Como es de amplio conocimiento, dos suboficiales de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) fallecieron en el desfile de silleteros que se realizó en la pasada Feria de las Flores en Medellín, después de caer desde una altura considerable mientras realizaban una maniobra amarrados con una cuerda que los aseguraba a un helicóptero. Sin embargo, las acusaciones que hace el padre de uno de los militares son contundentes. Con dolor y mucha rabia denuncia que su hijo le dijo que no quería realizar la tarea por la forma en que lo venían haciendo, pues en cualquier parte del mundo usan dos tipos de líneas o cuerdas, una de trabajo y otra de vida o de seguridad en caso que falle la de trabajo: en este caso no estaban asegurados con la línea de vida. Este adolorido padre se preguntó ante los medios de comunicación si el ministro de guerra, o la cúpula militar serían capaces de enviar a sus hijos con una sola cuerda, sin línea de vida. Evidentemente la respuesta a dicha pregunta es negativa.
Las fuerzas armadas son el pilar central sobre el que descansa el poder del Estado de los ricos, y en su gran mayoría los hijos del pueblo son los que las componen y los que ponen los muertos y mutilados. Los jefes políticos y comandantes de dichas instituciones asesinas, poco o nada se interesan por el bienestar de las tropas que derraman su sangre defendiendo la propiedad privada de los burgueses y terratenientes, todo maquillado con el patrioterismo burgués.
Es por eso que los pensionados de las fuerzas armadas reclaman sus derechos en las calles para que el Estado, al cual le sirvieron por décadas, les pague sus mesadas o les brinde salud de calidad. Es por eso que en medio de las operaciones en campo, las tropas se rebelan contra sus comandantes exigiendo un mejor trato, mejor comida y descanso. Por eso algunos soldados o policías deciden quitarse la vida antes que seguir soportando esas terribles condiciones con que el Estado de los ricachones somete a aquellos jóvenes que dan su vida por defender intereses ajenos a los del pueblo.
Lo que le sucedió a estos dos suboficiales no fue un simple accidente. El Estado de los ricos es el responsable de su muerte. Por eso el servicio militar obligatorio debe servirles a los jóvenes humildes que son reclutados a la fuerza, como aprendizaje en instrucción militar, para poner ese conocimiento al servicio del pueblo, cuando armado luche por la liberación definitiva del yugo de los capitalistas.
El Estado de los ricos asesinó a estos dos suboficiales con su negligencia y debe ser un motivo muy poderoso para que al interior de las filas de las fuerzas armadas se cuestionen realmente si vale la pena defender los intereses de los monopolios y de una patria que no les pertenece. Los policías y soldados de filas deben dejar de reprimir a los luchadores del pueblo, de perseguirlos, de hacerles inteligencia, de asesinarlos, pues ellos son sus verdaderos hermanos. No vale la pena morir defendiendo intereses y banderas ajenos.