otras dos surgirían en las Direcciones Regionales. Estas últimas fueron críticas con las posiciones del CC, una consideraba que no se estaba realmente llevando a cabo la campaña de bolchevización[46]; la otra tendencia, que las bases ideológicas sobre las que se fundamentaba la campaña de bolchevización eran de carácter antimarxista[47]. En diciembre de 1974 el CC publicó una declaración donde se señaló que las diferencias con algunos regionales eran irreconciliables y que esto era expresión de agentes infiltrados que difundían una línea de derecha para no comprometerse con la guerra popular. Además, se afirmó que el oportunismo de derecha y no el de «izquierda» era el principal peligro en el Partido. Expulsados los sectores críticos dentro del PC (m-l) la línea extremo izquierdista quedó consolidada.

Lecciones

1) Ante la ausencia de un partido obrero independiente, la principal tarea de los trabajadores y revolucionarios es la de construir, reestructurar o restaurar el Partido Comunista como instrumento indispensable para la dirección del proceso revolucionario.

2) Ese proceso no surge de una sola organización, sino es producto de un proceso de unidad-lucha-unidad entre revolucionarios. Para ello se pueden conformar organizaciones que aglutinen los revolucionarios y preparen las condiciones para la realización del Congreso constitutivo del nuevo Partido.

3) El debate debe estar orientado alrededor del programa, de la estrategia y táctica de la revolución en Colombia, y así poder lograr la necesaria unidad ideológica y política, para concretar en lo organizativo.

4) En ese proceso de construcción de Partido la lucha contra el oportunismo de derecha no debe conducirnos al oportunismo de izquierda.

Para terminar, reafirmamos cuál debe ser nuestra tarea en este momento: Al cumplirse 60 años de realización del X Congreso nos encontramos en una situación un tanto similar. La clase obrera en Colombia no cuenta con su propio partido político independiente y revolucionario. Los comunistas y revolucionarios estamos dispersos en pequeñas organizaciones o simplemente huérfanos de organización. Las ganancias de los capitalistas e imperialistas siguen creciendo a costa de nuestra superexplotación; seguimos sometidos a la opresión política de la burguesía y condenados al embrutecimiento de nuestra clase. La revolución socialista se hace cada vez más necesaria, pero no basta con comprender esto, se requiere de organización, se necesita un Partido Comunista Revolucionario. Podemos afirmar que la tarea que en su momento asumieron los Marxistas-Leninistas que reestructuraron el Partido Comunista en julio de 1965 es la misma tarea que nos corresponde a los comunistas revolucionarios en 2025: restaurar el Partido Comunista[48]. Tarea que a su vez va íntimamente unida a la construcción de la nueva Internacional Comunista, instrumento imprescindible para desatar las fuerzas del proletariado y los pueblos del mundo que


[1] MARX, Karl. “Estatutos generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores”, 1864. Marxists.org. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864-est.htm

[2] Me refiero a las tesis de: coexistencia pacífica, emulación pacífica y transición pacífica; y el Estado de todo el pueblo y el partido de todo el pueblo.

[3] VELASCO LEÓN, Ruben. «Transformémonos transformando el mundo». Historia del Partido Comunista (marxista-leninista) Línea Proletaria, 1974-1982. Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander. Facultad de Ciencias Humanas, 2023., p. 22-23.

[4] CONNELLY, Marisela. Influencia del pensamiento de Mao en América Latina. En: Estudios de Asia y

África, 1983, vol. XVIII, no. 2., p. 215.

[5] MOLANO CAMARGO, Frank. El imaginario maoísta (1965-1982) como mentalidad revolucionaria en la izquierda colombiana. Tesis para optar al título de Magister en Historia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, 2004., p. 57.

[6] HERNÁNDEZ ORTIZ, Rodolfo Antonio. Los orígenes del maoísmo en Colombia: la recepción de la revolución de Nueva Democracia 1949-1963. Tesis para optar por el título de Historiador. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, 2016, p. 93-94.

[7] Ibid., p. 126.

[8] ARCHILA, Mauricio. “El maoísmo en Colombia: la enfermedad juvenil del marxismo-leninismo”. En: Controversia. No. 190, 2008, p. 150.

[9] Comités Regionales Marxistas-Leninistas del PC de C; Dirección Central de la Juventud Comunista Colombiana. “Conclusiones de la Primera Conferencia de Regionales Comunistas (M-L)”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 62-64.

[10] Comisión Coordinadora de Regionales Comunistas. “Editorial: Por nuestra revolución, preparemos un gran Congreso Marxista-Leninista”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 57.

[11] El historiador Miguel Ángel Urrego señala que hubo cuatro opciones de construcción de partidos marxistas-leninistas o influenciados por el maoísmo: «las divisiones de los partidos comunistas, el surgimiento de organizaciones a partir de núcleos activistas universitarios, la seducción que generó conocer de manera directa las transformaciones en China y el impacto de las actividades de Sendero Luminoso». URREGO, Miguel Ángel. “Historia del maoísmo en América Latina: entre la lucha armada y servir al pueblo”. En: Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 2017, vol. 44, no. 2., p. 116.

[12] VILLARRAGA S., Álvaro; PLAZAS N., Nelson. Para reconstruir los sueños (Una historia del EPL). Bogotá: Fundación Cultura Democrática, Fondo Editorial para la Paz, julio de 1994., p. 19-21.

[13] HERNÁNDEZ ORTIZ. Op. cit., p. 139.

[14] Comités Regionales Marxistas-Leninistas del PC de C; Dirección Central de la Juventud Comunista Colombiana. “Conclusiones de la Primera Conferencia de Regionales Comunistas (M-L)”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 59-70.

[15] Ibid., p. 70.

[16] Comisión Coordinadora de Regionales Comunistas. “Editorial: Por nuestra revolución, preparemos un gran Congreso Marxista-Leninista”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 58-59.

[17] X Congreso del Partido Comunista de Colombia. “Resolución Política”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 7.

[18] VILLARRAGA S., Álvaro; PLAZAS N., Nelson. Op. cit., p. 25.

[19] MOLANO CAMARGO, Frank. Op. cit., p. 89-90.

[20] Ibid., p. 90.

[21] CEC de la Comisión Coordinadora de los Regionales Marxistas-Leninistas. “Introducción”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 81-82.

[22] X Congreso del Partido Comunista de Colombia. “Resolución Política”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 7-10.

[23] Ibid., p. 30.

[24] CEC de la Comisión Coordinadora de los Regionales Marxistas-Leninistas. “IV. Nuestra dependencia estructural”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 107-108.

[25] CEC de la Comisión Coordinadora de los Regionales Marxistas-Leninistas. “V. Un solo enemigo interno”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 115-116.

[26] CEC del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista). “Extractos de la Resolución Política del Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Colombia (m-l) sobre la Línea de Masas”. En: Documentos. Vol. II. Medellín: Editorial 8 de junio, mayo de 1975., p. 200-206. Enemigos: imperialismo norteamericano (principal), burguesía colombiana, latifundistas, agentes directos de las clases dominantes y el imperialismo. Fuerzas de la revolución: proletarios de la ciudad y del campo, semiproletarios de la ciudad y del campo, capas medias: las pequeñas burguesías inferiores y media de la ciudad y del campo. Fuerzas ganables para la revolución: pequeña burguesía superior de la ciudad y los campesinos ricos. E identificaron tres sectores sociales: desocupados, mujeres, la juventud y el lumpen.

[27] Ibid., p. 198-199.

[28] Ibid., p. 212-213.

[29] Otras conclusiones sobre organización adoptadas por el IV Pleno del Comité Central. En: Documentos. Vol. III. Medellín: Editorial 8 de junio, julio de 1975., p. 215.

[30] CEC del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista). “Extractos de la Resolución Política del Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Colombia (m-l) sobre la Línea de Masas”. En: Documentos. Vol. II. Medellín: Editorial 8 de junio, mayo de 1975., p. 208.

[31] VILLARRAGA S., Álvaro; PLAZAS N., Nelson. Op. cit., p. 35.

[32] X Congreso del Partido Comunista de Colombia. “Resolución Política”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 29.; VILLARRAGA S., Álvaro; PLAZAS N., Nelson. Para reconstruir los sueños (Una historia del EPL). Bogotá: Fundación Cultura Democrática, Fondo Editorial para la Paz, julio de 1994., p. 29.

[33] X Congreso del Partido Comunista de Colombia. “Resolución Política”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 23.

[34] Ibid., p. 13.

[35] Ibid., p. 21.

[36] II Pleno del Comité Central del PC (m-l). “Llevar hasta la victoria la guerra del pueblo colombiano”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 241.

[37] II Pleno del Comité Central del PC (m-l). “Conclusiones de Organización”. En: Documentos. Vol. I. Medellín: Editorial 8 de junio, marzo de 1975., p. 320.

[38] VILLARRAGA S., Álvaro; PLAZAS N., Nelson. Op. cit., p. 51.

[39] MOLANO CAMARGO, Frank. Op. cit., p. 117.

[40] CEC del PC de C (m-l). “Lanzamiento de la Campaña de Bolchevización”. En: Documentos. Vol. III. Medellín: Editorial 8 de junio, julio de 1975., p. 73-74.

[41] Ibid., p. 75.

[42] Ibid., p. 76-77.

[43] CEC del PC de C (m-l). “Algunas conclusiones sobre masas”. En: Documentos. Vol. III. Medellín: Editorial 8 de junio, julio de 1975., p. 79.

[44] CEC del PC de C (m-l). “Acerca de la rectificación en el frente de la ideología”. En: Documentos. Vol. III. Medellín: Editorial 8 de junio, julio de 1975., p. 110.

[45] MOLANO CAMARGO, Frank. Op. cit., p. 118.

[46] Corriente Proletaria en el Partido Comunista M-L. “Sobre la situación del Partido y nuestras tareas. Por la restauración ideológica, política y orgánica del Partido M-L”. En: Documentos. Vol. IV. Medellín: Editorial 8 de junio, septiembre de 1975., p. 444.

[47] CER PVR. “Posición del Comité Ejecutivo Regional «Pedro Vásquez Rendón» frente a los fundamentos teóricos del material del IV Pleno ampliado del Comité Central «Acerca de la rectificación en el frente de la ideología”. En: Documentos. Vol. III. Medellín: Editorial 8 de junio, julio de 1975., p. 237-242.

[48] Comité Ejecutivo de la Unión Obrera Comunista (mlm). “A 60 años del X Congreso del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista): ¡Avancemos al Congreso de restauración del Partido!”. Revolución Obrera, 7 de julio de 2025, https://revolucionobrera.com/editorial/x-congreso/

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