Foto del patio taller donde están ubicados los buses abandonados de Metrolínea
El pasado 23 de agosto en asamblea de accionistas de Metrolínea, conformada por los municipios de Girón, Floridablanca, Piedecuesta, Bucaramanga y el gobierno nacional a través de los ministerios de Hacienda y Transporte, tomaron la decisión de iniciar el proceso de liquidación de la empresa. Varias razones llevaron a esa decisión como son, la falta de liquidez, malos manejos administrativos -léase corrupción-, poco número de pasajeros y la pandemia del COVID-19, los cuales agudizaron la crisis que ya se venía gestando desde hace algunos años en este sistema de transporte.
Metrolínea fue un sistema que se comenzó a construir en Bucaramanga en el año 2004, durante la alcaldía de Honorio Galvis, ese sistema de transporte masivo, está basado en el modelo de Autobús de tránsito rápido que comenzó a desarrollarse en la década de los 70 en Brasil, el sistema busca mejorar el flujo de pasajeros a través de buses en su mayoría articulados que viajan por carriles exclusivos y sus usuarios pueden acceder a través de estaciones. En Colombia ese sistema se implementó por primera vez en Bogotá en 1998, con Transmilenio, reemplazando la construcción del metro que se ha tratado de implementar desde ya más de 5 décadas y que se sabe sería una de las mejores soluciones para mejorar la movilidad en esta ciudad, pero al día de hoy sigue sin construirse.
Asimismo, en Bucaramanga y el área metropolitana, Metrolínea era vendido como la solución a todos los problemas de movilidad, incluso el sistema de transporte de buses convencionales fue sacado progresivamente para que Metrolínea moviera a todos los usuarios y no tuviera competencia. Sin embargo, comenzaron a identificarse varios problemas, por ejemplo, en las horas pico los trabajadores durante años tuvieron que aguantar altos niveles de estrés, porque Metrolínea movía “masivamente”, pero la gente tenía que ir amontonada, prácticamente una sobre otra para no perder la ruta. Igualmente, comenzaron las demoras de algunas rutas principalmente en horas pico y los usuarios debían esperar mucho tiempo para acceder a una.
A la par de esos problemas se sumaron los malos manejos administrativos, los cuales, llevaron a elevar las deudas del sistema, como es el caso del Portal de Papi Quiero Piña, el cual, nunca se terminó, el proyecto contemplaba que el portal tuviera parqueaderos para los buses, zona de mantenimiento y puntos de descanso para los conductores, pero esa obra solo avanzó en lo físico 24% y en lo financiero el 41%, las obras fueron paralizadas y en un laudo arbitral que Metrolínea perdió, fue obligado a cancelar a Urbanas – Estaciones Metrolínea, $134.147 millones, más intereses, como compensación por la suspensión de las obras de construcción de todas las obras del Portal PQP en Floridablanca, el fallo fue emitido el 18 de febrero de 2016 por el Tribunal de Arbitramento de la Cámara de Comercio de Bucaramanga. La deuda asciende a 149.000 millones de pesos, otras de las deudas que ahoga financieramente a Metrolínea es la que tiene con el concesionario Movilizamos de 111.000 millones.
Portal de Papi Quiero Piña
Otro de los problemas que tiene Metrolínea en la actualidad es que con la falta de liquidez no tiene como comprar nueva flota de buses o realizar el mantenimiento de los buses que ya lo requieren, por eso, la operación está siendo prestada en un 76% por buses convencionales, ante este panorama la decisión de la liquidación es inminente.
A pesar de que el anuncio de liquidación viene acompañado de una posible “solución” de crear un nuevo ente gestor del sistema integrado de transporte público, los trabajadores de Metrolínea se mostraron preocupados por su futuro laboral y realizaron un mitin, donde pidieron continuidad laboral y la no suspensión de la prestación del servicio, según Heli Fiallo Oviedo integrante del Sindicato de los Trabajadores del Transporte, 400 obreros dependen laboralmente directa o indirectamente de Metrolínea. Además, los trabajadores, estudiantes, semiproletarios y demás personas que se movilizan a diario entre Bucaramanga y el área metropolitana tienen una exigencia desde hace algún tiempo, la rebaja del pasaje pues en Bucaramanga se paga uno de los pasajes urbanos más caros del país ($2.800).
Por esta razón, los comunistas planteamos que en el socialismo la movilidad no debe estar pensada para mover masivamente a la clase obrera a sus lugares de trabajo para generarle ganancias a los burgueses, sino se debe pensar en una movilidad con enfoque revolucionario, donde no haya, estrés, haya suficiente espacio, sin contaminación del medio ambiente y sea tan eficiente que no sea necesaria la compra de automóviles, pero esto solo se logrará cuando la clase obrera y el campesinado dirijan la sociedad y se produzca para el bien de las personas, y no con el afán de ganancia y competencia impuesto por el capitalismo.
Pero mientras se logra avanzar hacia la revolución, desde el portal Revolución Obrera apoyamos la exigencia de los trabajadores de Metrolínea de continuar con sus puestos de trabajo, además, de la rebaja del pasaje porque la clase obrera no puede seguir sobreviviendo con un costo de vida tan alto.
Corresponsal de Santander