Los compañeros del Cerrejón llevan 66 días en huelga sin ninguna solución por parte de la patronal y el gobierno en cabeza del Ministerio de Trabajo.
Es de resaltar, que en medio de la pandemia y en este periodo en que las huelgas han dejado de ser el instrumento de lucha por excelencia para lograr reivindicaciones, los trabajadores del Cerrejón se han convertido en ejemplo de lucha, pues decidieron responder con la huelga a la compañía imperialista que pretende imponer, lo que los compañeros llaman, el “turno de la muerte” y negándose a negociar su justo pliego de peticiones.
Y mientras a los trabajadores se les niega el pliego, a los empresarios del Cerrejón el gobierno les ha rebajado los impuestos, les está entregando subsidios mensuales hasta de dos mil millones de pesos y los exonera de impuestos hasta el mes de diciembre con la excusa de proteger el empleo, mientras a los trabajadores no se les cede un milímetro.
La empresa expoliadora y explotadora quiere llevar a los trabajadores a unas condiciones más infrahumanas que las que han tenido durante todos estos años, pues se encuentran expuestos, sobre todo a contraer enfermedades respiratorias ya que sus pulmones son obstruidos por el polvillo del carbón que conlleva a enfermedades mortales. Su condición laboral empeorará aún más con el “turno de la muerte”, pues los expone a una accidentalidad mucho mayor, dado que les asignará turnos hasta de 12 horas y no les dará el tiempo de descansar lo suficiente. Es la ganancia al mando a costa de la vida de quienes la producen y eso no puede permitirse.
Sobre la reducción de las regalías, no es un problema que tenga que ver con el precio del carbón, ni con la pandemia, ni mucho menos con la huelga; eso ya estaba acordado en el Plan Nacional de Desarrollo orientado por los imperialistas de la OCDE, el Banco Mundial, el FMI en servicio de todos los capitalistas y en contra de todos los trabajadores y pueblos del mundo, pues es una medida para mantener la ganancia de las compañías saqueadoras y destructoras de la naturaleza, a cuenta de disminuir la reparación para los países expoliados y las poblaciones afectadas.
A la intransigencia de la compañía y la complicidad del gobierno hay que oponerle la solidaridad del movimiento obrero; comprender que la solidaridad va más allá de los obreros del Cerrejón y del respaldo al pueblo de la Guajira. Ahora es posible y necesario canalizar la inconformidad del pueblo colombiano y los preparativos del Paro General Indefinido para impulsar la huelga de solidaridad, no solo como instrumento para presionar a los capitalistas del Cerrejón sino para resolver los demás problemas de todos los trabajadores, que son muchos en las distintas empresas; las huelgas de solidaridad son el instrumento más poderoso para echar atrás las medidas antiobreras de los patronos.
El ambiente de lucha es propicio, hay que empujar la lucha en estos momentos en que la huelga de los trabajadores del Cerrejón está en un punto nodal: o los obreros hacen retroceder la intransigencia de la compañía imperialista en su negativa a negociar el pliego mediante acciones de solidaridad en todo el país o permiten que los capitalistas se salgan con la suya.
En medio de los preparativos del 21N hay que hacer sentir la rebeldía del pueblo con los parásitos capitalistas, aprovechar la debilidad del régimen y dar una respuesta contundente no solo en solidaridad con los huelguistas del Cerrejón, sino materializando el Paro General Indefinido que logre conquistar las reivindicaciones inmediatas del pueblo y sirva para avanzar hacia una sociedad donde se garantice el bienestar para los oprimidos, que no puede ser otra que el Socialismo.
