Desde hace varios años Revolución Obrera ha denunciado la actual guerra en Colombia como una guerra reaccionaria iniciada en la década del 80; como toda guerra, ésta tiene sus causas en la base económica de la sociedad, así aparezca por móviles políticos; para el período del que hablamos, se presentó como la lucha contra la insurgencia por parte de grupos de autodefensa, formados por las víctimas de ella.
Pero lo que estaba y está detrás de esta violencia es la disputa de una ganancia extraordinaria producida por la producción de sicotrópicos y otros menos escandalosos como el cultivo de palma africana, teca, explotación minera… una renta extraordinaria que ocasionó y sigue ocasionando la más brutal arremetida contra el pueblo. Los promotores de esta guerra han sido los terratenientes, los grandes empresarios, las compañías imperialistas con la anuencia del Estado y la participación de las guerrillas que durante las décadas del 60 y 70 jugaron un papel revolucionario.
Esta guerra reaccionaria, que en últimas obedece a la expansión de capitalismo en todas las regiones del país, ha cobrado la vida de miles de personas, en especial de los campesinos pobres, los obreros del campo y la ciudad y sectores de la pequeña burguesía que se han puesto de parte del pueblo.
Ya lo hemos dicho: quien se oponga a algún proyecto de desarrollo industrial en el campo está en la mira de los asesinos; quien quiera contar parte de la historia de esta guerra sabe que “plomo le espera” y eso tal vez le sucedió a Mauricio Lezama, el cineasta asesinado el paso 9 de mayo en la Esmeralda, Arauca.
No se sabe a ciencia cierta quienes son los responsables y los móviles del hecho; pero lo cierto sí es que estaba preparando un documental sobre el atentado perpetrado contra Mayo Villareal, una dirigente de la UP, uno de los tantos casos ocasionados por esta guerra donde los muertos siempre los pone el pueblo.
El gobernador de Arauca, dice que posiblemente fueron algunas disidencias de las Farc porque creyeron se trataba de un informante, o tal vez las llamadas bandas criminales, o tal vez… en fin, pudo ser cualquiera. Arauca es uno de los departamentos donde se mantiene el cultivo de coca y la extracción de petróleo, los cuales producen una renta extraordinaria disputada por distintos sectores con sus respectivos ejércitos, interesados en defender la producción y mantener el control del negocio, el Estado no ajeno en esa disputa; en el medio está la población expuesta a lo que se les dé la gana a estos grupos legales e ilegales.
Mauricio, de 38 años y con dos hijas, llevaba 15 años en Arauca, realizando una labor artística y cultural, con las ganas de desarrollar cine, arte que se ha venido aprestigiando, gracias a la labor de varios directores colombianos, resaltados y premiados por las grandes academias de cine.
Todos los días esta guerra cobra una vida y se debe intensificar la lucha general porque pare la guerra contra el pueblo y cese el asesinato de activistas sociales; pero si queremos que termine de una vez y de raíz, debemos prepararnos para que los verdaderos responsables sean expropiados por los obreros y campesinos, cuando conquisten el poder del Estado, destruyan esa maquinaria y establezcan un nuevo Estado dirigido por ellos.
