“Las armas —por más potentes y numerosas que sean— son un tigre de papel o un gigante con pies de barro, cuando el pueblo se pone en movimiento”
Mao Tse-tung
Los Grupos policiales y Antidisturbios de Represión
Desde la aparición del Estado y sus fuerzas armadas como mecanismos para la defensa del orden explotador y de la ley de los opresores como garantía de la sacrosanta propiedad privada hasta la fecha, su desarrollo no es sino la historia del perfeccionamiento de esa máquina de opresión y de ese brazo armado. Al mirar el pasado es imposible concebir la existencia de un Estado sin fuerzas armadas: desde la Guardia Real para la defensa de los monarcas, las centurias romanas para invadir Europa, la caballería feudal para defender o saquear otros feudos, hasta los modernísimos ejércitos con su despliegue de fuerza terrestre, naval y aérea, dan fe que las fuerzas armadas son la columna vertebral del Estado, aun hoy. Las demás instituciones donde operan los jueces y carceleros, el parlamento y los ministerios también desempeñan un importante rol en el Estado, pero no son tan imprescindibles como las fuerzas armadas, fuerzas integradas además por cuerpos policiales entrenados para el sometimiento y control de masas.
La historia de los modernos cuerpos de policía data entre mediados de los siglos XVIII y XIX, periodo en el cual la burguesía cimentaba su Estado a nivel mundial y necesitaba de una fuerza especial para controlar a las “masas insumisas y descarriadas” en las grandes urbes europeas. Fuerza que luego se generalizaría mundialmente logrando una coordinación internacional, hoy a través de organismos como la Interpol y la Europol. Pero tal desarrollo de los cuerpos policiales a través del mundo no ha sido armónico ni mucho menos pulcro, ya que a la par de la descomposición de todo el sistema capitalista en su fase imperialista, con la aparición de la mafia y de organizaciones violentas de control para-estatal como brazo de las fuerzas policiales y militares de todo el mundo; la degeneración y corrupción de dichas instituciones se ha acelerado tanto o más que las demás instituciones del Estado burgués, siendo ahora las más odiadas y detestadas, el primer blanco de los ataques directos de las masas en lucha.
El ascenso de levantamientos y de huelgas políticas en todo el mundo también ha sido acompañado por la dura represión policial y el perfeccionamiento del aparato armado de control antimotines, nutrido en pandemia con cuantiosos recursos públicos para poder así ejecutar la violencia directa, garantizando la dictadura de los explotadores y los mandatos de las entidades internacionales del capital financiero. El accionar de dichos grupos es brutal, según algunas cifras de ONGs y grupos de Derechos Humanos, entre 2007 y 2012 se calcula que murieron 19.000 personas en enfrentamientos con la policía a nivel mundial. De ellas, unas 1.000 mueren cada año a manos de la policía en Estados Unidos.
Policía Nacional y Escuadrón Móvil Antidisturbios
El primer esfuerzo en Colombia para crear un cuerpo policial a nivel nacional data del año 1888 cuando se decretó la Ley 90, fueron suprimidos todos los cuerpos departamentales y locales de policía antiguos cuyos amos fueron los terratenientes locales y la curia. Tal cuerpo policial operó sin grandes cambios hasta el año 1948, cuando la insurrección denominada el “Bogotazo” dividió a la policía y una gran parte de la misma se pasó a la insurrección, repartiendo armas aquel 9 de abril entre los sublevados; tras la derrota de la insurrección le valió una reforma institucional y su paso a manos del control militar.
Consulte la entrega anterior: https://www.revolucionobrera.com/actualidad/sobre-la-necesidad-de-conformar-y-generalizar-los-grupos-de-choque-3/
A la fecha, la Policía Nacional está integrada por 167.623 uniformados y su sede principal está ubicada en el Centro Administrativo Nacional (CAN) en Bogotá, los grandes destacamentos policiales se concentran en las grandes urbes y ciudades, dejando menos fuerzas en el campo y zonas rurales. A través de la lucha en los años 60 y 70 contra las guerrillas revolucionarias en el campo y a través de la reciente guerra iniciada en los 80’s por los psicotrópicos y la renta extraordinaria de la tierra, ésta se ha adoctrinado en la lucha antisubversiva y antinarcótica, pasando por grandes operaciones militares urbanas como la Operación Orión en Medellín, en donde coordinó su acción con fuerzas militares y paramilitares para aplastar la rebelión y la insurgencia, con un alto costo de muertes civiles e inocentes. La policía nacional no es la excepción de la brutalidad policial mundial, pues según datos de Temblores ONG, de 2017 a 2019 aproximadamente, 639 civiles han sido asesinados por la brutalidad policial, atizada en la actual situación de pandemia bajo el régimen mafioso de Duque que desembocó en el grandioso levantamiento juvenil del 9 y 10 de septiembre en las grandes ciudades del país tras la tortura y muerte del abogado Javier Ordoñez.
Por su parte, el Esmad o como popularmente se le denomina “robocops” o “patas de chulo”, fue creado en 1999 para confrontar y neutralizar el ascenso de lucha de las masas en las calles. Hoy está compuesto por 3.770 hombres y 106 mujeres, todos ellos voluntarios, además se espera que aumente su pie de fuerza. Cada escuadrón está compuesto por 5 oficiales, 8 suboficiales y 150 patrulleros; la unidad mínima de intervención está integrada por 1 oficial, 4 suboficiales y 50 patrulleros. La dotación de cada “Esmad” le cuesta al pueblo entre $3.605.000 y $5.000.000, cuentan con armas contundentes o tonfas, granadas de aturdimiento, armas cinéticas, sónicas, eléctricas y químicas, igual que la mayoría de escuadrones en todo el mundo, cada una de ellas puede ocasionar lesiones graves e incluso la muerte, como ocurrió con la escopeta calibre 12 con la cual se asesinó a Dylan Cruz el 22 de noviembre del 2019, o las granadas aturdidoras que han ocasionado mutilaciones o pérdida en el sistema auditivo, cuyo caso más ejemplar fue el del periodista griego que perdió la audición por una de éstas. Por otro lado, están las armas que disparan bolas de paintball o las granadas que esparcen gomas, predilectas en Chile por los carabineros, que le han costado los ojos a más de 300 jóvenes chilenos tan solo en los meses de noviembre y diciembre del 2019. En Colombia el Esmad no solo se ha conformado con el armamento legal para reprimir y asesinar, sino que además fabrica lo que se denomina recalzadas, munición artesanal que disparan desde sus armas a modo de metralla, según denuncio un mismo policía: «Se recicla un casquillo de gas ya usado con 2½ cucharadas de pólvora y se rellena con metralla (canicas de metal, puntillas, etc.) 1½ de pólvora y se sella con cartón y parafina.»1
Para repeler este tipo de armas, las masas han implementado, las gafas, los cascos, rodilleras, coderas, escudos, sombrillas, prendas sobrepuestas que sirven para proteger el cuerpo.
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Tomado del folleto Manual Ilustrado de Defensa Popular – 3ra edición
El arma más usada por los cuerpos antimotines es el gas lacrimógeno, cuyo origen data desde la primera guerra mundial, creado con la intención de obligar a salir a los soldados enemigos de sus trincheras. Dicho gas denominado químicamente como CS, es altamente tóxico y suele ser mortal en espacios confinados, también la exposición a altas concentraciones puede producir graves daños al hígado y al corazón. El mejor antídoto para ésta arma suele ser el agua bicarbonatada aplicada con un aspersor o el uso de máscaras antigás con filtros para vapores ácidos —existen mascaras comerciales usadas para pintar y de muy bajo costo que ayudan a neutralizar el efecto del gas—, que también golpea a la policía y Esmad, pues la mayoría de veces no usan máscaras antigás por la fatiga y dificultad para respirar en los enfrentamientos.
La principal ayuda mecanizada del Esmad consiste en vehículos blindados antidisturbios o tanquetas, las más comunes tienen una capacidad de entre 5000 a 12000 litros de agua, además disparan un chorro a una distancia de 80 a 50 metros efectivos, con una presión mínima de 150 a 300 libras de presión (psi), posee además pintura que sirve para marcar a las personas y llantas de alta resistencia, puede remover barricadas de hasta 5 toneladas con su sistema bulldozer. Se han inutilizado varias tanquetas por impactos de bombas molotov en el sistema de admisión de aire del motor ubicado en el parte superior de la misma, o por sucesivos impactos en las llantas del vehículo, estos dos son los puntos más vulnerables. Adicionalmente no cuentan con aislamiento de gases, por lo que arrojarlos debajo de la tanqueta incapacita a los tripulantes de la tanqueta: el conductor, el comandante y el operador de agua. El Esmad también usa otros vehículos blindados más pequeños como medio de transporte, en donde se movilizan hasta 17 agentes. Otro sistema de maniobra empleado son las motocicletas, que utilizan con tácticas de caballería, aprovechando la dispersión de la multitud para realizar maniobras y lograr herir y capturar el mayor número de personas.
Más Armamento para Reprimir
En plena pandemia y mientras el pueblo sucumbía de hambre por el aislamiento obligatorio, el régimen mafioso de Duque permitió la patente para el desarrollo de tanquetas no tripuladas y con capacidad de disparos automáticos de granadas aturdidoras, gas y agua, con la intención de modernizar el armamento y garantizar aún más la impunidad de sus crímenes.
Tras el levantamiento juvenil del 9 y 10 de septiembre en las grandes ciudades del país, el gobierno hizo pública la compra de 55 motocicletas xtz 250 con capacidad de disparar balas de goma y de proyectar luces cegadoras, lo que demuestra el afán de modernizar su armamento y resolver el inevitable alzamiento popular mediante su aplastamiento por la fuerza de las armas, tal y como lo demostró en las manifestaciones del 21S y días subsiguientes en donde el Esmad uso tanquetas adaptadas con el sistema de disparo venon, una plataforma de disparo múltiple que ha demostrado una gran capacidad de fuego simultáneo de bombas aturdidoras y gas, logrando una rápida dispersión de los luchadores. Frente al uso de aquella arma, el Esmad ha logrado imponerse temporalmente sobre el pueblo y las masas en lucha, pero solo es una situación momentánea ya que tal nueva arma llama a los luchadores a adaptarse a ésta, conocerla, revertirla y neutralizarla, tal y como ha ocurrido en el pasado.
Derrotas Militares del Esmad
La “imbatibilidad” del Esmad ha quedado hecha añicos en varias oportunidades por el pueblo en lucha, especialmente por las derrotas propinadas por la Minga indígena del Cauca, que en varias ocasiones a través de la movilización de todo el pueblo ha logrado rodear y desarmar a los esbirros del Esmad, haciéndoles prisioneros. Los campesinos en el Paro Agrario del 2013 también demostraron mucha capacidad combativa al realizar tácticas de lucha de guerrillas que desgastó al enemigo en varias regiones del país, especialmente en Tunja y en el Catatumbo, con bloqueos simultáneos sobre vías importantes, que una vez removidos aparecían en otros lugares aledaños. También los obreros en huelga en el cerrejón, quienes crearon un sistema de defensas con barricadas para defender las instalaciones de la empresa y garantizar su lucha, derrotaron por la fuerza la pretensión del Esmad de ingresar a las instalaciones y acabar con la huelga. Igualmente la juventud trabajadora y estudiantil, en el gran levantamiento popular del 9 y 10 de septiembre en Bogotá, logró destruir completamente más de 20 Comandos de Atención Inmediata (CAI) y afectar y comprometer casi el 50% del total de los mismos en la capital, valiéndose del factor sorpresa y de la lucha con tácticas de guerra de guerrillas que evitaron que las fuerzas del Estado se pudieran concentrar, lograron dividirlas y someterlas por su inferioridad numérica, jornada que resultó en la acción militar de masas más grande ocurrida desde el Paro Cívico del año 1977.
Con la inevitabilidad del Paro General Indefinido que se avecina, se pronostica una terrible derrota de las fuerzas policiales a manos del pueblo, lo que con mayor razón llama al elemento consciente a realizar los mayores preparativos organizativos, de agitación y propaganda entre las masas para acelerar la derrota de las fuerzas represivas; derrota que no solo debe ser desde afuera, sino que también debe ir acompañada con trabajo desde el interior mismo de las fuerzas del enemigo.
Tal tarea no es un postulado voluntarioso que se base ciegamente en la emulación moral del pueblo con esbirros brutales, sino que hace parte de la táctica militar aplicada desde la aparición misma de la doctrina militar, documentada en el mismo afamado Arte de la Guerra de Sun Tzu, escrito en el siglo VI a. C., hacer trabajo de agitación y propaganda en las filas del enemigo cuando mayores son los ataques desde afuera, ayuda a minar la moral de la tropa y acelerar su descomposición, trabajo que también abona el terreno para que parte de los adversarios se pasen a las filas del pueblo, tal y como sucedió en la insurrección de 1948. Quizás el mejor ejemplo que demuestra que dicho trabajo es viable y da frutos, que no es una simple ensoñación como algunos revolucionarios sostienen, fue la magistral actividad desarrollada por los bolcheviques en las filas del ejército zarista en plena Primera Guerra Mundial, quienes crearon una prensa clandestina titulada la “Verdad de las Trincheras”, llegando a infiltrar el cuerpo de oficiales y hacer sobre todo trabajo en las bases de los soldados, ganando simpatía y la creación de varias células al interior de las fuerzas armadas, cuyos frutos se vieron reflejados ya para inicios de la revolución de febrero y en el momento en el que los soldados comenzaron a desertar en masa del frente y a fusilar a los cobardes y tiranos “oficiales”, cuando arribaron a las grandes urbes a nutrir las fuerzas de la revolución y a fortalecer los recientemente creados soviets de soldados.
A pesar de que en las Tesis sobre las tareas fundamentales del II Congreso de la Tercera Internacional ya se denunciaba una tendencia en la reorganización de los grandes ejércitos después de la Primera Guerra Mundial: “después de la gran matanza imperialista, todos los gobiernos del mundo han comenzado a temer a los ejércitos nacionales compuestos de campesinos y de obreros, y a recurrir en secreto a toda clase de procedimientos para reclutar unidades militares especialmente seleccionadas entre elementos de la burguesía y dotadas ex profeso del armamento más moderno,” hoy todavía las bases de las fuerzas policiales y del ejército siguen siendo de extracción campesina y obrera, y por ende susceptibles a la propaganda revolucionaria en situaciones revolucionarias y grandes estallidos sociales; no ocurre de igual forma con los cuerpos de oficiales que pertenecen a la burguesía y altas capas de la pequeña burguesía, quienes con especial celo fortalecen sus filtros en las capas superiores de las fuerzas armadas, en especial en la fuerza aérea, punta de lanza de todos los ejércitos modernos.
Epílogo
Cuando tengamos destacamentos de obreros revolucionarios (y bien entendidos en “todas las armas” de la acción revolucionaria) especialmente preparados y con un largo aprendizaje, ninguna policía política del mundo podrá con ellos, porque esos destacamentos de hombres consagrados en cuerpo y alma a la revolución gozarán igualmente de la confianza ilimitada de las más amplias masas obreras. Lenin
El presente trabajo fue pensado para tratar de dar una orientación clara al poderoso avance del movimiento de masas y las fuerzas revolucionarias que participan en él; dirigido no exclusivamente a Colombia, sino también a los poderosos levantamientos de masas que sacuden todo el mundo. La lucha ha sido desplegada en un momento de aguda desorganización y desorientación del elemento consciente que tiene su peso no solo a nivel nacional sino mundial; con la ausencia de una auténtica Internacional Comunista y de verdaderos partidos comunistas, se ejerce un peso negativo sobre las magníficas condiciones de los momentos actuales, lastre temporal que debe ser superado por el esfuerzo de los obreros, campesinos e intelectuales de avanzada que en dichas condiciones deben construir tales dispositivos estratégicos, cuya importancia reside en ser la tarea militar más importantes de éste periodo: Construir partidos en cada país como parte de una nueva Internacional.
Aun existiendo el partido en Colombia, dicho esfuerzo hubiera seguido siendo necesario y tal vez hubiera sufrido varios cambios, en especial con las tareas de los cuadros y la disposición de las fuerzas a través de un audaz plan para potenciar los grupos de choque obreros, sin embargo dada la falta del partido y sobre todo por la apremiante necesidad de alumbrar el movimiento en ascenso, este trabajo nació tal y como se presenta. La omisión a analizar las otras fuerzas militares del Estado, ya sean legales o ilegales, no obedecen a la creencia ingenua de que la burguesía no los utilizará en contra de las masas en momentos de apuros, sino a centrar la atención en el blanco principal de ataque de los grupos de choque: Las fuerzas policiales y antidisturbios.
Esperamos que las más amplias capas luchadoras y las distintas organizaciones revolucionarias a quienes va dirigido este trabajo, encuentren una orientación clara al respecto, que nos hagan llegar sus opiniones y ayuden en esta bella y gratificante construcción colectiva de la revolución proletaria.
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