Nuestra Vida Vale Más Que Sus Ganancias

Nuestra Vida Vale Más Que Sus Ganancias 1

La Organización Mundial de la Salud – OMS, una institución adjunta a la imperialista ONU, estableció el 10 de septiembre como el Día Mundial de la Salud Mental, y este año lo dedicó a la prevención del suicidio. A los imperialistas y a los grandes monopolios les “preocupa” el aumento de las enfermedades mentales y, particularmente, la creciente ola de suicidios, cuya escandalosa cifra alcanza las 800 mil personas al año; es decir, por cada 100 mil personas se suicidan 16 y otras tantas intentan suicidarse; dicho de otra forma, cada 40 segundo se presenta un suicidio.

La cifra es alarmante hasta para una institución como la OMS, cuyo papel es prestar atención a los problemas de la condición de salud de los esclavos modernos para garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo y, por ahí derecho, la del capital en todo el mundo. La OMS se presenta como la cara “amable” del infierno de la explotación mundial capitalista y sus propósitos; como el de este año de “aunar esfuerzos para prevenir el suicidio”, son meros paliativos que no tocan la esencia del problema: el capitalismo; cuya vida depende de devorar a los hombres que producen la riqueza.

Los más de 1400 suicidios registrados en el primer trimestre del 2019, entre niños, adolescentes y una determinada cantidad de adultos; el caso reciente del estudiante de la Universidad Javeriana, beneficiario del miserable programa “ser pilo paga”… en su mayoría demuestra que no se trata de un problema individual, que no es una “enfermedad del Siglo XXI” como aseguran los intelectuales pagados por la burguesía, sino que tiene sus causas en este infernal sistema, calificado por los imperialistas y sus loros cagatintas como “el mejor de los mundos posibles”.

El capitalismo descarga la más profunda crisis en los hombros de la clase obrera mundial, convirtiendo el suicidio en un problema social relacionado directamente con el sistema moribundo y en descomposición, que pone a los miembros de la clase obrera y sus familias en una condición desesperada, trayendo consigo el más despiadado sufrimiento para las masas laboriosas, que encuentran en el alcohol, las drogas, las sectas religiosas y la muerte… una forma de escapar a la terrible realidad.

Pero el proletariado revolucionario sabe que la humanidad no está condenada a seguir padeciendo, comprende que existe un futuro luminoso para la sociedad, que la redención a los sufrimientos impuestos por los explotadores tienen una salida cierta con la revolución proletaria, y que es posible construir el paraíso aquí en la tierra, como dice el himno internacional de la clase obrera:
¡No más salvadores supremos!
¡Ni césar ni burgués ni dios, 
pues nosotros mismos haremos
nuestra propia redención!

Somos lo obreros quienes debemos tomar en nuestras manos nuestro propio futuro y debemos saber y hacer valer con nuestra lucha unida y organizada: nuestra vida vale más que sus ganancias.

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