Tal ha sido la suerte de 3700 familias obreras de Aguas Bogotá. Han desgastado sus nervios y fuerza muscular en el duro trabajo del aseo público. Y el pago del Alcalde Peñalosa ha sido: ¡despedirlos! ¡echarlos a la calle! Inermes, indefensas, desarmadas, pacíficas, estas familias reclaman su derecho al trabajo, y la respuesta de la Alcaldía ha sido militar: gases y garrote del escuadrón policial asesino al servicio de los capitalistas.
Denunciar la ilegalidad y arbitrariedad de los despidos, es el «gran crimen» de estos compañeros, por el cual se les condena al hambre y a los sufrimientos del desempleo.
Pero las derrotas no son derrotas si enseñan a luchar mejor. Es el momento de aprender, más cuando la rabia, la impotencia y el dolor ante las humillaciones recibidas, dan ganas de «matar y comer del muerto».
Los compañeros trabajadores de Aguas Bogotá se ilusionaron en las promesas de los politiqueros y les confiaron la defensa de sus propios derechos, bajaron la guardia, se dividieron, se desorganizaron, se desmovilizaron, dieron ventaja para que el Alcalde Peñalosa les diera su mazazo.
El Alcalde Peñalosa es la mano del Estado que aplica la dictadura de los capitalistas bajo el guante de seda de «Bogotá para todos». ¿Bogotá para todos? Mentira!! Pura demagogia!!. Así es la democracia de los ricos: democracia para los empresarios beneficiados con el gran negocio privado de la recolección de basura; y dictadura para los obreros de Aguas Bogotá privados de su derecho al trabajo.
Hoy todos los partidos politiqueros, de derecha, de centro y de izquierda, apelan al pueblo para que vote, pero apenas tengan poder en cualquier asquerosa institución del Estado, serán los primeros en empuñar el garrote contra el pueblo, el garrote de los impuestos, de los despidos, de las tarifas, de los códigos policiales, y también el garrote del ESMAD, de la cárcel y el asesinato para quien se atreva a protestar.
Ni los compañeros de Aguas Bogotá ni ningún otro trabajador pueden seguir confiando y apoyando a politiqueros que en época de elecciones ofrecen «el oro y el moro», y luego, cobran por ventanilla. Los trabajadores no pueden más que confiar en su propia fuerza porque ¡Solo el Pueblo Salva al Pueblo!
Algunos quieren arreglar el problema revocando al Alcalde, lo cual no es más que un pañito de agua tibia, pues vendrá otro, y otro, y otro más, que también aplicará en la ciudad la dictadura de los explotadores.
No basta revocar al desfachatado Alcalde Peñalosa. Es necesario revocar toda la pandilla de gobernantes en Colombia. Es necesario que la sociedad se libere del ejército de funcionarios estatales y del ejército de hombres armados, que solo sirven para maltratar y humillar al pueblo quien paga los impuestos para sostenerlos. Y deshacerse de esos parásitos no se logra votando en las elecciones, sino preparando y participando en una revolución, que es el medio violento con el cual las clases de los de abajo derrocan a las clases de los de arriba.
Entre tanto, unidad de los obreros y alianza con los hermanos campesinos bajo la bandera de ¡No Votar, Unir y Generalizar la Lucha Obrera, Campesina y Popular!