La Registraduría Nacional suspendió el trámite de las revocatorias de mandato hasta que el Ministerio de Salud emita un concepto sobre si es viable o no recoger firmas en medio de la pandemia. Las 58 iniciativas de revocatorias y las dos solicitudes de referendos inscritos hasta el momento -incluyendo el revocatorio llamado Chao Duque -, tienen un costo superior a los 200 mil millones de pesos.
Ese “mecanismo” como lo llaman, hizo parte de las novedades que trajo la Constitución Política de 1991; sin embargo, el balance es que hasta el año 2017 se presentaron 166 intentos de revocatoria, de los cuales solo 69 han llegado hasta nuevas elecciones y solo una consiguió el objetivo; 65 de las 69 revocatorias que convocaron a votaciones, fueron vencidas por la alta abstención. El costo total de estos intentos de revocatorias de alcaldes y de un gobernador, fue de $1.888.000.000, ¡casi dos billones de pesos!
Nuevamente quedan en evidencia los dos caminos que tienen las masas populares para realizar los grandes cambios que necesita esta podrida sociedad. De un lado, el propio Estado burgués se encarga de usar la propia democracia burguesa para negar los derechos que plasma en la “carta magna”, pues con el argumento de la pandemia, niega los derechos políticos en la práctica. Las revocatorias sirven para que las clases dominantes agudicen sus contradicciones y se “saquen los trapitos al sol”, se enrostren casos de corrupción, compra de votos, escándalos y demás cosas normales bajo la dictadura de los ricos, pero en la práctica, no le sirven en nada al pueblo. Las revocatorias realmente le sirven a los socialdemócratas y liberales para enfriar la lucha obrera y popular y darle más vida al capital, más oxígeno al moribundo capitalismo y a su anacrónica democracia burguesa.
De otro lado, está el camino de la lucha directa, de la rebelión de los explotados y oprimidos cuya tendencia es hacia la preparación del Paro General Indefinido, jalonado por las fuerzas que se oponen al camino de la concertación y conciliación entre clases sociales, agrupadas en el Bloque por el Paro General Indefinido, el cual propugna por organizar la rebeldía espontanea de las masas y canalizarla hacia la paralización de la producción capitalista en las principales ramas de la economía, vinculando a amplios sectores de masas que dirijan su lucha contra los capitalistas y su podrido Estado.
Sumado a esto, la sociedad necesita un cambio de raíz que no se obtendrá mediante firmas, ni siquiera por medio la Huelga Política de Masas. Se necesita y se justifica la revolución violenta de los explotados contra el podrido orden de los explotadores, una revolución socialista que destruya el poder político, económico y militar de las clases parásitas que viven a costa del trabajo ajeno, una revolución que destruya las relaciones sociales de superexplotación capitalista acabando con la propiedad privada sobre los medios de producción y con ello la división social en clases sociales.
No basta con “tumbar” a uno u otro gobernante de turno, por más reaccionario que sea: primero, es casi imposible por medio de las revocatorias que invaliden a alguien; y segundo, si así lo lograran, bastarán unos meses para que “monten” o nombren a otro administrador de los negocios de los capitalistas, que podría ser más cavernario, violento y reaccionario contra las masas que el anterior. Por ello, llamamos a las masas a seguir por el camino de la lucha revolucionaria, del Paro General Indefinido, de la construcción del Partido político del proletariado que organice la revolución socialista que no deje piedra sobre piedra del caduco sistema capitalista.
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