Desde el portal Revolución Obrera hemos venido impulsando una campaña política anti electoral en donde llamamos a la clase obrera y a las masas populares a no hacerse ilusiones en los cambios por arriba, a no participar de la farsa electoral y a proseguir por el camino de la lucha, preparando el próximo levantamiento popular. Una de las razones por las cuales sostenemos esta posición se debe a que ninguno de los actuales candidatos presidenciales representa los intereses de la clase obrera. Lenin decía que el único análisis científico en política es un análisis de clase, es decir, que lejos de las generalizaciones de que tal candidato o fuerza política es de “derecha” o de “izquierda”, se debe desentrañar detrás de todas las promesas en campaña, de los programas y discursos los intereses de clase.
Ahora bien, ¿representan los intereses de la clase obrera alguno de los candidatos? La respuesta es que no. Todos parten de aceptar la sociedad capitalista y sus instituciones. Federico Gutiérrez, candidato del sector más reaccionario y mafioso de las clases dominantes, pretende proseguir con las mismas políticas anti obreras y anti populares del gobierno de Duque. Sergio Fajardo que habla de alejarse de los “extremos” también acepta el capitalismo, aunque como buen tibio no lo mencione. Y Gustavo Petro, promueve lo que él llama “capitalismo humano”, que no es más que un engaño, una idealización de esta podrida sociedad propia de la izquierda burguesa para echar tierra a los ojos de nuestra clase y desviarla de las tareas revolucionarias.
Si se revisa los programas de gobierno de los tres candidatos mencionados, todos hablan de productividad, empleo y mayores oportunidades, y los tres consideran la necesidad de un dialogo entre empresarios (capitalistas, terratenientes e imperialistas) con los trabajadores, pero en una sociedad divida en clases, donde las principales clases como la burguesía y el proletariado poseen intereses irreconciliablemente antagónicos, y mientras exista la propiedad privada sobre los medios de producción, la compra-venta de fuerza de trabajo y sobre esta base exista un Estado al servicio de la clase capitalista, los trabajadores seguirán siendo explotados y oprimidos, y serán los perjudicados en esta política de conciliación de clases que promueven estos políticos burgueses y pequeño burgueses de derecha e “izquierda” apoyados por el oportunismo.
En cuanto a reformas, ninguno se propone si quiera eliminar la nefasta Ley 50, si acaso reformarla, pero todos reconocen que se va mantener los contratos por prestación de servicios y demás formas temporales. Tampoco se oponen a la tercerización laboral. Muy distinto a como se propone desde el “Programa Inmediato” formulado por la Unión Obrera Comunista (mlm), en donde se dice para luchar contra el hambre:
«Alza general de salarios, subsidio a los desempleados y subempleados.
No más despidos y cierre de empresas.
Empleo formal, estabilidad laboral y acabar la tercerización e intermediación laboral. Abolir la ley 50 de 1990 y el Decreto 1174.
No más nuevas y leoninas reformas laborales, pensionales y tributarias.
Congelar el precio de los servicios públicos.
Rebajar y congelar el precio de la gasolina y acabar con la privatización de las vías y sus cobros de peajes».
Claro está que existe una gran diferencia en la forma de conseguir esas reivindicaciones entre otras, puesto que la Unión Obrera Comunista (mlm) plantea que sólo se podrán conseguir venciendo a los explotadores en la lucha de clases y no concertando con ellos. Para librar esa lucha se requiere la alianza de la clase obrera con el campesinado pobre y las masas populares dispuestas a tumbar el régimen mafioso; generalizar y consolidar nuevas formas de poder popular como las asambleas populares; crear y fortalecer las organizaciones de lucha directa como los grupos de choque, primeras línea o las milicias obreras; medidas que deben tener fin inmediato en el derrocamiento de este gobierno y el establecimiento de un gobierno revolucionario de obreros y campesinos.
La clase obrera colombiana no debe dejarse distraer por el circo electoral, ni dejarse convencer fácilmente por los políticos burgueses y pequeños burgueses que les prometen el cielo y la tierra bajo esta podrida sociedad como ya les pasó a más de uno que otro dizque “revolucionario”.
El primer paso para nuestra emancipación empieza por tomar conciencia de que se hace parte de una clase social que tiene intereses antagónicos con otra, y que solo mediante la lucha de clases podremos avanzar en nuestro objetivo, y para ello la independencia de clase es necesaria. No podemos seguir yendo a la cola de los programas de la burguesía o pequeña burguesía. Se requiere tener nuestro propio programa y nuestro propio partido, y la Unión Obrera Comunista lucha en función de ese objetivo, para eso ha formulado un “Programa Inmediato” y un “Programa para la Revolución en Colombia” que invitamos a su estudio; y llamando a los mejores hijos e hijas de la clase obrera a sumarse a sus filas, que invitamos a sumarse.