Vientos, oleajes y lluvias torrenciales fueron el inicio de la tragedia sobre todo para la inmensa mayoría de la población del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, especialmente de Providencia, por cuanto el 98% de su infraestructura quedó destruida con el paso de los huracanes Iota y Eta el mes de noviembre del año pasado.
Y decimos apenas el inicio, por cuanto a ello se suma la ineptitud del Gobierno de Iván Duque, el cual, no pasó de declarar la calamidad pública por un año con posibilidades de ampliarse y de comprometerse a reconstruir la isla en el mal llamado Plan 100 días, cuyo comienzo dilató hasta el 1º de enero de este año y en el que prometió la construcción de 1.134 casas nuevas y a principios de junio solo se habían construido ¡2 casas!
A esta tragedia se suma que en junio comenzó la nueva temporada de huracanes en la región, la cual va hasta noviembre, y hasta el momento no hay un plan seguro de contingencia para garantizar la vida y la economía de la población de Providencia.
Ante la desidia del régimen y su cinismo, las masas de la isla han salido a las calles a manifestarse, a expresar su inconformismo, pues a muchos les ha tocado endeudarse para poder volver a lo que queda de sus casas.
Y como si esto no fuera suficiente, en medio de la tragedia al Estado no le duele en lo más mínimo abusar de su poderío, y así, durante estos días, los pescadores, además de luchar por sus proyectos productivos perdidos completamente, desde el mes de abril vienen luchando contra la construcción de una Base de Guardacostas de la Armada de Colombia en la cuenca del Bawden, pues su construcción significa un daño ambiental que afectará la pesca, base de su economía.
En realidad, la tragedia en Providencia es mucho mayor, ya que por más de 10 años no ha habido hospital y algo tan sencillo como heridas o un parto, deben ser atendidos en San Andrés; tampoco hay un puerto sino un muelle. Y es tal la ineptitud del gobierno, el cual, en lugar de resolver, no hace sino sumar excusas, culpando al paro, para justificar la imposibilidad del paso de los insumos de Barranquilla a la isla, cuando se sabe que en mayo fue incautada una avioneta procedente del aeropuerto de Guaymaral con 446 kilos de cocaína, supuestamente con ayudas humanitarias y ese si no tuvo inconvenientes para arribar a la isla; del mismo modo los 100 días que prometió el títere Duque se cumplieron mucho antes del inicio del paro el 28 de abril.
Por donde se le mire, el Estado, en manos de la facción mafiosa y paramilitar de la burguesía en lugar de soluciones, ha usado y abusado, especialmente de la tragedia en Providencia, de ahí la justeza, como en toda Colombia, de su levantamiento popular. El cual debe continuar con mayor brío, aprendiendo de las grandes lecciones que ha dejado la lucha desde el 28 de abril, consolidando una dirección nacional revolucionaria que se prepare a dirigir toda la sociedad, pues ya los opulentos han demostrado hasta la saciedad su completa incapacidad para gobernar.
¡Por un gobierno de obreros y campesinos, no de los explotadores!