Hace unos días fue aprobada la Ley de Financiamiento o reforma tributaria, que amenazaba con generalizar el IVA del 19% a la canasta familiar, y que pasó de largo luego de que el gobierno, cauteloso ante la indignación general del pueblo, anunció que el IVA ya no iba. Ese fue el único punto que quedó en espera, porque el resto de la reforma antipopular pasó con honores.
Las excusas saltan por miles: que existe un déficit fiscal, que es necesaria la austeridad, que se deben garantizar los recursos… en fin, una sarta de mentiras para engañar al pueblo y favorecer a los grandes monopolios. Pero los mismos expertos en tributación explican que esta reforma no es más que una ley para «otorgar beneficios tributarios a las 10000 empresas más grandes del país»; en resumidas cuentas, ni siquiera es una ley de financiamiento, pues con estos nuevos impuestos el Estado espera recoger 7,1 billones y paralelo a ello piensa otorgar a los monopolios beneficios tributarios de 8,1 billones de pesos. Más claro no canta un gallo, del bolsillo del pueblo colombiano va a salir el «socorro» para los «pobres» monopolios que, según Duque y su ministro «Ratasquilla», pagan mucho impuesto.
¡Qué indignación! Una vez más se comprueba que este Estado es el poder político de los poderosos, que a su antojo hacen aprobar leyes a su favor, mientras descargan miseria y hambre sobre las clases trabajadoras, incluso sobre la pequeña burguesía.
Y este es solo el comienzo, el gobierno Duque que representa el sector mafioso de la burguesía, en tan solo cuatro meses ha demostrado sus pretensiones para con el pueblo colombiano. Un gobierno que a través de leyes y garrote quiere imponer las medidas ya anunciadas por la OCDE y ratificadas en el programa de gobierno, o mejor dicho la Agenda Empresarial 2018-2022 de los grandes gremios económicos.
Es por eso que un nuevo episodio de la lucha de clases se avecina en Colombia; es seguro que el pueblo se levantará ante las medidas antiobreras y antipopulares del Estado y su gobierno; levantamientos que ya han demostrado radicalidad y fuerza, como lo fue el paro estudiantil; levantamientos que deben ser generalizados y concretados en el Paro Nacional Indefinido, que logre no solo detener las medidas contra las masas laboriosas, sino que sea parte de la acumulación de fuerzas necesarias para cambiar definitivamente la sociedad. Esta nueva ley de financiamiento, no es más que un respiro para los monopolios y depende de la lucha de los desposeídos permitir que sigan sobreviviendo a costa de la mayoría.
