Respondiendo al Cobarde Antonio Caballero

Caballero, un cobarde apologista de la explotación

“Lo grande no tiene nada de temible. Será derribado por lo pequeño. Y lo pequeño se hará grande”
Mao Tse-tung

Ayer 1 de diciembre, con un poco de tiempo dado por la tregua del domingo, frente a los últimos acontecimientos que me han tenido ocupada, pero muy emocionada pues no había tenido la oportunidad de presenciar una participación de lucha de las masas y una beligerancia tan grande de la juventud, me senté a leer algunas columnas de intelectuales que influyen en la opinión de un sector de las masas y me encontré con la columna de Antonio Caballero titulada “Ciegos” en la revista Semana.

Para algunos, Caballero es alguien progresista porque alguna vez se contagió del sarampión de la revolución y junto a otros intelectuales participaron activamente en la lucha de clases con la revista “Alternativa”, cuya labor fue importante para el movimiento obrero en elevar su conciencia política; en ese sentido es un referente a tener en cuenta para algunos intelectuales y obreros avanzados; por eso me pareció importante responder a esta columna que me produjo mucha indignación.

Allí, Caballero muestra su pelambre como representante de las clases dominantes, que ya no tiene ni un ápice de progresista, ni mucho menos de revolucionario; por el contrario, es el vocero de los que desean que el statu quo se mantenga para seguir como parásitos engordando a costa del desangre de las clases trabajadoras.

Una posición supremamente reaccionaria, desesperanzadora, argumentada en dos hechos en los que dice él presenció y los que supuestamente no sirvieron para nada: el Mayo Francés de 1968 y el Paro Cívico de 1977; donde se aprecia a un hombre cobarde que desde su cómodo escritorio invita a parar el paro y a someterse a su clase con resignación, a no continuar con su lucha, y a seguir arrodillado aceptando su “destino”.

Antonio Caballero se equivoca, como él mismo reconoce en la gran movilización del pueblo francés, y coincidencialmente con estos tiempos, la participación de la juventud, se logró un hecho inmediato que fue el retiro del general De Gaulle y hubiera podido lograrse más si se hubieran propuesto unos objetivos más audaces; no solo ir por el general sino por todo el Estado burgués; pero faltó la dirección de un Partido Comunista Revolucionario. Sin embargo, quedaron lecciones para el futuro, como que los pueblos son poderosos cuando se organizan y luchan; y si bien fueron reprimidos e incluso pagaron su osadía con muertos, los pueblos saben que siempre los tenemos así no peleemos; por el contrario, sobre esas lecciones hoy se levanta nuevamente el pueblo francés con el movimiento de los chalecos amarillos el cual no ha podido aplastar Macron, después de un año de combates.

En cuanto al histórico paro de 1977, Caballero falta a la verdad de forma amañada cuando dice que no se obtuvo nada; cuando fue un hecho el aumento del salario tres veces en menos de un año; punto que se había exigido en contra del “mandato caro” de López Michelsen, y frenar por 13 años las lesivas reformas laboral, pensional y la privatización de la salud; que si bien se impusieron después, fue gracias a que amordazaron el movimiento cuando los oportunistas se tomaron la dirección e impusieron la nefasta política de la conciliación y concertación con los enemigos, pero principalmente por la ausencia del Partido Comunista ML que fue desnaturalizado por la pequeña burguesía en esos años. El hecho es que la historia demuestra, contrario a lo que dice este intelectual de la burguesía, que no luchar nos ha proporcionado más derrotas, empeoramiento de las condiciones económicas, sociales y muchos más muertos de los que se presentaron el 14 de septiembre y sus consiguientes días.

A ese señor que califica de “ciegos” a los que luchan, cierra los ojos y se “olvida” que las leyes económicas y sociales del imperialismo muestran un sistema moribundo, en el que su contradicción esencial entre la producción cada vez más socializada y la apropiación de la riqueza en una ínfima minoría, ocupa ahora en el terreno social el lugar de contradicción principal en el mundo, dejando en evidencia la tendencia inevitable hacia la eliminación de las clases sociales y la opresión del hombre por el hombre: el Comunismo. Las rebeliones de los pueblos, los levantamientos e insurrecciones populares que sacuden al mundo, las guerras revolucionarias y de resistencia en distintas latitudes, confirman que en esa dirección van las luchas actuales, algunas más conscientes que otras. En ese sentido ya llevan el sello del triunfo así ahora puedan ser aplastadas, los obreros sabemos que contra todo presagio cobarde, vamos “de derrota en derrota hasta la victoria final, esa es la lógica del pueblo”.

Los capitalistas con todo su poder y sus fuerzas represivas asesinas, al final están condenados a perecer; como decía el camarada Mao Tse-tung, “son tigres de papel” que los vientos, las frescas brisas de la lucha y las tempestades terminarán por destruir. Su lógica es “¡de victoria en victoria hasta la derrota final!”

No señor Caballero, no nos atemoriza todo el despliegue de terror de este régimen narco paramilitar, pues lo que muestra realmente es que transpira miedo por todos sus poros; es una muestra de debilidad por las propias contradicciones interburguesas, un pueblo que no come cuento tan fácil, y las contradicciones económicas que no puede solventar sin apelar a la mayor superexplotación de los trabajadores ocasionando su rebelión. Como dice una consigna que rueda por las redes; ¡Nos han quitado todo, hasta el miedo! Venceremos a pesar de las derrotas y en contra de los intelectuales apologistas del capital.

Una camarada

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