9400 millones de pesos se malgastaron en la compra de 367.000 gorras VERDES para la policía. Así es, otros 9400 millones que se despilfarran abierta y descaradamente en medio de la crisis económica y social que para los pobres ha significado esta pandemia.
367.000 gorras VERDES para la policía, e inmediatamente después se les ocurre la «ideota» de cambiar el color del uniforme de los más de 170.000 policías, dizque para mejorarles su visibilidad, tener una mejor imagen y lograr un mayor acercamiento a la comunidad.
A la basura irán a parar los uniformes verdes, toneladas de material que representan miles de millones de pesos que el Gobierno saca de los fondos que los colombianos están obligados a entregarle al Estado para que los administre, o mejor para que se los reparta a los grandes empresarios y a sus ladrones e ineptos ministros, gobernadores, congresistas, alcaldes… mientras miles de colombianos aguantan hambre cuando cada segundo se llenan las arcas del erario para que los mantenidos ladrones de cuello blanco roben insaciablemente.
Ahora bien, salieron los escuderos del régimen y los jefes de la policía a decir que el gasto no es más que el presupuestado para renovación de dotación; una mentira vil, como si fuera difícil deducir que el cambio de color en el uniforme lleva consigo la transformación de toda la imagen de esta podrida institución asesina. No son solo los uniformes, es todo lo que recuerde que la policía era verde; es todo el dinero que continuarán gastando en campañas publicitarias, papelería, insumos, puestos de mando y operatividad en todo el país, etc. para transformarlos de asesinos y violadores verdes a azules.
Lo único que trae esa «ideota» es que decenas de miles de millones sean lanzados a la basura; y peor aún si se tiene en cuenta que en manos de corruptos los gastos del Estado se multiplican exponencialmente, transformándose en una cifra muy difícil de calcular, pero que representa trabajo, sudor y sangre de los colombianos. Sí, de los colombianos, la mayoría de los cuales está aguantando hambre y mueren todos los días al lado de la opulencia de los ricos y del robo y el despilfarro de quienes administran este podrido Estado burgués.
¡Dinero para mejorar la imagen de la policía! Que gran afrenta para el pueblo victimizado por esta institución asesina y violadora que se ha cebado sobre los hijos del pueblo. Institución totalmente podrida, y no por la composición de sus filas ─muchas de las cuales pueden estar llenas de hijos de obreros y campesinos─; pútrida porque es la fuerza principal para sostener en pie a un Estado que al decir Lenin: «Es una máquina destinada a la opresión de una clase por otra, una máquina llamada a mantener sometidas a una sola clase todas las demás clases subordinadas». Y la policía está para salvaguardar los negocios de los ricos y para aplastar con la violencia asesina todo lo que atente contra su amo burgués.
En esta asquerosa institución es en la que se ha abierto una bocatoma por donde durante un buen tiempo fluirán miles de millones derrochados, solo para pretender que desaparezca del mundo la imagen del color verde manchado de sangre roja de obreros y campesinos.