Del 7 al 10 de mayo en la ciudad de Bogotá más de 1.200 delegados de todo el país, en representación de sus 644 sindicatos filiales que agrupan a 592.000 afiliados, cumplieron la cita estatutaria de cada 4 años, para revisar, se supone, el estado actual de las condiciones materiales de los trabajadores y sus familias, el impacto de las políticas económicas y sociales, el avance o retroceso de las libertades sindicales, el empleo y los ingresos, las condiciones de los sindicatos, sus dirigentes y activistas, así como el estado de ánimo del grueso de los trabajadores.
Los trabajadores medimos el éxito de un Congreso por las decisiones políticas para enfrentar el Estado opresor, pero esto no sucedió en el VII congreso de la CUT: discursos “incendiarios”, pero alejados de lo que el pueblo laborioso requiere para enfrentar las medidas antipopulares del gobierno de turno arrodillado al imperialismo.
El primer día, saludos de todos los invitados y las diferentes ponencias que cada grupo al interior de la CUT defendían. También se trataron los asuntos de logística para el trabajo de las comisiones, cada una de ellas integradas por 100 o más participantes. Al día siguiente en menos de 4 horas la “discusión”, en la cual la participación era de quien quería por 5 minutos y no había tiempo para una segunda vuelta, ni a una réplica. En la tarde la mesa se reunía a hacer la relatoría, que no recogía todas las intervenciones “porque era muy difícil recoger todo”, decían ellos. La mesa estaba conformada por 4 personas, pero 2 de ellas eran de los sectores mayoritarios en la CUT: Sector Sindical del Polo Democrático y Sindicalismo democrático. ¡Ya podrán darse cuenta cómo funcionó la democracia en el evento y qué relatoría se llevó como conclusiones de cada comisión!
Se remató con “dos desafíos” para la Central que dirigirán su accionar por los 4 años siguientes: contribuir a que no se desbaraten los acuerdos de paz y por tal no se deterioren aún más las circunstancias de la democracia y se logre entonces avanzar en desterrar la cultura de la violencia política en el país, el mejor escenario para que la ciudadanía, los trabajadores y las organizaciones sociales y políticas puedan desarrollar la más amplia convergencia para salvaguardar la democracia y oponerse a los regresivos planes económicos sociales y laborales del PND. Y Fortalecer el sindicalismo, buscar mayor afiliación sindical y centralización organizativa, que logre recuperar la fuerza y liderazgo que en otrora tuvo el sindicalismo colombiano, y que por la combinación perversa del modelo neoliberal y la violencia antisindical nos ha llevado a la actual circunstancia de debilidad y de dispersión. Como si la fuerza del sindicalismo se recuperara marchando detrás de las banderas de la burguesía y sin zafarse del tal pluralismo que impide tener una política de clase proletaria clara en el sindicalismo.
¿Cómo se logrará? Llamarán, dicen ellos, a todo el pueblo colombiano a conformar la más amplia unidad y convergencia para enfrentar las políticas del gobierno de Iván Duque y a avanzar con éxito en las elecciones regionales del 27 de octubre respaldando candidaturas “progresistas y alternativas”. Es decir, amenazas de luchar contra el gobierno, pero unirse con los capitalistas y el mismo gobierno para legitimar la dictadura antiobrera y asesina de los explotadores en la farsa electoral. ¿Cómo puede prosperar un sindicalismo arrodillado al capital?
Y para el colmo de la vergüenza, la Confederación Sindical Internacional – CSI, de la cual hace parte la CUT, se proclama la voz de los trabajadores a nivel mundial y pregona la unidad de la clase obrera como fundamental para alcanzar los objetivos de los trabajadores en todo el mundo, objetivos que no corresponden a las sentidas reivindicaciones del pueblo laborioso, como bien lo demuestran sus tres frentes de lucha:
Democracia para las Personas: Cambiar las Reglas: Reclamar un espacio democrático y establecer una garantía laboral universal; Un Nuevo Contrato Social: con un piso mínimo de Garantía Laboral Universal. Normas para el negocio digital. Fiscalidad justa y servicios públicos; Transición Justa para la Ambición Climática: mediante una firme participación y representación sindical al desarrollar planes nacionales sobre el clima. Más de la misma basura democrática burguesa y nada real para frenar la voracidad de quienes están triturando a los trabajadores y destruyendo el medio ambiente.
Como era de esperarse de esa dirección que hoy cabalga sobre el movimiento sindical: tibias fueron sus propuestas, pero frías sus actuaciones. No pasaron de decir que coordinarán con todos los sectores sociales el impulso de diversas movilizaciones y la preparación de un paro nacional, pero amarran a los obreros a encabezar y alentar las luchas reivindicativas en el marco de la institucionalidad que garantiza los privilegios de los enemigos: “movilización y lucha masiva y civilizada por paz (para los ricos), soberanía, democracia y derechos laborales”. Y sin sonrojarse siquiera, se atreven a vociferar que el VII Congreso de la CUT fue un «éxito rotundo». Definitivamente, los trabajadores no tenemos otro camino que reestructurar el movimiento sindical, aislar de él al oportunismo empotrado por décadas como contenedor de la rebeldía de los obreros.
Una asistente al Congreso de la CUT