Así posaron a través de pésimos discursos los dirigentes del partido “rosadito” de la FARC en la toma que hicieron cientos de excombatientes el pasado 3 de noviembre en la Plaza de Bolívar en Bogotá, concentrados allí con la intención de denunciar el asesinato sistemático del cual son víctimas sus bases, pedir perdón y hacer suplicas lastimeras de forma repugnante y cínica ante el régimen mafioso y sanguinario de Duque, haciendo más énfasis en expiar sus “pecados” y rogar clemencia, que en denunciar el asesinato sistemático del cual son víctimas las bases desmovilizadas de las FARC.
Y pese a que desde la firma del acuerdo de paz en La Habana se han asesinado 230 desmovilizados, 2 de ellos mientras realizaban la toma “cultural” en Bogotá, a las direcciones de dicho partido les dio por “celebrar” la vida y la paz con conciertos musicales y parranda. Es decir, con completa hipocresía y descaro los jefes de la FARC hablan de vida cuando masacran a sus bases; hablan de paz cuando desde la firma del acuerdo se han asesinado más de 1000 dirigentes sociales; cuando aún retumban los cañonazos de la terrible guerra por las ganancias que deja el negocio de los psicotrópicos en el campo, de las ganancias de la renta extraordinaria de la tierra y de la minería. ¡Qué buena carrera han hecho con los holgazanes y corruptos burgueses en el establo parlamentario! ¡Que buenos organizadores de pan y circo resultaron ser!
Ingenuamente sus bases se expusieron a largas jornadas de caminatas por la “paz” desde distintas ciudades del país -tratando de imitar la toma de la minga indígena en Bogotá- para denunciar la matanza y pedirle protección al mismo Estado que está ordenando jalar del gatillo, ¿Con qué resultado? Con ninguno, pues con fiestas no se denuncian estos hechos tan graves, ni con suplicas se ablanda al verdugo. A la bases de la FARC las está matando la confianza ciega en el Estado de los ricos y su falsa paz, que a través de sus más de 200 años de historia ha aprovechado cada amnistía1
para masacrar a los insurrectos desmovilizados, implantar implacablemente su dictadura y defender a ultranza sus intereses. A las bases de la FARC también las está matando su dirección vendida y reformista comprometida en cuerpo y alma en la defensa del Estado de los ricos y sus fuerzas militares, en defensa de sus leyes y corroídas instituciones. Todo esto ha dejado un fuerte sinsabor en sus bases quienes ya no ven esperanzas ni perspectivas de lucha en su partido “rosadito”, pues cada vez se rompen sus engaños e ilusiones.
1 Para más información ver “La Historia de las amnistías: Una historia de Engaños
Sin embargo, para aquellas bases que aún anhelan una verdadera revolución y ponerle freno al terrorismo de Estado, deben saber que las masas ya valientemente lo vienen enfrentando con lucha revolucionaria en las calles, sin ningún tipo de súplica o ruego, tal y como se presentó en el pasado levantamiento popular del 9 y 10 de septiembre, y para aquellos que consideran que sus esfuerzos para acercar el triunfo de la revolución socialista en Colombia caen en balde, deben saber que el camino de la redención comienza por romper con su inservible partido reformista y buscar una verdadera guía revolucionaria. Hoy el proletariado revolucionario, consciente de su misión histórica y de las tareas de la revolución en Colombia, está dispuesto a abrirles un campito en su trinchera de lucha, pues son duros y magníficos los combates que se avecinan para sepultar a este moribundo y putrefacto sistema.