La chispa que encendió la pradera en Medellín fue la iniciativa de hacer el mural que surgió de las madres afectadas, los jóvenes artistas y el pueblo que han persistido durante 22 años en su lucha porque se haga justicia, que se sepa la verdad o por lo menos encontrar los restos de sus seres queridos enterrados en La Escombrera y darles digna sepultura. Se demostró que “Las cuchas no estaban locas” contradiciendo las mentiras de la fiscalía, ya que el 18 de diciembre del 2024, comenzaron a encontrar los restos humanos en la escombrera.
Con los colectivos de artistas y la comunidad surgió la tarea el 12 de enero de hacer el mural, con la frase insigne de Las cuchas tienen razón, frase que puso a temblar de miedo a la burguesía en Colombia y por ello el alcalde Federico ordenó borrar los murales al día siguiente.
Es interesante analizar la respuesta por parte del pueblo a nivel nacional, pues la idea de pintar murales se generalizó en diferentes ciudades del país e incluso en otros países; la chispa, que fue la elaboración del mural en Medellín, encendió la pradera a tal punto que posteriormente se elaboraron murales en Bogotá, Cali, Popayán, Pasto, Neiva, Manizales, Barranquilla, Bucaramanga entre otras ciudades.
Más que una guerra de murales elaborados por el pueblo luchador y de otro lado el querer borrarlos por parte de los alcaldes representantes del Estado burgués y los fanáticos de mantener el orden social que quiere la derecha, en esencia se refleja la agudización de la lucha de clases, es decir las clases dominantes y en especial la burguesía mafiosa que, temerosa de seguir perdiendo el poder del gobierno, actúa de manera cobarde y desesperada pretendiendo callar la voz del pueblo no solamente borrando murales, sino amenazando abiertamente como se presentó el día 20 de enero en Cali donde un ex-militar amenazó a los artistas abiertamente con su pistola y aunque fue detenido por la policía, en poco tiempo fue puesto en libertad.
Toda esta situación deja algunas enseñanzas que como luchadores debemos generalizar, por ejemplo la elaboración de los murales que se convirtió en un grito de guerra contra la impunidad contra el cinismo de los podridos gobernantes burgueses, pero a la vez se convirtió en un punto de reencuentro de los luchadores participantes del levantamiento popular, algunas organizaciones, activistas y comunidades que atendieron el llamado de la protesta mediante el arte.
Es muy positivo el hecho de que el pueblo esté muy receptivo a la lucha contra el terrorismo de Estado, de tal manera que ante el llamado de la denuncia a través del arte se presentó como una chispa que encendió la pradera en Colombia. Otro asunto muy importante que fue reconfortante y bonito es volver a experimentar que la unión hace la fuerza, en las diferentes ciudades se volvieron a reencontrar los luchadores, comunidades, colectivos artistas, recordando precisamente la fortaleza que se tuvo en el levantamiento popular.
Es también una enseñanza y fortaleza saber que el pueblo ha perdido hasta el miedo, que ya no le teme a la muerte y que no se quiere dejar gobernar por la burguesía mafiosa que estableció un régimen de robo y terror contra el pueblo colombiano.
Por eso es importante volver a retomar las Asambleas Populares con Independencia del Estado. No es conveniente ilusionarse con que en la fiscalía o que la policía le dé justo castigo al paraco exmilitar que agredió a los jóvenes muralistas en Cali, por ejemplo, ya no es coherente pensar en que se haga justicia a favor del pueblo con el Estado burgués, cuyas instituciones están podridas hasta las raíces, ya que hubo cambio de gobierno, pero el carácter del Estado burgués sigue siendo el de perpetuar la dominación y explotación capitalista.
Para darle solución a la problemática de los pobres del campo y de la ciudad, ya no se puede con ilusiones de la paz total y menos cuando el país está encendido con diferentes guerras en regiones como el Cauca y el Catatumbo; no es coherente exigir justicia a través del actual Estado que está podrido, siendo necesario enviarlo al basurero de la historia.
Necesitamos que el pueblo haga su propia justicia construyendo poder popular, que el pueblo tome las riendas de su lucha sobre la base de una Plataforma de exigencias que a través de las Asambleas Populares hagan valer desde ya sus decisiones, haga cumplir sus derechos. No podemos depender de un gobierno reformista que no tiene poder.
Es decir, como dicen los compañeros grafiteros y muralistas si nos borran un mural volveremos a hacer mil murales. Ese es el ejemplo a seguir, persistiendo hasta que los distintos problemas del pueblo sean solucionados.
El llamado que hacemos desde las páginas de Revolución Obrera es a organizar las fuerzas de los luchadores en el campo y la ciudad y prepararnos para la posibilidad de un nuevo levantamiento popular siendo necesario organizar las Asambleas Populares Independientes.
¡Ni el Estado ni los politiqueros, Solo el Pueblo Salva al Pueblo!
