El pasado 29 de abril, luego de 16 años finalmente se dictó la sentencia a Néstor Julio Rúa, patrullero que disparó la granada que le causó la muerte a Nicolas Neira durante la conmemoración del Primero de Mayo. Nos solidarizamos con el descontento y el sinsabor que deja esta condena a la familia Neira, pues nada realmente repondrá la perdida, además porque la reivindicación de la familia no se limitaba al caso de Nicolás, sino por demostrar que la actuación del ESMAD contra los manifestantes es sistemática y ordenada como política de Estado, como se ha podido apreciar en estos días.
Intentaron callar las justas peticiones de la familia, principalmente del padre de Nicolás, Yury Neira, quien se encuentra fuera del país ya que fue víctima de amenazas y de un atentado, además el detestable “soborno” que el mismo Estado ofreció a la familia por la “pérdida”, de 160 millones como indemnización, los cuales obviamente no fueron aceptados.
Otro caso de brutalidad policial que es recordado sobre todo por estas fechas, en las que mueren nuestros jóvenes buscando un futuro mejor no solo para ellos sino para todo un país que clama justicia, es el caso de Dilan Cruz, otro joven brutalmente asesinado por el estado a manos de su aparato de represión ESMAD; es claro que el Estado para protegerse forma toda una mafia alrededor de cada caso con leyes, jueces y aparato militar, para armar toda una parodia y justificar que cada joven muerto a manos de sus asesinos era porque ya no le servía a esta sociedad; ejemplo claro son las “pruebas” que recoge el informe de la fiscalía para justificar la actuación del capitán Manuel Cubillos, aludiendo que Dilan no era un buen estudiante ya que había repetido varias veces sexto grado y además su comportamiento no era el más ejemplar porque tenía antecedente de consumo de marihuana y otras sustancias, ¡qué tal estos abusivos, estigmatizando al pueblo para poder asesinarlo!
Recordamos en particular estos dos casos, de los cuales ya el poder judicial burgués se ha manifestado, pero también recordamos las muertes que por años ha tenido que poner el pueblo, los que son arrancados de los brazos de sus madres para poder pasarlos como falsos positivos, nos matan a nuestros dirigentes sociales, a los que protestaron en estos días para que una reforma tributaria no pasara, ¿cuál es la razón?: nos tienen miedo, porque el pueblo trabajador no aguanta más abusos, es justo revelarnos y es necesario unirnos en una sola voz para cambiar el orden de la sociedad.
Y pues, en nombre de Dilan, Nicolas, Andrés y todos los muertos que hemos puesto. ¡Seguimos en las calles!