Es ampliamente conocido que, en Bogotá, el alcalde Galán ordenó racionamientos de agua por zonas y días diferentes en la ciudad. Esta orden también se extiende a 11 municipios aledaños como Cota, Funza, Madrid, Mosquera, entre otros. Con la medida, pretende «garantizar el suministro en la actual coyuntura de bajos niveles de embalses con ocasión del fenómeno del niño» y «asegurar el llenado de los embalses para finales de 2024 a niveles promedio», según la propaganda oficial. Bogotá se surte de agua potable en un 70% del sistema Chingaza, con los embalses de Chuza y San Rafael que entre ambos suman apenas un 16,97% de llenado de volumen útil equivalente a 48,85 millones de metros cúbicos.
El nivel de los embalses que surten de agua potable a la capital de Colombia se encuentra demasiado bajo, debido al Fenómeno del Niño, ocasionado por la producción capitalista que quema combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural) que generan dióxido de carbono principalmente, metano (ganado) y el óxido nitroso por la agricultura, que liberan gases de efecto invernadero en la atmósfera; estos gases atrapan el calor del sol y hacen que la Tierra se caliente creando un efecto invernadero que produce altas temperaturas, sequías, descongelamiento de los casquetes polares, entre otras nefastas consecuencias. Sumado a esto, con el estímulo de la actividad productiva de la tierra, se viene en un proceso de desecación de los humedales y otras fuentes hídricas, que contribuyen a que la producción de lluvia se vea afectada.
Al racionamiento de agua en Bogotá y sus alrededores, se suman multas para los hogares que, según el gobierno distrital, excedan el consumo normal de agua. Mientras tanto, la burguesía capitalina y su gobierno guardan silencio frente a las exigencias del pueblo que llama por redes sociales y otros medios, a que a los grandes capitalistas como Bavaria, Postobón, Coca-Cola, por ejemplo, también se les racione el agua y se les impongan multas por usar grandes cantidades de agua para fabricar sus productos, con los que enferman a las familias proletarias.
El problema del agua a nivel mundial es de alta gravedad, de los 1386 millones de km³ de agua que contiene nuestro planeta, aproximadamente el 97% es agua salada y apenas el 2,5% se considera dulce. De ese 2,5% de agua dulce, el 70% se encuentra congelada en los polos. Sólo el 0,007% del total del agua existente en la Tierra es potable. Como se puede ver, a pesar de ser apodado “el planeta azul” porque está cubierto de agua en un 70%, apenas podemos aprovechar un porcentaje muy pequeño para el consumo humano, animal, para la agricultura y otras ramas de la economía. Hoy en día, las plantas desalinizadoras (instalación que convierte el agua salada del mar (o salobre) en agua apta para el consumo humano, así como para usos industriales y de regadío) son muy costosas y se vienen implementando de a poco con esta excusa, pues lo que no es rentable para los capitalistas, no son capaces de implementarlo masivamente para el bienestar de las masas.
Es sabido que los grandes capitalistas se apropian o desvían grandes cuerpos de agua para su interés de lucro, contaminándola y devolviéndola después del proceso productivo a ríos, océanos y demás, ya contaminada. Los capitalistas no resultan afectados por el racionamiento de agua en Bogotá; por el contrario, es el pueblo llano el que sufre los cortes por la contaminación ambiental que generan los capitalistas y adicionalmente, las multas dizque por derrochar el agua. ¡Son los imperialistas los que derrochan el agua!: «Las empresas dedicadas a la producción de comida ultraprocesada, tales como Coca-Cola, Pepsi, Nestlé, Bimbo, entre otras, consumen 133 mil millones de litros de agua en sus procesos de producción, reveló el laboratorio de estudios sobre empresas transnacionales (LET) de la UNAM.». Coca-Cola «extrae al año 55 mil millones de litros de agua y, para producir tan solo medio litro de refresco, necesita 34.5 litros, es decir, requiere 69 litros para elaborar 1000 mililitros [o un litro] de esta bebida.» «En Mérida [México], Coca-Cola tiene concesiones en 17 pozos, de los cuales extraen 4 mil 400 millones de litros de agua. Esta es la entidad donde más se consume refresco en el país y 49 por ciento de la población tiene diabetes.», según el portal El Financiero en una publicación de agosto de 2022.
Este derroche contrasta con otros datos aterradores para la situación de las masas en el mundo respecto al agua. Según la ONU Agua, «En 2021, más de 2000 millones de personas vivían en países con escasez de agua, situación que probablemente empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático y el crecimiento de la población.» […] «En 2022 había en el mundo al menos 1700 millones de personas que tomaban agua para consumo de fuentes contaminadas con heces. La contaminación microbiana del agua potable como resultado de la presencia de heces supone el mayor riesgo de toxicidad.» […] «Entre los restantes 2200 millones de personas sin servicios gestionados de forma segura se contaban en 2022 [,] 115 millones de personas que recogían agua superficial no tratada en lagos, estanques, ríos o arroyos.».
Todo el panorama anterior, nos permite afirmar con vehemencia que las clases parásitas de la sociedad (burguesía, terratenientes e imperialistas) son clases criminales porque derrochan y contaminan el agua en enormes proporciones para satisfacer su apetito insaciable de ganancia. Mientras los parásitos capitalistas engordan sus bolsillos, millones de familias proletarias son condenadas a tomar agua, literalmente, con mierda, con químicos tóxicos, o no tratada, es decir, agua no potable. Mientras subsista el capitalismo, la naturaleza continuará siendo víctima de ese mortal sistema de producción que, si no se le destruye, terminará por acabar con todas las formas de vida y con el planeta Tierra.
Es necesario oponer, ¡ya!, a toda la miseria que nos ofrece el capitalismo imperialista y su poder representado en el Estado burgués, la violencia revolucionaria de las masas armadas y organizadas en su partido político y en el ejército popular, como parte de una Nueva Internacional Comunista, que dirija la lucha de millones de masas rebeldes hacia la destrucción del capitalismo en todas partes, en todo el mundo. Cada muerto por deshidratación, por contaminación del agua, será vengado con la Guerra Popular, vía que conduce hacia la Revolución Proletaria Mundial.