“Ayúdame a darle una mejor calidad de vida, ya que yo no puedo. No quiero verlo sufrir y no tengo recursos. Cuídalo mucho, ámalo. Nació el 04-06-2020. Tiene dos vacunas”.
Esto se lee en el papelito que tenía Enmanuel, dejado por su madre el viernes en la noche en una calle de Barranquilla.
El Estado va a investigar la ubicación de la madre para que responda por lo sucedido. Y muchos tal vez dirán lo mismo, buscar a la culpable de abandonar su bebé; o que si no tenía corazón, que fue una desalmada y el por qué no buscó ayuda de familiares, amigos, etc.
Pero en la nota de la madre es claro quién es el desalmado, sin corazón y responsable de que hoy Enmanuel, como lo bautizaron los policías que lo encontraron, no tenga a su madre. Un maldito sistema de mierda que ha puesto al pueblo en una condición de inanición, donde muchos dependen cada día de un diario, pues no hay empleo y los despidos aumentan, única y exclusivamente porque los malditos parásitos burgueses quieren seguir ganando cada vez más.
La madre en su nota refleja, por el contrario, un profundo amor por su bebé, al desprenderse de él para que alguien con mayores recursos le pueda dar lo que ella no puede. Todos los proletarios saben el angustiante y desesperante sentimiento de no tener para darle a sus hijos y saben que se hace lo que sea para que ellos tengan, así sea poco, algo que “echar a la boca”.
Esto no lo pueden entender los ahítos burgueses y los gobernantes, pues unos con la riqueza obtenida de la explotación y los otros de la corrupción, tienen sus alacenas llenas, eso sin contar los lujos y extravagancias que pueden darse a costa de la esclavitud asalariada.
Es hora efectivamente de buscar al culpable para que responda, por Enmanuel, Leidy, por los niños que han quedado huérfanos porque sus padres se quitaron la vida por la situación, por los niños que mataron sus padres porque no podían aguantar más. Es hora de cobrar todo esto y más: a los burgueses, a los terratenientes, a los politiqueros, a la policía, al Ejército, a la iglesia, a los jueces, al Estado burgués, destruyéndolo con la rebelión del pueblo oprimido.
¡La revolución se justifica!